martes, 16 de noviembre de 2021

Mozart: Adagio para violín y orquesta


En 1770, el niño Wolfgang Amadeus Mozart accedió a un puesto en la pequeña orquesta de la capilla de Salzburgo. Tenía trece años. El cargo era de concertino, es decir, el solista en la sección de primeros violines. Imaginamos que nuestro amado Wolfgang habrá estado encantado con su temprano oficio, si bien era algo protocolar y por ello, creemos, no recibía salario alguno. Sin embargo, poco antes de cumplir los veinte años, comenzó a recibir un pequeño ingreso, 150 florines al año, que Wolfgang consideró miserables. 


En septiembre de 1777, Wolfgang abandonó Salzburgo y se embarcó, en compañía de su madre, en una gira que incluía Augsburgo, Mannheim, París, y Munich. En Augsburgo, presentó su segundo concierto para violín y orquesta. Escribió a su padre: "...todo el mundo estaba sorprendido... todos alabaron mi sonido hermoso y claro". Poco después, en Munich, repitió la gracia y le contó a Leopold que el público había "mirado con ojos como plato y la boca abierta... Toqué cómo si hubiese sido el mejor violinista de toda Europa".

Genio del violín
Así pues, el pequeño maestro fue tan violinista en sus años mozos como tecladista durante toda su corta vida. Y su padre Leopold lo sabía. En respuesta al hijo genio, escribió: "No me sorprende en absoluto" ... "Tú mismo no sabes lo bien que tocas el violín".
Recordemos que hacía veinte años Leopold había publicado su célebre tratado sobre el aprendizaje y la enseñanza del violín, tratado que estuvo vigente durante medio siglo. De modo que la opinión no venía de un padre lisonjero, sino de un experto.

El violinista Brunetti
Ahora bien, cuando en 1772 Jerónimo Colloredo fue elegido príncipe-arzobispo de Salzburgo  –convirtiéndose así en el patrón de Mozart–, trajo consigo un entusiasmo generoso por la música italiana que le llevó a contratar a varios músicos italianos. Entre ellos, un violinista de nombre Antonio Brunetti, quien no cayó nada de bien a los Mozart. Según se contaba, el violinista había tenido una hija fuera del matrimonio con una hermanastra de Michael Haydn. Cotilleos aparte, a Wolfgang no le quedó más que soportarlo, y participar, junto a él, en las giras que Colloredo acostumbraba, llevando de paseo a sus mejores músicos.

Adagio para violín en Mi mayor, K 261
Fue compuesto en 1776, precisamente para Brunetti. El italiano consideraba que el segundo movimiento del Concierto No 5 de Mozart, era muy lento y engorroso, opinión que no hizo sino confirmar a Mozart sus peores impresiones sobre el gusto italiano. No se molestó para nada y, sencillamente, escribió un sucedáneo, que resultó todo un éxito. Hasta hoy. Es una pieza de concierto independiente que gusta a intérpretes y público.
Escrita para dos flautas, dos trompas, cuerdas y violín solo, dura alrededor de cinco minutos.

El maestro Itzhak Perlman, al violín, dirige la Orquesta Filarmónica de Israel.

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