Cuando el compositor francés Camille Saint-Saëns era un bebé de apenas dos meses, su padre, un funcionario del ministerio del interior, moría consumido por la tisis, lo que llevó a la familia a temer que Camille pudiese haber heredado la enfermedad. No fue así, afortunadamente, no obstante sobrellevar durante gran parte de su vida una salud delicada y cargar con una endeble constitución física.
Más bien al contrario, el autor, nacido en 1835, cinco años antes que Tchaikowski, sobrevivió a éste y a otros músicos de su época por un buen número de años, llegando a vivir una buena parte del siglo XX, pues murió en Argel, en 1921. Y tal como sucede con Liszt, que nos parece un músico muy posterior a Chopin, al compositor francés lo sentimos cercano por la misma razón, la longevidad, que los premió a ambos.
Carnaval de los animales
A todo esto se suma el hecho de que algunas de sus más célebres composiciones no tuvieron buena acogida en sus estrenos, y recién el público se rindió a ellas en fechas muy posteriores a la de su composición.
Es el caso de la suite orquestal "Carnaval de los Animales", una suerte de broma privada que Saint-Saens escribió en 1886, en Viena, al regreso de una desafortunada gira que se le ocurrió realizar por Alemania justo después de haber hablado pestes de Wagner y de la música alemana.
Escrita con el objeto de olvidar los sinsabores de la gira, se trata de una suerte de "fantasía zoológica" dividida en catorce cuadros. Desalentado por el pobre recibimiento de la obra, Saint-Saens prohibió que se ejecutase mientras él estuviese vivo (con excepción del cuadro El Cisne), y no fue sino hasta 1922, un año después de su muerte, que pudo ser escuchada en su totalidad por un público más amplio y numeroso, alcanzando recién ahí una celebridad que no le ha faltado desde entonces.
El Cisne
Los catorce cuadros hacen referencias cómicas a buena parte de la música escrita por otros compositores de su época, incluido él mismo. Las citas son a: Rossini, Berlioz, Offenbach, Mendelssohn y otros, y la comicidad descansa fundamentalmente en los tempos insólitos con que se interpretan los trozos, o los instrumentos escogidos para ello. El cuadro titulado El Cisne es el más serio y tranquilo de la obra, también, el más "romántico". La ejecución de su melodía está encomendada al violoncello.
La versión es del destacado cellista Yo-Yo Ma, nacido en Francia, de padres chinos.
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Maravilloso este cuadro, Dago querido!! Puchas que ha inspirado buena música el cisne. Nuevamente, y como te decía ayer, qué ganas que este blog pueda llegar a más gente. Tenemos que seguir pensando y buscando cómo expandir esta genialidad tuya. ¡¡Gracias!! Nos vemos el próximo miércoles en el homenaje a tu gran maestro, Oscar Gacitúa. Besos miles y abrazos apretados..
ResponderEliminarMuchas gracias por tus buenos deseos, querida Queca. Al entrar a la página me acordé de un antiguo programa de TV chileno, en que se escuchaba el primer cuadro que tiene que ver con el León. Mäs de una vez escuché tararearlo en la calle: es la magia, insospechada a veces, de la música. ¡Cómo se hubiese alegrado Camille!
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
Muy acertada tu descripción del como y el porque de El Carnaval de los Animales.
ResponderEliminarLa interpretación de Yo-Yo Ma bastante buena. Es una obra que, en cualquier caso, gusta escuchar.
Muchas felicidades y adelante.
Hola: Gracias. Y acertadas tus palabras también. Porque aquí se intenta precisamente dar una luz acerca del cómo y el porqué de las piezas.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.