lunes, 11 de agosto de 2025

Shostakovich, Concierto para violín y orquesta No 1


Durante gran parte de su vida, Dmitri Shostakovich despertó todos los días preguntándose si aquella mañana estaría gozando de la gracia y el favor de las autoridades soviéticas, o por el contrario, siendo objeto de alguna pesquisa destinada a fisgonear en su conciencia revolucionaria. La década de 1940 fue una de las más complejas: su renombre se alzaba prominente un año para bajar hasta su desaprobación grosera al año siguiente, para luego subir al otro año y vuelta a contar.


El "Decreto Zhdánov"
En el año 1948, el comisario de la cultura Andrei Zhdánov, consuegro de Stalin por añadidura, firmó el infame decreto que lleva su nombre. Con él, se condenaba a Shostakovich, junto a otros compositores (Prokofiev y Khatchaturian, entre ellos), por "perversiones formalistas y tendencias antidemocráticas en la música, ajenas al pueblo soviético y a sus gustos artísticos". El maestro fue despedido del Conservatorio de Leningrado, donde enseñaba composición desde hacía diez años. Además, tuvo que disculparse, públicamente. Sin embargo, al año siguiente publicó un Oratorio que suponemos habrá sido del gusto del pueblo soviético o, al menos, de Zdhánov, porque la pieza hizo merecedor a Shostakovich de un Premio Stalin en metálico (uno más, llevaba varios: el péndulo).

Dmitri Shostakovich (1906 - 1975)
Concierto para violín y orquesta No 1, en La menor
Fue compuesto en 1947-48, pero el maestro decidió suspender su publicación, habida consideración del decreto, y de su propio y patético arrepentimiento.
Una buena idea, porque es muy probable que en su momento la obra haya sacudido al comisario Zdhánov por su perversión formalista y tendencia antidemocrática. Sin embargo, siete años después, un verdadero músico, el destacado violinista ruso y dedicatario de la obra, David Oistrakh, tuvo la impresión contraria, luego de recibir la partitura, publicada finalmente en 1955:

"Es una obra muy atractiva que ofrece grandes oportunidades, no sólo para que el violinista demuestre su virtuosismo, sino también para la expresión de profundas emociones, pensamientos y estados de ánimo."

Movimientos
00:40  Nocturne: Moderato  
Un movimiento intimista, lento y meditativo. Después de una introducción de violonchelos y contrabajos, emerge el violín a cargo de una melodía de gran fuerza interpretativa, exigiendo del intérprete gran fuerza física y mental. El movimiento termina de manera diáfana, con un acorde del violín solista que se desvanece.

13:29  Scherzo: Allegro non troppo  Más jovial y veloz, y al mismo tiempo juguetón e ingenuo en la melodía. Según algunos, tiene un aire demoniaco. El primer tema evoca a los campesinos y a los pobladores de las llanuras del Volga. Una curiosidad: el movimiento usa la secuencia Re-Mib-Do-Si, que en la notación germana corresponde a D-S-C-H, las iniciales y algo más, de Shostakovich.

19:36  Passacaglia: Andante  Una Passacaglia en estilo barroco, consistente en un tema de 17 compases con acentos fúnebres marcados por los timbales. El tema comienza con los violonchelos y contrabajos. Más adelante es tomado por toda la orquesta, a ratos con inclusión del solista, que lleva una melodía expresiva sobre el bajo. El movimiento tiene una cadenza solista de grandes proporciones, con la que culmina el movimiento, enlazando con el cuarto sin pausas.

28:58  Burlesque  Contiene elementos del folclor ruso, con acentos de percusión, una danza gitana y un ostinato rítmico de gran velocidad. Los instrumentos de viento madera prevalecen en este movimiento, y el violín solista hace acrobacias virtuosísticas durante todo el movimiento, terminando de forma acelerada en el tempo Presto.

La versión es de la violinista estadounidense Hilary Hahn, acompañada de la Filarmónica de Berlín, conducida por el director letón Maris Jansson.


lunes, 4 de agosto de 2025

Clementi, Sonatina para piano No 3, op 36


Llegado al mundo a mediados del siglo XVIII para abandonarlo a mediados del XIX, el compositor ítalo-británico Muzio Filippo Vincenzo Francesco Saverio Clementi, hizo la gracia de vivir ochenta años en una época en que el promedio de vida era exactamente la mitad.

Por ello talvez, fue capaz de componer alrededor de 120 sonatas para piano y cerca de 20 sinfonías -entre otros trabajos sinfónicos- mientras ejercía los oficios de pianista virtuoso, pedagogo, editor de música y exitoso fabricante de pianos, sí, el novedoso instrumento que por esa época comenzaba a acompañar las veladas de las familias de la naciente burguesía. No eras un buen burgués si en tu salón no resplandecía un bello pianoforte junto a la chimenea y el ventanal que daba a tus primorosos jardines.

Como era de esperarse, la demanda de música impresa para teclado aumentó significativamente, con especial énfasis en piezas sencillas, de corte pedagógico, destinadas al disfrute y ejercicio de los jóvenes estudiantes. Y ahí estuvo el maestro, para satisfacer esa demanda. 

Muzio Clementi (1752 - 1732)
Entre sus 120 sonatas para piano, sobresale un pequeño grupo de seis que conforman el Opus 36. a las que en principio llamó "prograsivas" pues su dificultad va en aumento, de la primera a la última. Hoy se las conoce como "sonatinas", que no significa otra cosa que piezas en forma sonata de dificultad accesible. 

Fueron compuestas en Londres, en 1797, cuando el maestro frisaba los 45 años y llevaba treinta afincado en Londres. Fue un éxito inmediato y arrebatador, preludiando, quizá. que el maestro moriría famoso y rico.

Sonatina para piano n.º 3 en Do Mayor, op. 36
Las seis Sonatinas, de dificultad progresiva como ya se ha dicho, poseen distinto carácter, pero en todas ellas están presentes la gracia y las melodías encantadoras. 
La pequeña joya que aquí presentamos tiene una duración de escasos cinco minutos. Pese a ello, consta de tres movimientos:

0:00 Spirituoso
2:25 Un poco adagio
3:20 Allegro

La versión, brillante, es de la niña de nueve años, Yuja Wang, vestida en esta oportunidad como niña de nueve años.

sábado, 2 de agosto de 2025

Stravinsky, Serenata para Piano Solo

En Septiembre de 1925, Igor Fiódorovich Stravinsky, algo perplejo, se topó de lleno con la modernidad. Había escrito una Serenata para Piano que iba a constituirse en su primera grabación electrónica, para la firma americana Brunswick Records. Visto desde hoy, el contrato estipulaba una exigencia algo exótica. Ninguno de sus cuatro movimientos podía sobrepasar los tres minutos de duración, debido a que cada uno de ellos debía tener cabida en un lado de un disco de 78 rpm, velocidad definitiva establecida recién ese mismo año. Igor se atuvo a ello con entusiasmo, dedicando la pieza a su esposa de aquellos años, su prima Yekaterina Nosenko, 

Igor Stravinsky (1882 - 1971)
La pequeña obra (de apenas 10 minutos) fue compuesta en Viena el mismo año de su grabación. Consta, como ya se ha dicho, de cuatro movimientos. Con ella, el maestro ruso logró llevar al siglo XX la forma Serenata, muy popular en el siglo XVIII, que solía ser encargada por príncipes mecenas para deleite de las cortes en ocasiones festivas. Pero como el mismo Stravinsky escribió, se trata aquí de una "imitación de la Nachtmusik" de aquella era. No esperéis, entonces, ni por asomo, oír las armonías dieciochescas.


Movimientos

0:00 Hymne. Una invitación a los huéspedes de la velada. Luego se desarrolla un diálogo canónico entre las festivas voces agudas y el registro grave retumbante.

2:53 Romanza. Representa un «solo de homenaje ceremonial rendido por el artista a los invitados». Una línea de bajo marchante avanza con dificultad, y luego salta y baila con exuberancia.

5:24 Rondoletto. Una virtuosa tocata, con un torrente interminable de notas rápidas y contrapunto imitativo.

8:04 Cadenza finale. Tranquila y reflexiva, sus fluidas líneas se deslizan con gracia y libertad, como "pájaros que volaran en círculos en el cielo".

La versión (solo audio) es del mismísimo Igor Fiódorovich Stravinsky. 

sábado, 8 de marzo de 2025

Liszt: Rapsodia Húngara No 2

La parafernalia llevada al extremo... Y por qué no?


Entre 1840 y 1847, Franz realizó múltiples y extensas giras por toda Europa, visitando ciudades tan alejadas como Sevilla o Moscú. En todas ellas recibió "el cariño de su público", como diríamos hoy. Liszt se esforzaba por complacer a esa audiencia, llegando a tocar tres o cuatro veces a la semana, para especial disfrute de las damas, que se desmayaban en medio del recital, o armaban una trifulca para adueñarse del pañuelo del artista, cuando éste se retiraba, luego de ofrecer un bis con un par de rapsodias húngaras.


Las rapsodias húngaras de Liszt derivan de un estilo y danza del siglo XVIII llamada verbunkos, utilizada en Hungría durante el reclutamiento de tropas, para entusiasmar a los campesinos con la maravillosa vida de los ejércitos.
Cuentan con al menos dos secciones contrastantes: una lenta, o lassan, y una rápida, o friska.
En toda su vida, el maestro compuso 19 rapsodias, cuya tarea abordó en dos etapas, entre 1846-53 y 1882-85.

Sobre gustos...
Según unos pocos pero intrépidos estudiosos, las rapsodias húngaras de Franz Liszt representan "el lado menos respetable" del compositor. Su encanto residiría no en su invención musical sino en la deslumbrante expansión del espectro de expresión posible en el piano, o dicho de modo menos elegante, en "la variedad de ruidos que pueden hacerse con un piano". Duras palabras.
Pero a Franz le debe haber importado poco. Con que las damas siguieran desmayándose en sus recitales, y se agarraran de las mechas por su pañuelo, estaba todo bien.

Rapsodia húngara N° 2 -- Valentina Lisitsa
Publicada en 1847, la Rapsodia Húngara N° 2 es la más famosa de las 19 rapsodias escritas por Franz Liszt sobre temas húngaros. Ofrece, sin lugar a dudas, una extraordinaria oportunidad para el lucimiento del intérprete, de quien exige gran habilidad y destreza, obsequiada aquí con brillantez por la artista ucraniana Valentina Lisitsa.
¿Parafernalia? Sí. ¿Y por qué no?