jueves, 6 de agosto de 2020

Schubert / Liszt: "Erlkönig"


En 1782, el poeta, escritor y músico Johann Wolfgang von Goethe honró a sus amigos y seguidores con una nueva obra maestra, su célebre balada "Der Erlkönig". Inspirado en la mitología nórdica acerca de un oscuro rey elfo, el poeta narró en ella la estimulante. mística, y finalmente trágica historia de la desesperada cabalgata de un padre para salvar a su hijo enfermo que, delirante, está por sucumbir a la seducción de Der Erlkönig, el Rey de los Elfos.


El poema fue un éxito inmediato, y un buen número de músicos se embarcó en la musicalización de la obra, en forma de lied, o canto para voz y piano, muy popular en la época. De todos ellos. el más célebre hasta hoy pertenece a un compositor que por esos años no había nacido, Franz Schubert, a quien, curiosamente, el poeta Goethe ignorará más tarde cuando le sean enviados poemas suyos musicalizados por el compositor.

Schubert tenía 18 años cuando compuso una primera versión del lied, en 1815. Pero la publicó recién en 1821, como su Opus 1, luego de las proverbiales revisiones a las que el autor sometía sus creaciones. En marzo de ese año se presentó al público por primera vez en el Theater am Kärntnertor, de Viena.
Para esas fechas, el pianista húngaro Franz Liszt tenía diez años. Ya veremos cómo interviene aquí.

Erlkönig
de Schubert no es un lied para cantantes aficionados, o de poco vuelo. Sus cuatro personajes (narrador, el padre, el hijo, y el Rey de los elfos) requieren voces altamente entrenadas. Asimismo, el piano acompañante es igualmente exigente. como el mismo Schubert lo señaló, refiriéndose a los tresillos en octavas del inicio: "Son muy difíciles para mí. Tal vez un virtuoso podría tocarlos".

Ese virtuoso fue Franz Liszt. Será él quien lleve Erlkönig —así como el lied en sí mismo— desde los salones a la sala de conciertos. Luego de la prematura muerte de Schubert (en 1828, a los 31 años), el joven pianista húngaro establecido en París tomó para sí la tarea de transcribir para piano solo los lieder de Schubert, con Erlkönig entre ellos, uniendo voz y piano en una pieza auto-contenida.
A las dificultades de origen del lied de Schubert, el maestro Liszt sumó el virtuosismo extraordinario del que hacía gala.

La pieza comienza con los "infames" tresillos de octavas (así calificados por célebres ejecutantes). que el mismo Schubert no podía tocar. Pretenden recrear el tono de horror, simulando el galopar del caballo. Después de poco más de cuatro minutos ―el trágico final ya ha llegado, el niño está muerto― la pieza termina del modo más simple imaginable, con una cadencia perfecta, aunque dramática.

La versión, impecable, es de la extraordinaria pianista china Yuja Wang.

2 comentarios :

  1. Estupenda historia, y soberbia interpretación, como siempre en esta gran artista. Excelente blog, gracias por él.

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    1. Hola: Muchas gracias a ti por tus palabras. Saludos.

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