viernes, 17 de marzo de 2023

Gabriel Fauré, "Pavana", Opus 50


Gabriel Fauré, organista, compositor y pianista francés, se quedó completamente sordo al final de su vida, tal como Beethoven (con el debido respeto). Pero a diferencia de Ludwig, el músico francés se quedó sordo cuando ya había cumplido los setenta. La ciudad de París decidió rendirle homenaje en 1922, con motivo de su 78 cumpleaños, para agradecer su enorme contribución al desarrollo de la música francesa desde el Romanticismo hasta el modernismo de Debussy Ravel, este último su aventajado alumno en el Conservatorio de París, que también escribirá una pavana, aquella para una infanta difunta.

La revista británica The Musical Times resumió así la ocasión:

"...[fue] una espléndida celebración en La Sorbona, en donde participaron los más ilustres artistas franceses, lo cual le dio mucha alegría. Se trató de un espectáculo conmovedor: el de un hombre presente en un concierto de su propia obra e incapaz de escuchar una sola nota. Solo observaba, pensativo. Pese a todo, mostraba agradecimiento y satisfacción."

El riesgoso oficio de músico
Fauré nació en París en 1845, cuatro años antes del fallecimiento de Chopin, en el seno de una familia en la que no había ningún músico. El propio Fauré recordó una vez lo sorprendente que había sido para él descubrir su amor por la música a los diez años y que sólo de adulto fue consciente del gran riesgo que habían corrido sus padres al apoyar su elección de carrera.  
Pero el joven Gabriel tenía talento, y buena estampa. Su gran amigo y protector, Camille Saint-Saëns, será quien se encargue de presentarlo ante los círculos musicales parisinos, donde más tarde hará de las suyas en el universo femenino.
Gabriel Fauré (1845 - 1924)

Pavana, opus 50

En 1887, una breve pieza escrita para piano y voces, Pavana, encantó a su patrona Elizabeth, condesa de Greffulhe, a quien estaba dedicada. Dulce y elegante, la pieza recordaba con propiedad aquella danza española de las cortes del siglo XVI, la pavana.
Cuando al año siguiente se estrenó la versión orquestal, Elizabeth sugirió a Fauré, muy suelta de cuerpo, que incorporara un coro "fuera de escena" y, si no sería mucho, algunos bailarines. Todo ello, desde luego, entrañaba embarcarse en un evento de gran envergadura. Pero Elizabeth no dio su brazo a torcer y, en 1891, con el indispensable respaldo de la condesa en la producción, la versión orquestal de la Pavana se montó como un gran espectáculo coreográfico. Coros y bailarines engalanaron, una vez más, una de las tantas fiestas que Elizabeth acostumbraba celebrar en los jardines del Bois de Boulogne.

Con coro o sin ellos, la obra se escucha hasta hoy como fondo musical en variados medios, televisión, publicidad, o cine. Y las versiones cantadas tampoco menudean. Barbra Streisand, ni más ni menos, tuvo el acierto de incorporarla a su álbum Classical Barbra. 

Peter Dijkstra dirige la Radio Philharmonic Orchestra, de Amsterdam.

4 comentarios :

  1. Me encanta tu blog.Es un auténtico placer leerlo y escucharlo.Muy agradecida

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    1. Hola: Me alegro. Muchas gracias x el comentario. Saludos.

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  2. Excelente...
    Gracias por el espacio, la información y sobre todo, la música...
    Saludos desde Topolobampo, Sinaloa, México

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    1. Hola; Gracias a ti x el comentario. Saludos a Sinaloa!

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