martes, 6 de septiembre de 2011

Rachmaninof: Concierto piano N° 2


De origen aristocrático, Vasili Arkadievich Rachmaninof se incorporó a los 20 años a uno de los regimientos más distinguidos de la Guardia Imperial rusa. Pero no por ello dejó de pasarla bien. Hombre de carácter alegre y expansivo, no se tomó mucho tiempo para dilapidar la fortuna a la que había accedido al casarse ventajosamente con una heredera de vastas tierras. Poco antes de abandonar a la familia en la única propiedad que había sobrevivido al despilfarro, Vasili Arkadievich, que no por nada había escrito una polka cuando joven, reparó en que su hijo Sergei estaba suficientemente dotado como para iniciar estudios musicales serios.


En efecto, el pequeño Sergei había dado muestras de su talento a los cuatro años acompañando al piano a su abuelo materno en piezas para piano a cuatro manos. Tres años más tarde, una pianista graduada del conservatorio de San Petersburgo, especialmente contratada, será la encargada de dirigir y acompañar los primeros pasos del futuro compositor, quien finalmente recibirá su diploma de graduación en el Conservatorio de Moscú, a los 20 años de edad, en 1893.

Sergei Rachmaninof obtuvo un éxito temprano. Recién egresado del conservatorio, estrenó una ópera que gozó de inmediato de la admiración y apoyo de su compatriota Piotr Ilich Tchaikovski. Cuatro años después, y luego de una exitosa gira por toda Rusia, Sergei creyó estar en condiciones de abordar la composición de una sinfonía, su primera sinfonía. En mala hora, porque la sinfonía fue abucheada en su estreno por el público y luego vapuleada por la crítica.

Rachmaninof (1873 - 1943),
pintura de 1940
La decepción de Rachmaninof fue enorme. Al punto de que sus amigos, temiendo seriamente por su salud psíquica lo pusieron en manos de un famoso médico que a punta de autosugestión e hipnotismo logró sacarlo de la postración anímica. Luego de un largo tratamiento, recién en 1900, Sergei se sintió con ánimo de volver a componer y comenzó a trabajar en su segundo concierto para piano, del que ya tenía acabado el primer movimiento.

Un reconocido crítico de la época relata que por esos días Rachmaninof tuvo la oportunidad de escuchar a su fiel amigo y condiscípulo Nikita Morozov, entonando al piano un tema bellísimo de su propia autoría. Tal fue la conmoción que la melodía provocó en Sergei que, con gran admiración y no sin cierta congoja, le confesó a su amigo: "He aquí un tema del que me hubiese gustado ser autor". Morozov, amigo de toda una vida, no dudó ni un segundo en responder: "¡Bueno! ...y si te gusta tanto ¿por qué no lo utilizas como si fuera tuyo?"

Ni corto ni perezoso a la vez que rebosante de gratitud, Sergei Vasilievich incorporó a la composición en que trabajaba el tema que finalmente la haría célebre. La melodía de Morozov es el lírico canto que hace su primera aparición en el minuto 25:47 (tercer movimiento) del concierto para piano y orquesta N° 2, en la versión de la pianista rusa Anna Fedorova, acompañada de la Nordwestdeutsche Philharmonie.

Movimientos: Moderato / Adagio sostenuto 11:38 / Allegro 23:50


Amigo visitante:
Si te gustó el artículo, mucho te agradecemos si lo compartes, con un cómodo clic

2 comentarios :

  1. El inicio del Moderato es... poderosamente profundo, si la escuchas por primera vez te atrapa. La melodía que mencionas en el tercer movimiento, es hermosa, no sabía que ese era su origen, gracias! Buen Blog!

    ResponderEliminar
  2. Hola, Andrey: Tienes razón, basta una vez para sentirse atrapado. Y muchas gracias por tus generosas palabras. Un saludo.

    ResponderEliminar

Deja aquí tus impresiones, por sencillas que sean. Tu opinión siempre será bienvenida.