jueves, 30 de abril de 2020

Rossini: La Cenerentola - Obertura


El singular autor de óperas Gioacchino Rossini vivió 76 años. Diecinueve de ellos los pasó componiendo óperas. En ese breve lapso escribió un total de 39, lo que da un promedio de algo más de dos óperas por año, entre bufas, serias y semiserias. Incluso hubo temporadas en que llegó a componer cuatro óperas al año. No existe otro autor de óperas igual de exuberante. Tampoco existe otro compositor que a los 37 años haya decidido abandonar los escenarios y retirarse a Passy, en los alrededores de París, para cultivar la tierra y dedicarse por entero a su segunda pasión: la gastronomía. Aparte del solemne Stabat Mater, de 1842, el maestro, en su finca, solo compuso "obritas" para sus amigos. Según comentó en 1860, "tenía algo mejor que hacer: permanecer callado".


Desde luego que el maestro italiano escribía a una velocidad pasmosa. Al menos así lo hizo mientras anduvo por sus veintitantos. El Barbero de Sevilla, su mayor éxito hasta hoy (aunque su estreno en 1816 fue un fracaso), fue compuesta en tres semanas, a los 23 años. Al año siguiente –el maestro de 24–, en menos de tres semanas tenía escrito el celebrado drama jocoso en dos actos, La Cenerentola, ossia la bonta in triunfo ("La Cenicienta, o la bondad triunfante"), basada en el cuento de Perrault pero algo transformado, en versión para adultos y con un príncipe de carne y hueso en vez del hada, y con una Cenicienta algo empalagosa por su virtud sin límites. Su estreno tuvo lugar en Roma el 25 de enero de 1817.

G. Rossini (1792 - 1868)
La Cenerentola - Obertura
Sin embargo, es preciso señalar que la celeridad del maestro para componer no alcanzaba a todas las oberturas, porque algunas de ellas fueron tomadas de óperas anteriores. En el caso de El Barbero, la obertura se extravió y hubo que reemplazarla poco antes del estreno. Para la Cenerentola, el maestro tomó una sabia decisión. El año anterior había estrenado en Nápoles una ópera bufa, La Gazetta, que supuso no se presentaría en Roma. Así que se prestó a sí mismo la obertura incorporándola a La Cenerentola.

Rossini, "il signor crescendo"
La pieza, como muchas de las oberturas del maestro, ha tomado vida por sí sola, presentándose como pieza sinfónica independiente en los escenarios del mundo, deslumbrando al público con la marca de fábrica del maestro, su vigoroso e inmortal "crescendo", que en la versión que aquí se presenta, hace su primera aparición en el minuto 4:02.

La versión es de la Orquesta del Teatro La Fenice, dirigida por el maestro japonés Kasuchi Ono.

martes, 28 de abril de 2020

JS Bach: Concierto de Brandenburgo No 6


Quizás Johann Sebastian Bach sospechaba que el margrave de Brandenburgo, destinatario de sus hoy celebérrimos Conciertos de Brandenburgo, iba a recibirlos con displicencia y a continuación almacenarlos en un cajón secreto. Porque hasta donde sabemos, jamás los hizo interpretar por los músicos de su corte. Sabedor entonces de este triste destino, al momento de escribir la obsequiosa esquela dirigida al noble marqués –no obstante las cortesías que va a derrochar más adelante–, el maestro barroco se permitió escribir "y etc. etc. etc." al momento de transcribir los muchos títulos del distraído margrave.


Pero también es cierto que los Seis Conciertos para varios instrumentos que Bach envió al margrave no fueron escritos especialmente para él. Gran parte de ellos fueron compuestos en Köthen, mientras el maestro del barroco permaneció allí como Kapellmeister de la corte, entre 1718 y 1720. Incluso alguno data de 1713, y más todavía, el maestro los utilizó en parte en composiciones anteriores y posteriores al 21 de marzo de 1721, fecha de su envío.

A la muerte del margrave, se encontró entre sus posesiones un total de 177 obras, entre las que figuraban los Seis Conciertos que, según algunos, fueron posteriormente vendidos por una suma irrisoria, o fueron a parar a poder de alguno de los herederos y así se fueron extraviando hasta que recién en 1849 fueron redescubiertos en los archivos de Brandeburgo. Al año siguiente, vieron la luz pública en una edición realizada para conmemorar el segundo centenario de la muerte del gran maestro del barroco.

Concierto brandenburgués No 6 en Si bemol mayor, BWV 1051
Los conciertos de Brandenburgo pertenecen a un género de música popular en la era barroca, el concerto grosso, en que un grupo de instrumentos solistas tocan junto a una pequeña orquesta.
En el Concierto No 6, el maestro intenta, al parecer, explorar las voces graves. Ello explica la instrumentación inusual de la obra, el único concierto donde los violines no participan. Las cuerdas graves son complementadas, desde luego, por el clave.

La versiòn es de  la Orchesta Mozart, en el Teatro Municipale Valli en Reggio Emilia, Italia (2007).

Movimientos:
00:00  No lleva indicación de tempo, interpretándose generalmente como Allegro
06:00  Adagio ma non tanto
10:47  Allegro

sábado, 25 de abril de 2020

Franz Liszt: "Bénédiction de Dieu dans la solitude" - para piano


Franz Liszt, el pianista estrella del siglo XIX, que durante diez años recorrió media Europa seduciendo princesas y condesas de toda índole, fue también un hombre profundamente religioso. Ya en su adolescencia había sentido la necesidad de una unión mística con Dios, coqueteando con la idea de abandonar la música para hacerse seminarista, viviendo la vida de un santo, y quizá morir como un mártir. Pero, muerto tempranamente el padre, el joven Liszt debió abandonar la idea pues a los 16 años la vida le había impuesto el deber de sostener a la familia. Muchos años después, el impulso místico lo volvió a capturar, y ya sabemos que los 20 últimos años de vida los pasó convertido en el respetable abate Liszt, después de haber tomado las órdenes menores en 1865.


Fruto admirable de esta inclinación piadosa es la colección de diez piezas para piano titulada Harmonies poétiques et réligieuses, título tomado de la obra poética del mismo nombre de Alphonse de Lamartine, a quien Liszt admiraba. Se habían conocido gracias a los oficios de Marie d'Agoult, compañera del maestro por esos años. En el verano de 1837, Marie y Franz hicieron una visita al poeta en la Borgoña francesa. Según se cuenta, a la hora de los postres, Liszt tocó una pieza dedicada a Lamartine. El poeta respondió leyendo con devoción el poema Bénédiction de Dieu dans la Solitude, parte de la colección poética ya señalada, y que Liszt había musicalizado en 1833, pero no publicado a la espera de sumar a ella una "media docena de piezas".

La "media docena de piezas" (diez, finalmente) y su publicación, le tomó a Liszt cerca de veinte años. La primera de ellas, Bénédiction..., ya se dijo, fue terminada en 1833, a un año de comenzada la relación del maestro con Marie d'Agoult. En una carta de mayo de ese año, Marie expresa así su arrobo y encantamiento con la pieza:
"...Nadie podrá nunca describir completamente lo que estoy experimentando... [Bénédictions...] ha despertado en mi alma la caridad universal, el amor por todo, que estaba en mí sofocado por mis aflicciones personales..."
La colección completa fue publicada en 1853, cuando Liszt, no obstante todo su misticismo, ya no estaba con Marie sino con la princesa Carolyne de Sayn-Wittgenstein, en Weimar, en plan de director de los conciertos de la corte, y componiendo, completamente abandonada ya su carrera de viajante virtuoso.

Las piezas de la colección completa son las siguientes:
– Invocation
– Ave Maria
– Bénédiction de Dieu dans la solitude
– Pensée de Morts
– Pater Noster
– Hymne de l'enfant à son réveil
– Funérailles
– Miserere d'après Palestrina
– Andante lagrimoso
– Cantique d'amour

Bénédiction de Dieu dans la solitude, en versión del pianista belga, Julien Libeer.

jueves, 23 de abril de 2020

Beethoven: Sinfonía No 2, en Re mayor


La Segunda Sinfonía de Beethoven es una de las sinfonías del maestro menos interpretadas en el mundo entero. Y bueno. Una de ellas tenía que serlo. Pero al escucharla resulta irresistiblemente seductora, hoy. Distinta habrá sido la experiencia, imaginamos, de quienes asistieron a su estreno en el maratónico concierto (lo habitual) en el Theater an der Wien, de Viena, el 5 de abril de 1803. La madrugada de aquel día, Ferdinand Ries, pupilo de Beethoven, se apareció por el departamento del maestro a las cinco de la mañana, atendiendo a su llamada. Lo encontró en cama, escribiendo las partes del trombón. Esa mañana debía ensayarse el extenso programa por primera vez. El ensayo comenzó a las ocho en punto. "Fue horrible", señala Ries.


En Heiligenstadt
La sinfonía había sido escrita entre 1801 y 1802, gran parte de ella en Heiligenstadt, cuando la sordera ya se hacía evidente, y adonde su médico le sugirió trasladarse por un tiempo para "ahorrar en oído" –la medicina de aquel tiempo. Pese las circunstancias, la obra es optimista. Refleja quizá, momentos felices en la Viena rural. Desde una ventana de su solitario retiro el maestro podía observar el Danubio, e incluso más allá. Recorría los campos y se internaba por los bosques cercanos, aunque algo "malhumorado", según describe su fiel pupilo Ries, ya nombrado, que también lo visitó allí.


El ensayo antes del estreno
El monumental programa del día de estreno contemplaba también el Concierto para piano No 3, la Sinfonía No 1 y un Oratorio (Cristo en el monte de los olivos), junto a otras piezas más breves que no llegaron a tocarse en la velada. Todo ello debía ensayarse en una mañana. Ries nos cuenta que al cabo de dos horas y media de ensayo, los músicos estaban exhaustos y bastante desmotivados:
"El príncipe Lichnowsky, que asistió al ensayo desde un principio, envió a buscar pan y mantequilla, carnes frías y vino... Invitó gustosamente a los músicos a que se sirvieran ellos mismos, lo que éstos hicieron con las dos manos... Como resultado volvió el buen ánimo y la disposición, y luego el ensayo se reanudó... El concierto comenzó a las seis en punto pero fue tan largo que algunas piezas no se tocaron."
Sinfonía Nº 2 in Re mayor Opus 36
La obra está estructurada en los cuatro movimientos habituales de una sinfonía, pero Beethoven ha reemplazado, por primera vez, el predecible "minuet" del tercer movimiento, aquél de Haydn y Mozart, por un scherzo, literalmente, una broma. Según los estudiosos, la obra es una de los últimos trabajos del llamado estilo "temprano" del maestro.
Con aproximadamente 35 minutos de duración, la obra está dedicada, cómo no, al príncipe Karl von Lichnowsky.

Movimientos:
00:00  Adagio molto - Allegro con brio
11:00  Larghetto
22:07  Scherzo: Allegro
25:47  Allegro molto

La versión es de la West-Eastern Divan Orchestra, conducida por Daniel Barenboim, desde el Royal Albert Hall de Londres (BBC Proms 2012).

viernes, 17 de abril de 2020

Chopin: Estudio No 12 del opus 25


Frédérick Chopin le llevaba un año a Franz Liszt. Fueron buenos amigos pero no entrañables. Tocaron muchas veces juntos, en los salones de París, o subieron al escenario para tocar a cuatro manos. Se respetaban; algo más Franz a Frédérick que Frédérick a Franz. El maestro húngaro escribió reseñas laudatorias de Chopin en muchas oportunidades. Sobre Liszt, el maestro polaco no escribió una sola palabra (tampoco lo hizo respecto de ningún otro colega). En el plano de las ofrendas musicales, hasta donde sabemos, el maestro húngaro no dedicó ninguna pieza a Chopin, pero el maestro polaco dedicó los doce Estudios del Opus 10, de 1833, "a mon ami Franz Liszt".

Marie d'Agoult (1805 - 1876)
Ambos músicos, paladines del piano romántico del siglo XIX tuvieron sus amantes. Escritoras de fuste las dos. George Sand, compañera de Frédéric por nueve años, escribe como una tromba, comenzando una novela la misma noche que termina otra. Marie d'Agoult, compañera de Franz Liszt durante once años, colabora con la prensa opositora francesa bajo el seudónimo de Daniel Stern.

Ambas chicas eran amigas, antes de conocer a sus respectivos pianistas. Con el paso del tiempo se alejaron... La Sand estimaba francamente a Liszt, pero Marie tenía algo de celos de Chopin, de su genio. En un comienzo lo aplaudía. Años después va a decir "Chopin, una ostra espolvoreada de azúcar... lo único permanente en él es la tos". La Sand tomará venganza y la "retratará", en su estilo, en una novela.
Sorprendentemente, Chopin dedicará el siguiente volumen de estudios, los Estudios del Opus 12, a Mme Marie d'Agoult.

Doce Estudios - Opus 12
Aunque publicados en 1837, diez de los doce estudios fueron compuestos al mismo tiempo que los del Opus 10. Solo el primero y el último fueron incorporados en una fecha posterior.
Las opiniones sobre los méritos de ambas colecciones han variado a lo largo de los dos últimos siglos. Hay quienes ven al Opus 25 como claramente superior al Opus 10. Robert Schumann, en cambio, siempre expresó mayor consideración por el primero de ellos.

Estudio No 12 en Do menor, Op 25
Aunque muy ocasionalmente, se le conoce también como Estudio "Océano", debido a las grandes "olas de arpegios" que deben recorrer todo el teclado, con ambas manos, durante toda la pieza, apoyando el motivo melódico a cargo de octavas en los bajos. Las exigencias técnicas son enormes. Al cabo de dos minutos y medio, resuelve en modo mayor.

La versión, excelente, es del pianista ruso Daniil Kharitonov.

miércoles, 15 de abril de 2020

Prokofiev: Concierto para violín No 1


Serguéi Sergueievich Prokofiev fue un compositor ruso de espíritu inquieto. Sin embargo, los meses y días previos a los sucesos de octubre de 1917 se rodeó de naturaleza en las cercanías de Petrogrado (hoy San Petersburgo, y antes Leningrado), alejado de las turbulencias de la ciudad. No parecía importarle gran cosa la construcción del primer Estado socialista de la historia. Además de dejarse seducir por un repentino interés por la astronomía, en esos meses compuso simultáneamente su Primera Sinfonía y el Primer Concierto para violín. Según confesó más tarde, había comenzado a coquetear con el concierto mientras oía disparos debajo de su ventana, en febrero de ese año.


En 1917, Prokofiev tenía 26 años. Se había graduado del Conservatorio a principios de esa década y, habiendo desaparecido su padre y con ello el soporte financiero, comenzó a presentarse en las prometedoras Noches de Música Contemporánea de Petrogrado, con el fin de hacerse un nombre como pianista y compositor.  Allí dio a conocer varias de sus obras más audaces, sorprendiendo con sus experimentaciones armónicas y la politonalidad presente en, por ejemplo, Sarcasmos para piano, de 1912.

Sus dos primeros conciertos para piano son también de aquellos años. En la vena experimental, el segundo de ellos logró enervar al público en su estreno, el 23 de agosto de 1913. Según se cuenta, las personas abandonaron la sala lanzando imprecaciones al estilo de: ¡los gatos en los tejados hacen mejor música! Al mismo tiempo, los músicos de vanguardia se mostraban extasiados.

Prokofiev, joven (1891 - 1953)
Pero en 1917, el autor se tomó un descanso de tanto futurismo. Su primera Sinfonía, llamada "Clásica" por el mismo Prokofiev, se distanció tanto de la vanguardia que el autor llegó a señalar que Joseph Haydn habría usado ese estilo de haber estado vivo en ese tiempo. No ocurrió exactamente lo mismo con el Concierto para violín No 1, pero es innegable que el tema inicial y no pocas secciones de la obra son intensamente líricas.

Concierto para violín No 1 en Re  mayor, Opus 19
La bella y tierna melodía de apertura fue ideada alrededor de 1915, en momentos en que el autor tramaba una romántica fuga con su amor adolescente, Nina Mescherskaya. Los restantes movimientos están inspirados en una representación en Petrogrado de 1916 de una obra de su colega polaco Karol Szymanowski.
El concierto estaba programado para estrenarse en noviembre de 1917. No resultó una buena fecha. Seis años hubo de esperar, hasta su estreno en París el 18 de octubre de 1923.

Movimientos:
Prokofiev subvierte la secuencia tradicional de movimientos, rodeando el ágil scherzo central con un primer y tercer movimiento lentos.
00:00  Andantino
09:07  Scherzo. Vivacissimo
13:00  Moderato - Andante

La versión es de la violinista estadounidense Hilary Hahn, acompañada de la Orquesta Sinfónica RTVE, conducida por el director español Víctor Pablo Pérez.

viernes, 10 de abril de 2020

Mozart: Piano Concierto No 25, K 503


Mientras vivieron en Viena, la familia Mozart se mudó de casa numerosas veces. Las razones para ello no están muy claras pero se especula que se debió a los altibajos de su situación financiera. Un tiempito lo pasaban en un amplio departamento del centro de Viena así como al poco tiempo debían mudarse a los suburbios. En los años 1784-85 los encontramos alquilando una casa propiedad de Johann von Trattner, librero y editor vienés que había construido un pequeño imperio al interior del otro imperio gracias a un privilegio otorgado por Maria Teresa que le confería la exclusividad para imprimir todos los libros de texto que las escuelas de Austria requerían.


El acaudalado von Trattner y su joven esposa Therese (dos años menor que Mozart) eran también amantes de las artes. Therese se convirtió en alumna de Wolfgang, y Johann inició un emprendimiento, uno más, relacionado esta vez con la música. Las salas de conciertos no abundaban y gran parte de los compositores, o intérpretes, debian alquilar salones que en cualquier otro día funcionaban como tabernas o casinos, para dar a conocer su música. Von Trattner decidió inaugurar el suyo propio. el Johann Trattner's Viennese Casino. Allí tuvo su estreno el Concierto No 25 de Mozart, la noche siguiente al término de su composición, el 5 de diciembre de 1786.

Concierto No 25 en Do mayor, K 503
La obra está considerada una de las más grandes obras maestras en el género, al punto de que Beethoven eligió tocarla en una de sus primeras presentaciones en Viena como solista, en 1795. Se sabe también que Mozart la presentó en un par de oportunidades después de la velada en el Casino de su amigo Trattner. Sin embargo, luego de la muerte de Mozart, el concierto no volvió a interpretarse en Viena. Ni en ningún otro lado durante nada menos que 147 años, cuando en 1934 Artur Schnabel la presentó en Viena junto a la Filarmónica, luego de lo cual se inscribió definitivamente en el repertorio estándar.

Es una obra grandiosa, completamente original e ingeniosa. Se ve que Mozart trabajaba en una obra nueva, única y sin paralelo, que para los oídos de la audiencia de su tiempo estaba quizá más allá de sus posibilidades. Con el paso del tiempo, fue desestimada por el público, también por la crítica, en beneficio de los otros grandes conciertos del autor. Por otra parte, es una obra de gran dificultad técnica, lo que explica que los intérpretes la hayan relegado también a un segundo plano, privilegiando los conciertos de mayor impacto aun cuando fueren igual de exigentes.

Lo que no está en duda es que en sus típicos tres movimientos está más presente que nunca el inigualable genio y espíritu mozartiano, con citas musicales a Idomeneo y rememoranzas de la Sinfonía Júpiter. Yendo un poco más lejos, hay quienes ven en un tema del primer movimiento una premonición de La Marsellesa, que será escrita seis años después.
Como era de esperarse, la obra está dedicada a Therese von Trattner.

Movimientos
00:00  Allegro maestoso
15:13  Andante, en F major
22:26  Allegretto (abre con una gavotta tomada de Idomeneo)

La versión es de la brillante pianista japonesa Mitsuko Uchida, acompañada de la Orquesta Filarmónica de Viena, conducida por Riccardo Mutti.

miércoles, 8 de abril de 2020

Tchaikovski: Suite de ballet "Cascanueces"


En los años 1890, Pyotr Ilich Tchaikovski tenía casi todo para ser feliz, al menos desde un punto de vista profesional. Reconocido como el más grande compositor ruso, había consagrado su vida a la producción de sinfonías, conciertos y ballets. Precisamente, en enero de 1890 había estrenado una de sus obras maestras, el ballet La Bella Durmiente, con gran éxito de público y crítica. Al año siguiente, era invitado a dirigir en el concierto inaugural de la sala Carnegie Hall, de Nueva York, y la Opera Imperial de San Petersburgo le encargaba la composición de un programa doble que debía incluir una ópera en un acto, y un ballet. Este último resultaría ser el celebérrimo ballet "Cascanueces".


Pero no todo era alegría en la vida del maestro. Ese mismo año de 1890, su mecenas durante trece años, la generosa viuda Nadezhda von Meck, le confesó que estaba en bancarrota (en realidad no lo estaba todavía pero faltaba poco), de modo que le retiraba para siempre el subsidio de 6.000 rublos anuales que le hacía llegar desde 1877. Tchaikovski lo lamentó profundamente, no solo porque perdía la tercera parte de sus ingresos sino porque en aquella última carta la señora von Meck le retiraba también su amistad epistolar. Ya no le escribiría más ni tampoco recibiría cartas de su querido Pyotr.

El ballet
La pérdida de la amistad, apoyo y contención que le brindaba Nadezhda fue devastadora. En enero de 1891, escribió a su hermano Modesto: "Estoy muy cansado... ¿me hará bien el encargo de esa ópera? ... Mi cerebro está vacío; trabajar en ella no me produce ningún placer."
Y en relación con el ballet, tampoco mostraba mucho entusiasmo. El argumento de la obra no había sido escogido por él sino por los encargados de la producción: la adaptación de Alejandro Dumas de un cuento de E.T.A. Hoffmann (El Cascanueces y el Rey de los Ratones), con coreografía de Petipa. Tchaikovski estaba convencido de que la historia era muy difícil de adaptar para la escena. Una inusual amalgama de ballet y cuento de hadas. Pero se puso a trabajar, y en marzo, antes de partir a Nueva York, ya tenía boceteado el primer acto.

"Cascanueces" - Suite opus 71-a
En marzo de 1892 ya había escrito el segundo y último acto, y el maestro se aprestaba a la orquestación de la obra completa. Precisamente ese mes estaba programado en San Petersburgo un concierto que contemplaba una fantasía orquestal del autor (Voyevoda, opus 78). Tchaikovski decidió sustituirla por una suite conformada por extractos del ballet, de alrededor de veinte minutos de duración.
Pese a su alicaído estado de ánimo, el maestro fue capaz de reunir ocho fascinantes melodías danzables en la famosa suite, que hasta hoy constituye una de sus obras más perdurables.

Secciones:
00:16  Obertura en miniatura
03:53  Marcha
06:42  Danza del hada de azúcar (a cargo de la celesta, instrumento conocido por Tchaikovski en París, en su viaje a América)
08:41  Danza Rusa (Trepak)
10:03  Danza Árabe
13:56  Danza China
15:16  Danza  de los Mirlitones
18:00  Vals de las Flores

La versión es de la Orquesta neerlandesa Sinfonia Rotterdam, conducida por su fundador Conrad van Alphen. Incluye un encore de la Danza Rusa (25:47)