miércoles, 27 de mayo de 2020

Schubert: Novena Sinfonía - "La Grande"


En búsqueda de un editor

Durante su corta vida, Franz Peter Schubert escribió nueve sinfonías y dejó seis sin terminar. Entre las nueve sinfonías terminadas se cuenta la célebre Sinfonía Inconclusa, de tan solo dos movimientos pero considerada uno de las más hermosas obras orquestales del autor. Pero de todo este caudal, nada interesó a los editores de la época. Ninguna de sus sinfonías fue publicada en vida del pequeño Schubert. Es más, todas fueron estrenadas completas recién cincuenta años después de la muerte del compositor. "Mi esfuerzo va hacia los artistas ya consagrados con los cuales puedo ganar más dinero... La misión de revelar nuevos talentos es para otro". Son palabras del editor Peters, de Leipzig, en 1821, rechazando la publicación de obras del desconocido Franz Schubert.


Pero al parecer, nada de esto molestaba gran cosa a Schubert. Se contentaba con escribir una página tras otra, al margen de que se interpretase. "El Estado debería mantenerme –dijo una vez–. He venido al mundo con el único propósito de componer". Los dos últimos años de su vida trabajó intensamente, pese a la parsimonia editorial y a su delicada salud. Cuando ya estuvo muy enfermo, se fue a vivir con su hermano Ferdinand, también músico. Allí murió el 19 de noviembre de 1828, a los 31 años. Sus posesiones, al momento de morir, eran algo de ropa y un buen número de partituras inéditas, cuyo valor fue estimado en 63 florines. Los gastos del funeral ascendieron a 270.

Schumann, exhumador
Diez años después, Robert Schumann visitó a Ferdinand para el año nuevo de 1838. Ferdinand permitió que Schumann revisara esa pila de manuscritos inéditos. Allí encontró una Sinfonía en Do mayor de la que Schumann tenía alguna referencia. Se la llevó consigo, con la venia de Ferdinand, y sus dos primeros movimientos fueron estrenados el 29 de marzo de 1839 en el Gewandhaus de Leipzig bajo la dirección de Felix Mendelssohn. Se supone iniciada en el verano de 1825 y abandonada luego por el autor. En 1828 la habría retomado para una última revisión. Recién en 1850, veintidós años después de la desaparición del compositor, se pudo escuchar completa en Viena.
En palabras de Schumann, es una obra que "nos transporta a un mundo en el que no recordamos haber estado nunca".

Novena Sinfonia, en Do mayor - Finale
El subtítulo "La Grande" se originó en un principio para distinguirla de la Sinfonía No 6, también en Do mayor. Hoy, el apodo hace referencia a su grandeza y majestuosidad. Su extensión, al menos, no deja dudas de que estamos ante una obra mayor. Con sus cuatro movimientos, alcanza cómodamente una hora si se respetan todas las repeticiones que indica la partitura:
   Andante - Allegro ma non troppo
II   Andante con moto
III  Scherzo. Allegro vivace - Trio
IV  Allegro vivace

Tal extensión era inusual para su época. También lo es hoy para una entrada de blog. Por eso, hemos escogido el cuarto movimiento para ilustrar la obra.

El Finale de la sinfonía, si algo despliega, es exuberancia. Es la conclusión lógica a un trabajo de tal envergadura. Durante todo el siglo XIX, la Novena de Beethoven sirvió como inspiración y desafío a todos los autores de sinfonías. Por eso, un pasaje central rinde homenaje al gran maestro de Bonn, cuando, en el minuto 3:47, un clarinete nos trae a la memoria la famosa melodía del movimiento coral de la Novena, estrenada un año antes de que Schubert iniciara el abordaje de su propia obra mayor.

La versión es de la Filarmónica de Viena, con la conducción del maestro John Eliot Gardiner.

miércoles, 20 de mayo de 2020

Wagner: Lohengrin - Preludio al acto III


El fruto de un verano en Marienbad

A lo largo de su vida, Richard Wagner escribió un total de 23 óperas, o "dramas musicales", como gustaba llamarlas. En todas ellas, además de la música, aportó el guión y la escenografía, ímpetu dramático que lo acompañó desde la adolescencia.
Cuando tenía 19 años, escribió el libreto para "Die Hochzeit" (La Boda) y parte de la música. Decimos parte de la música porque después de enterarse del libreto, su hermana mayor le aconsejó abandonar el proyecto. Se trataba de una drama mórbido sobre una muchacha que mata a un pretendiente porque no lo deseaba, arrojándolo por la ventana de su habitación. La culpabilidad de la mozuela sólo se descubre cuando está a punto de casarse.


Muchos años después, en 1845, pese a sus incesantes dificultades económicas, Wagner era un compositor maduro y reconocido. Ya había escrito y representado Rienzi (1842), El Holandés Errante (1843) y Tannhäuser (1845).

La génesis
Wagner tenía recién 32 años, y decidió retomar la leyenda de Lohengrin y trabajar sobre ella. Era el verano de 1845, años en que Wagner se desempeñaba como maestro de capilla en la corte real de Dresde. Con su mujer, Minna, planificaban su visita anual a Marienbad, a tomar los baños. Wagner no deseaba otra cosa que disfrutar allí del ocio, releyendo poemas y leyendas alemanas de la Edad Media. Allí, en Marienbad, nació el libreto. El protagonista, Lohengrin, está tomado precisamente de un romance alemán del medioevo. Debe inspiración también a la épica francesa de El Caballero del Cisne, un cuento medieval sobre un caballero que rescata doncellas navegando en una barca arrastrada por un cisne.

La historia
Lohengrin es, por cierto, un drama de contenido histórico que aborda conflictos entre la Cristiandad y el Paganismo. Pero en palabras sencillas, digamos que la historia –que transcurre en el siglo décimo– cuenta los avatares de Elsa de Bravante, acusada injustamente de hacer desaparecer a su hermano, a la sazón un niño pero futuro duque. Un enigmático caballero llegará para protegerla y eventualmente tomarla en matrimonio, siempre y cuando nunca pregunte por su nombre. El caballero, naturalmente, es Lohengrin, quien como todo caballero del Santo Grial, debe permanecer en el anonimato mientras realiza sus buenas acciones. Lohengrin llega en una barca, remolcada por un cisne. En esa misma barca se irá cuando, Elsa, curiosa, pregunte por su nombre, acabando así con el encantamiento.

Lohengrin - Preludio al Acto III
La obra, en tres actos, fue terminada en 1848. La primera presentación tuvo lugar en Weimar, en 1850, bajo la dirección de Franz Liszt, porque Wagner se encontraba en el exilio luego de su participación en los levantamientos de mayo de 1849, en Dresde.
La obra es representada regularmente en los escenarios del mundo. Sus pasajes más reconocidos son también interpretados con frecuencia como piezas independientes. Entre ellos, El Coro Nupcial, o Marcha Nupcial del acto III, asi como los Preludios al Acto I y Acto III.

Este último, con duración de poco más de tres minutos, se presenta aquí en la versión es de la Orquesta Filarmónica de Viena, conducida por el director vienés Franz Welser-Möst. 

lunes, 18 de mayo de 2020

Rachmaninof: Sonata para cello y piano


La obra más celebrada de Sergei Rachmaninof es, a no dudarlo, el Concierto para piano No 2, estrenado en octubre de 1901. El compositor recién se recuperaba de la seria crisis de confianza gatillada por el ominoso estreno de su Primera Sinfonía, de 1897. Durante tres años no había escrito casi nada, hasta que un tratamiento con hipnoterapia logró rescatarlo de la sequía creadora. Con gran entusiasmo emprendió una nueva obra, una sonata para cello y piano. La terminó en noviembre, un mes después del exitoso estreno de su aplaudido concierto, que por lo mismo, terminó por eclipsar la menos ambiciosa sonata, no obstante su hondo lirismo.


Se dice que Rachmaninof amaba el cello. Harto más que el violín. Por eso, las pocas obras de cámara del compositor están escritas para cello, o para trío con cello. Lo cautivaba su timbre melancólico y nostálgico, que le traía a la mente "las voces interiores" del alma rusa.
Rachmaninof fue un talentoso melodista y un artesano meticuloso, a quien las innovaciones de su tiempo parecen haberlo dejado un tanto "demodé". "Soy muy pesimista respecto de la música moderna", dijo una vez. "Me siento como un fantasma que vaga por un mundo extraño". Se veía a sí mismo como un compositor del siglo XX que se sentía cómodo con el Romanticismo del siglo anterior.

Sonata para cello y piano en Sol menor 
Está dedicada al eximio cellista ruso Anatoliy Brandukov, quien estrenó la obra en Moscú con Rachmaninof a cargo del piano, altamente exigente, por cierto. Catorce años menor, Brandukov fue sin embargo un gran amigo del compositor. Fue el padrino de su boda, y ambos se presentaron juntos en muchos conciertos.
La sonata es la última obra de cámara que escribió el autor. De ahí en adelante, solo escribirá para el piano, u obras corales y grandes piezas orquestales.

Tiene una duración de alrededor de 35 minutos, en cuatro movimientos colmados del típico carácter de la era romántica rusa.

Movimientos:
00:00  Lento - Allegro moderato
12:31  Allegro scherzando
18:54  Andante
24:45  Allegro mosso

La versión es de la pianista china Yuja Wang y el cellista americano recientemente fallecido, Lynn Harrell.

viernes, 15 de mayo de 2020

Scriabin: Sonata para piano No 4


La incómoda frontera entre la locura y el genio

Alexandr Scriabin fue un compositor pequeño. De baja estatura, queremos decir. Excelente pianista, aunque no de primera categoría, se vio limitado por sus manos menudas, que a duras penas alcanzaban una octava. A ello hay que sumar que su mano derecha había quedado técnicamente muy disminuida debido a la práctica, en extremo celosa, de obras dificilísimas de su coterráneo Mili Balakirev, reconocido por haber escrito la pieza para piano más difícil de todos los tiempos.


De Alexandr Scriabin se ha dicho de todo. Un comentario en Youtube sobre la sonata que aquí presentamos, señala, con cierta gracia: "Scriabin estaba loco. Y este pianista está chiflado. Todo concuerda". Cierto es que en sus últimos años el compositor cultivó ideas religiosas extramusicales que se convirtieron en una obsesión, llegando a identificarse con Dios. A medida que desarrollaba un malsano misticismo, su vida cotidiana también se vio tensionada. Sufría la compulsión de lavarse las manos a toda hora, y las cubría con guantes antes de tocar el dinero.

Scriabin ¿un genio?
Es innegable, al menos, que fue uno de los más innovadores y controversiales compositores entre los primeros autores modernos. La Gran Enciclopedia Soviética dice de él: "Ningún compositor ha sufrido mayor desdén o gozado de mayor aprecio". Y León Tolstoy describió su música como "una genuina expresión de genio". La idea que más le hace justicia, creemos, es aquella que expresaron quienes fueron sus amigos y cercanos colaboradores: un hombre profundamente neurótico, que vivió en la incómoda frontera entre la locura y el genio.

A. Scriabin (1872 - 1915)
Las diez sonatas para piano
En sus tempranas composiciones, Scriabin recibió gran influencia de Chopin. Llegó a componer un conjunto de 24 Preludios, asi como nocturnos y mazurkas. Más tarde, bajo la influencia de la teosofía, el misticismo, la sinestesia, y el "súperhombre" de Nietzsche, su música se fue acercando a la atonalidad. Sus diez sonatas para piano así lo muestran, en su desarrollo. Todas son, en una medida u otra, obras programáticas que irán expresando, cada vez más, un suerte de éxtasis místico.

Sonata para piano No 4
Fue compuesta en 1903, y publicada al año siguiente. Consta de solo dos movimientos, estrechamente relacionados, escritos ambos en la radiante clave de Fa sostenido mayor. Scriabin no ha abandonado todavía las estructuras tonales, pero está en el proceso de desarrollo de nuevas formas para tales estructuras.
La pieza dura poco más de ocho minutos.

Movimientos:
00:00  Andante
04:52  Prestissimo volando

La versión es del pianista ruso, Vassily Primakov.

miércoles, 13 de mayo de 2020

Haydn: Sinfonía No 100 - "Militar"


Haydn sale de gira, después de 30 años

Joseph Haydn pasó casi tres décadas al servicio de los príncipes Esterházy, la poderosa familia que gobernó vastas regiones de Europa Central durante siglos. Desde la Edad Media, para ser precisos. Durante su pasantía, Hayn tuvo de patrón al príncipe Nicholas Esterházy, quien murió en 1790. Lo sucedió su hijo Anton, un príncipe que no se sentía especialmente ligado a la música. Así que decidió hacer recortes presupuestarios en la corte. Y despidió a Haydn –en ese momento el compositor más admirado de Europa– pero otorgándole una pensión anual de mil florines, lo que al parecer era una decisión ya tomada por el difunto Nicholas. Por primera vez en décadas, Joseph Haydn se sintió libre, para explorar el mundo.


Las invitaciones llegaron de todas partes. Pero fue el músico y empresario alemán avecindado en Londres, Peter Salomon, quien logró agendar para Haydn un tour por Inglaterra en la temporada 1791-92 y luego en 1793-94. Con ocasión de estas dos giras, Haydn compuso 12 sinfonías (Nos 93 a 104), que desde entonces se conocen como las Sinfonías de Londres, o Sinfonías Salomon.

Desde la muerte de Johann Christian Bach en 1782, la música de Haydn dominaba la escena en los conciertos londinenses, al punto de que no cabía imaginar un programa de conciertos que no contemplara una obra de Haydn. No es de extrañar entonces que ambas giras hayan constituido un suceso formidable. El maestro recordará más tarde aquellos días como los más felices de su vida.

Joseph Haydn (1732 - 1809)
Sinfonía No 100, llamada "Militar"
Fue compuesta para la segunda gira. El célebre King's Theater de Londres acogió su estreno el 31 de marzo de 1794, con la dirección del maestro que aquel día cumplía 62 años. La audiencia vitoreó la obra, especialmente por su sutil contenido programático. El título no es de Haydn, pero se asoció a la obra casi inmediatamente después de su estreno. Recordemos que el siglo XVIII fue una centuria belicosa. Y que en la década de los 90 el periodo del Terror en Francia llevó a Inglaterra a aliarse con Austria, Holanda y España, ante el avance de las ideas antimonárquicas. De modo que los tonos y ritmos marciales en Inglaterra se percibían en el aire.

Una semana después de su estreno se realizó una segunda presentación. Al igual que en la primera, el segundo movimiento, que incluye notables fanfarrias para trompetas, fue recibido con vítores y aplausos, pidiendo su repetición. Un reporte de The Morning Chronicle señaló: "...se siente crecer el estruendo infernal de la guerra hasta alcanzar un clímax de horror sublime".

Movimientos:
00:00  Adagio - Allegro
08:02  Allegretto
14:20  Menuetto - Moderato
19:20  Finale Presto

La versión es de la Royal Concertgebouw Orchestra, bajo la dirección del maestro de origen letón, Mariss Jansons, recientemente fallecido.


sábado, 9 de mayo de 2020

Prokofiev: Piano Sonata No 7


Prokofiev y el Premio Stalin


"El premio lleva el nombre de Stalin. Esto da fe de la gran importancia que nuestro comité otorga a los premios como un medio para educar a las masas a través del arte."

Son las palabras introductorias de Aleksandr Fadeev, presidente del Comité del Premio Stalin para las Artes, con ocasión de la apertura de la ronda de selecciones del año 1948.
El Premio Stalin fue el más alto honor que el Estado soviético podía otorgar en reconocimiento de una obra en el campo de las ciencias o de la cultura. Se honraba así todo logro que significara un avance del Estado soviético en la construcción del socialismo. Se otorgó desde 1941 hasta 1954, por lo común, a una obra concreta más que al individuo que la creaba.

Sergei Prokofiev, Shostakovich, y Khachaturian, la recibieron en varias oportunidades, mejor dicho, varias de sus obras fueron galardonadas con el premio. Curioso, porque en otras tantas ocasiones habían sido catalogados como compositores de música ajena a los intereses del pueblo soviético.

Las Sonatas de guerra
El piano ocupa un lugar central en la obra de Prokofiev. Poco antes de estallar la II Guerra, comenzó la composición de tres sonatas para piano. Son las llamadas "sonatas de guerra", Nos 6, 7 y 8. Las tres fueron terminadas en 1942. Mientras la 6a refleja los nerviosos preparativos de la guerra inminente y la 8a mira retrospectivamente los horrores de ésta, la No7 proyecta la angustia de los años de guerra experimentados en tiempo real.

Sonata No 7 Op 83, en Si♭ mayor
Es una de las obras más exitosas de Prokofiev, distinguida por su ajustada estructura y el desarrollo cuidadoso y complejo del material musical. Su exigencia técnica es enorme, especialmente su tercer movimiento, que ha sido descrito como "un reventón explosivo de rock 'n' roll con aristas cromáticas". Así lo ha entendido un puñado de virtuosos que han decidido ofrecer el endiablado movimiento como bis en sus presentaciones.
La sonata fue interpretada por primera vez el 18 de enero de 1943, en Moscú, a cargo del maestro Sviatoslav Richter. Ese mismo año se hizo acreedora del Premio Stalin, de segunda clase. (Sí, porque los había de 1a, 2a y 3a clase).

Movimientos:
00:00  Allegro inquieto
09:46  Andante caloroso
18:03  Precipitato

La versión es de la pianista rusa Olga Scheps.

miércoles, 6 de mayo de 2020

Leos Janácek: Sinfonietta, para orquesta


"La radio estaba sintonizada en una emisora clásica en FM. Tocaban 'La Sinfonietta', de Janácek –no precisamente la música ideal para escuchar en un taxi atrapado por el tráfico."
Así comienza 1Q84, la extensa novela orwelliana del escritor japonés Haruki Murakami, quien hace de la obra de Janácek un personaje central. En sus 984 páginas la música de Janacek interviene una y otra vez, para animar, o proteger, a su protagonista. La novela, publicada en 2009-10, se convirtió de inmediato en un best-seller. De paso, la Sinfonietta de Janácek se ganó un espacio en Japón.


Ochenta y cinco años antes, un día radiante de 1925, el compositor checo Léoz Janácek se hallaba sentado en un idílico parque, escuchando bellos trozos de música interpretados por una banda militar. Surgió así la idea de componer él mismo alguna fanfarria para banda militar. Al poco tiempo, los organizadores del Festival de Gimnasia "Sokol" le solicitaron "algo de música" para el festival. Janácek aprovechó la oportunidad y se embarcó en la composición de la obra que en 1926 será publicada como "Sinfonietta militar", dedicada a las Fuerzas Armadas Checoslovacas (más tarde, la palabra "militar" será retirada del título).

Leos Janácek (1854 - 1928)
Un compositor "tardío"
Sus mejores logros, y el reconocimiento, llegaron tarde a su vida. Escribió nueve óperas. Jenuffa, la más exitosa, tuvo su estreno en Brno en 1904, cuando el autor tenía 50 años. Pero fue conocida en Praga recién en 1916, cuando, esta vez, el autor iba por los 62. Con esa obra fue reconocido, finalmente, como una de las grandes figuras de la música checa, a la par que Smetana y Dvorak.
Su música tiene sus raíces en la música popular morava. Y cómo no, si el maestro checo fue un genuino amante del folklore, recopilador de toda una vida de las melodías de su tierra natal.

Sinfonietta para orquesta
Fue estrenada en Praga el 26 de junio de 1926. Es una obra claramente festiva, aunque en un sentido "puramente Janacekiano", según señalan los estudiosos. Es una obra grande, extensa, de cinco movimientos, escrita para una orquesta de gran tamaño (requiere ni más ni menos que nueve trompetas). Es, quizá, la mejor de sus obras orquestales, y como todas sus otras composiciones, es inequívocamente suya.

Movimientos:
Todos llevan un subtítulo descriptivo:
00:00  Allegretto (Fanfarria)
02:40  Andante (El castillo, Brno)
08:40  Moderato (El monasterio de la reina, Brno)
14:11  Allegretto (La calle que lleva al castillo)
17:14  Andante con moto (El ayuntamiento, Brno)

La versión es de la London Symphony Orchestra conducida por el director británico Simon Rattle.


lunes, 4 de mayo de 2020

Debussy: "Nuages", de Tres Nocturnos


Claude-Achille Debussy alcanzó su madurez musical en la última década del siglo XIX, cuando Francia vivía un momento mágico. Los amantes de las artes visuales abrazaban con fervor el delicado brillo del impresionismo, los poetas navegaban dichosos por el simbolismo, los compositores bregaban con la música de Wagner, y la Ciudad Luz resplandecía todavía más, hechizada por el encanto de La Belle Époque. Pero la vida personal del compositor distaba de ser tan mágica.


En 1890, había roto con Marie Vasnier (aunque, más exactamente, Marie había roto con él). Pero ese mismo año comenzó una nueva relación con Gabrielle Dupont, su "Gaby de ojos verdes", hija de un sastre parisino con quien vivirá diez años. Por esas mismas fechas conoció a Erik Satie, un espíritu afín en la búsqueda de nuevos conceptos musicales. Con él compartió veladas en tabernas y cafés, cuando la situación económica de ambos les daba un respiro.

Pero en diciembre de 1894 su carrera dio un gran salto, con el estreno del poema sinfónico Preludio a la Siesta de un Fauno, paráfrasis musical del poema de Mallarmé del mismo título. Su colega compositor Alfred Bruneau escribió sobre la obra: "Es una de las más exquisitas fantasías instrumentales que la joven escuela francesa haya producido. Es sencillamente exquisita". El maestro Debussy se había convertido en un compositor maduro.

Claude Debussy (1862 - 1918)
Tres Nocturnos
Y si de exquisitez se trata, no existe, según los estudiosos, mayor exquisitez que la reflejada en las tres secciones sinfónicas de sus Tres Nocturnos, su primer gran trabajo orquestal después del pionero Preludio recién comentado.
Su génesis data de 1892-1894, cuando el autor se embarcó en una obra titulada "Tres escenas al crepúsculo", un experimento en formación orquestal que luego dejó de lado.

En 1899 volvió a trabajar sobre estos bocetos, con una nueva aproximación, titulando el conjunto Tres Nocturnos para orquesta y coro femenino, conformados por las secciones Nuages (Nubes), Fétes (Fiestas) y Sirénes (Sirenas). Cada una de ellas evoca un paisaje en particular, inspirado en una serie de cuadros de JA Whistler, pintor impresionista americano radicado en París por la época.
Fueron estrenadas como un todo el 27 de octubre de 1901.

"Nuages"
El maestro Debussy no tenía por costumbre explicar sus obras con palabras, pero en este caso sí lo hizo, detenidamente, porque deseaba que sus nocturnos no fueran asimilados a la romántica forma tan en boga en la primera mitad del siglo XIX. Sobre Nuages, señaló:
"Nuages representa el aspecto inmutable del cielo y el movimiento lento y solemne de las nubes, desvaneciéndose en tonos grises ligeramente teñidos de blanco".
La versión es de la YouTube Symphony Orchestra (conformada por más de 96 músicos profesionales y amateurs provenientes de más de 30 países), conducida por el director y pianista estadounidense Michael Tilson Thomas.

sábado, 2 de mayo de 2020

Mozart: Sonata para piano No 13, K 333


En el lapso de catorce años, Wolfgang Amadeus Mozart escribió 18 sonatas para piano solista. Decimos "piano solista" porque también escribió otras seis para piano a 4 manos, y una para dos pianos. La producción para piano solista le tomó de 1774 a 1789, con un curioso lapso de "infertilidad" que duró cuatro años, los que van de 1778 a 1781, periodo en el cual no escribió ni una sola sonata. Renovará la producción en 1782, año en que desposó a Constanza Weber, joven soprano de veinte años. Mozart, adulto joven de 26 años, iba a formar una familia. Y vendrían hijos, a los que había que alimentar.


A Leopold, el padre, no le hizo ninguna gracia que Wolfgang decidiera contraer matrimonio. Muy tardíamente, dio su consentimiento, que llegó a Viena al día siguiente de la ceremonia. Las relaciones padre-hijo se resintieron. En junio del año siguiente, Wolfgang viajó a Salzburgo en compañía de Constanza, para presentarla oficialmente a la familia. La visita no fue del todo placentera, sin embargo, permanecieron allí, de visita, durante tres meses.
De vuelta a Viena, pasaron por Linz, donde Mozart dio un concierto y compuso algunas obras. Además, por cierto, de la Sinfonía Linz, la Sonata para piano No 13 está datada en esas fechas, según las más recientes investigaciones.

Al parecer, las relaciones finalmente se recompusieron, pues existe una carta de Mozart del 31 de octubre, donde, con su habitual buen humor y calidez, le cuenta a Leopold del apuro que tiene pues debe presentar una sinfonía en Linz y no carga con ninguna de sus obras.

Sonata No 13 en Si bemol mayor, K. 333   
Publicada en Viena al año siguiente, 1784, es una de las más extensas sonatas de Mozart, y a la vez, una de las más exigentes. Sus movimientos son los típicos, en secuencia rápido-lento-rápido.

Movimientos:
00:00  Allegro - Abre con un tema cantabile "que solo Mozart pudo haber escrito", según los estudiosos.
07:30  Andante cantabile - Solemne y profundo.
13:58  Allegro grazioso - Un rondó, amable y cordial.

La versión es del maestro Daniel Barenboim.