lunes, 27 de agosto de 2018

A. Bruckner: Sinfonía No 4, "Romántica" - Finale


Un compositor "campechano"
Anton Bruckner fue un compositor bastante curioso. Un organista de primera, se transformó en un escrupuloso compositor pasados los 37 años, una avanzada edad si recordamos que Mozart murió a los 35. Cumplidos los treinta, consciente de sus debilidades en armonía y contrapunto, decidió tomar un curso por correspondencia con un renombrado pedagogo (el pedagogo en Viena, Bruckner en Linz). Seis años después, repitió el procedimiento para afinar sus conocimientos en orquestación.
Como resultado de este aprendizaje a distancia, a los cuarenta años ya gozaba de un nombre y pudo tomar el cargo de profesor de teoría musical en el Conservatorio de Viena. Lo que no había cambiado era su espíritu sencillo, campechano, y "de poco mundo". Previo al estreno de la Cuarta Sinfonía en 1880, luego de un alentador ensayo, puso unas monedas en la mano del director, el muy aristocrático Hans Richter, invitándolo a que celebrara con una cerveza.


Nacido en Ansfelden, Austria, en 1824, el mayor de once hijos de un maestro de escuela y organista, Anton Bruckner es autor de misas, motetes, obras corales y las nueve sinfonías por las que es mayormente conocido, obras monumentales, rigurosas, de elaborada escritura contrapuntística, según apuntan los estudiosos. En 1865, el autor asistió al estreno de Tristán e Isolda, experiencia que lo transformó en un ferviente admirador de Wagner, hasta el fin de sus días. Sin embargo, la influencia, o el componente "wagneriano" de su obra posterior, es aún materia de debate.

Anton Bruckner (1824 - 1896)
Un ferviente católico
Bruckner nunca se casó, pero la orientación católica, apostólica  y romana de su espíritu religioso no fue obstáculo para que desarrollara el curioso hábito de proponer matrimonio a muchachas en flor que luego lo rechazaban, provocando en él una inexplicable molestia. Con el paso de los años su impericia en la seducción aumentó, en paralelo con otras "excentricidades" que asombraban a sus conocidos y que hoy entendemos como comportamientos obsesivo-compulsivos. A raíz de una crisis, en 1867 debió ingresar a un sanatorio donde permaneció por tres meses.
Pero vivió treinta años más. El maestro murió en Viena, en octubre de 1896, con su Novena Sinfonía acabada en sus tres primeros movimientos.

Sinfonía No 4 en Mi bemol mayor, "Romántica" -  Mov 4

Es la única de sus sinfonías a la que el autor dio título, el que debe entenderse en el sentido que apunta a un "romance" medieval, como pueden serlo Lohengrin, o Siegfried, de Wagner.
Numerosas son las versiones que existen. La versión original es de 1874 pero nunca fue interpretada ni publicada en vida del maestro. A partir de esa fecha, Bruckner la revisó una y otra vez, hasta las últimas modificaciones de 1887. No fue ajeno a tal ajetreo la opinión de un par de alumnos que sostenían la necesidad de hacer más "amigable" con el auditor la música del maestro.

La obra cuenta con cuatro movimientos y extensión total de una hora, poco más o menos.
Por ello, se presenta aquí la coda del último movimiento, Finale, en su versión de 1880, y marcado por el autor como Bewegt, doch nicht zu schnell, algo así como "movido, pero no demasiado", y que se ha convertido en uno de los finales sinfónicos más logrados.

El maestro rumano, Sergiu Celibidache, dirige la Münchner Philharmoniker, 1983


4 comentarios :

  1. Hola Dago. En otra parte creo haber escrito que lo más admirable de la música de Bruckner es su arquitectura, no tanto sus ideas. Escuchándolas, tengo la impresión de que son frutos del tesón y de la voluntad terca de trabajo mas que de inspiraciónes torrenciales al estilo de Mozart o Schubert. Pero igual son modelos de construcción sinfónica.

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  2. Hola, Daniel: Así parece ser. Ya es leyenda la historia de la construcción de catedrales. Saludos y muchas gracias por el comentario, siempre un aporte. Gracias.

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  3. Respuestas
    1. Hola, Anónimo: Te pido disculpas. Borré accidentalmente tu interesante comentario. Y no he sabido recuperarlo. Pero te adelanto que estoy de acuerdo en términos generales. Y muchas gracias. Ahora... si pudieras reescribirlo... te lo agradezco también. En este blog, jamás se ha eliminado un comentario, hasta ayer...

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