Mathilde Wesendonk |
Poco después, en abril de 1857, su mecenas y consejero, el banquero Otto Wesendonk, le alquiló a Wagner una sencilla casa, en Zurich, en los terrenos que aquél tenía dispuestos para la construcción de la mansión que había proyectado habitar en compañía de su joven y bella mujer Mathilde, trece años menor que él y poeta por añadidura.
En septiembre de ese año, Richard recibió como huéspedes al director de orquesta Hans von Büllow y su esposa Cosima, hija de Franz Liszt. Los Wesendonk, ya algún tiempo mudados a su espléndido nido de amor, eran invitados frecuentes, sobre todo Mathilde, que pasaba largo tiempo sola pues Otto debía viajar con frecuencia. Así pues, las veladas que se realizaban en la casita, llamada curiosamente El Asilo, contaban con la presencia –si de las damas hablamos– de Minna, mujer de Richard, Cosima y Mathilde.
Richard Wagner (1813 - 1883) |
Mística y subyugante fue la pasión que nació entre ambos. Las visitas de Mathilde a El Asilo se hicieron más frecuentes y también el intercambio de cartas en lenguaje velado. Pero todo se fue al diablo cuando Minna interceptó una carta de Mathilde en que el lenguaje ya había perdido el velo. Como consecuencia, los Wesendonk partieron de viaje a Italia, y Minna dejó solo a Wagner, que se obligó a continuar trabajando en el Tristán. Meses más tarde, abandonó El Asilo y partió a Venecia, luego a Lucerna, donde dio por concluida la obra en agosto de 1859. Tristán había muerto, también Isolda. Richard no, estaba vivo, pero solo.
Preludio y muerte de amor
Con total independencia de las predicciones mayas, en el festival de Cannes de 2011 se presentó el film del director danés Lars von Trier, "Melancholia", un drama que contiene una curiosa mezcla de elementos propios de la ciencia ficción y reflexiones sobre la vida y el destino de los seres humanos, que finaliza con la destrucción total de la Tierra por el choque con otro planeta. El film comienza con una suerte de obertura, de alrededor de diez minutos, filmada en cámara lenta, sin diálogos ni sonido ambiental, en que, junto con escenas del espacio y la inminente colisión, se presentan en una secuencia onírica los temas y los personajes que von Trier explorará posteriormente. La secuencia completa es acompañada por una versión orquestal reducida que une el preludio al tercer acto y el aria final de Tristán e Isolda.
[Agregado el 21.09.2014] El párrafo anterior quedará solo como información pues el video fue quitado de Youtube. En su reemplazo, el preludio de Tristán e Isolda en su versión original, con Zubin Mehta dirigiendo la Bayerische Staatsoper y Bayerisches Staatsorchestre, en Munich.
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Wagner no es de los músicos que más me guste, pero esta aria es muy hermosa.
ResponderEliminarMe alegro de que te guste, pos Anónimo. Si haces clic en la palabra Wagner de esta entrada, puedes deleitarte con otra joya de Richard: la obertura de la ópera Tannhäuser. Gracias por tus palabras.
EliminarSeguramente si lo escuchas más te darás cuenta de que es maravilloso, de lo mejor que uno pueda escuchar, pero por supuesto que es difícil...
EliminarA los 11 años escuché por vez primera y por radio, música clásica y allí me enamoré de las obras de Richard Wagner. Leí en un libro de mitología celta la historia de Tristan e Isolda
ResponderEliminary quedé prendada de la intensa pasión y amor que la pareja vivió, la ópera es muy bella y creo que reproduce fielmente ese tremendo amor,intenso y tormentoso pero gran amor al fin.!!
Hola: Interesante aporte. Muchas gracias por tu comentario, Anónima. Un saludo.
ResponderEliminarbellissimo, sublime, no me canso de escucharlo, hermoso, me arranca lagrimas de emoción cada vez que lo escucho. saludos y gracias
ResponderEliminarHermoso comentario, Anónimo. Creo que nos sucede a todos (o debiera). Un saludo, y gracias por dejar tu opinión aquí.
EliminarParece como si Wagner hubiera escrito su música para que von Trier hiciera la película después.La obertura, maravillosa, és sencillamente el anticipo que nos ha traido hasta el dodecafonismo, la música contemporanea, sin olvidar otros grandes genios, por supuesto, Richard Strauss, por ejemplo...Es una obra que te aprieta el corazón hasta dejarte sin aliento, sobre todo si también has visto la película, la más triste y deprimente que yo he podido ver en mi vida, sin embargo imprescindible. Una historia la de Trier, que también te encoge el alma y que nos reduce a la auténtica realidad del megalómano ser humano: la nada.La destrucción total, sin dejar huella nos convierte en inexistentes seres vivos de los que nadie, nunca , conocerá su realidad, ni su historia, ni su arte y creatividad, al mismo tiempo que su infinita capacidad autodestructiva, aunque en este caso es la natura, el cosmos quien acaba con todo.
ResponderEliminarHola, Unknown: Excelente comentario. Muchas gracias. Y parece que sí. Wagner escribió la música para que von Trier hiciera la película. Extraordinario. Gracias otra vez, un buen abrazo y saludos.
EliminarMuy buen o el apunte biográfico, que a veces no lo muestran claro...
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Anónima.
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