La década que va desde 1880 a 1890 posiblemente sea la etapa más serena en la vida de Piotr Ilich Tchaikovski. Muy atrás han quedado su desastroso matrimonio con Antonina Miliukova, la subsiguiente separación y el intento de suicidio en las aguas del río Neva. La nueva década contempla años de fama y prestigio cada vez mayores, en que sus éxitos como compositor le reportan importantes ingresos, lo que sumado al generoso mecenazgo de la señora von Meck –su acaudalada amante epistolar– hará posible ver cumplida en 1885 una de sus grandes ilusiones: poseer una casa de campo.
A las afueras de Klin, a medio camino entre Moscú y San Petersburgo, encontró la propiedad ideal en una antigua casona que había pertenecido a una familia de aristócratas. Allí se sometió a una severa disciplina de trabajo, sólo interrumpida por prolongados paseos. En completa paz, desarrolla su pasión creadora, aunque nunca está ausente la duda sobre la capacidad de su genio, animando así el fantasma de la depresión. El 10 de junio de 1888 escribe a Nadezhda von Meck:
"Ahora tengo el propósito de trabajar muy seriamente durante cierto tiempo. ¡Querría tanto poder demostrar no sólo a los demás, sino a mí mismo, que no estoy agotado! Muchas veces me pregunto si no es tiempo ya de dejar de escribir música, si no he abusado de mis fuerzas creadoras, si la fuente no se ha secado. [...]. No sé si le he dicho ya que he resuelto escribir una sinfonía. Al principio mi trabajo avanzaba penosamente, pero ahora parece que se ha encendido en mi interior la luz de la inspiración... Veremos..."
Piotr Ilich Tchaikowski (1840 - 1893) Fotografía de 1878 |
Sin embargo, al año siguiente la dirigió en Hamburgo durante una gira de conciertos, con éxito abrumador (según se cuenta, con Johannes Brahms entre el público). Pudo escribir entonces que la Quinta Sinfonía había reconquistado sus simpatías. Y el tiempo le ha dado la razón. Para muchos especialistas, su segundo movimiento, andante cantabile, es uno de los movimientos sinfónicos más inspirados de Tchaikovski, al punto de inspirar a otros, cincuenta años más tarde...
La versión es de la joven orquesta rusa, creada en 2000, Moscow City Symphony, bajo la dirección de Dmitri Jurowski.
Quinta Sinfonía en Mi menor, op. 64. Segundo movimiento.
Andante cantabile, con alguna licenza
Confiados a las cuerdas bajas, unos compases cargados de emoción a la vez que misteriosos, inician el movimiento. En 0:48 surge una melodía, suave y melancólica, a cargo del corno. Luego se le unirán, respondiendo, oboe y clarinete (1:54).
2:08 Segundo tema, confiado al clarinete. 2:45 Las cuerdas toman el primer tema, y luego el segundo. Un episodio intermedio da pretexto para un solo delicadísimo del clarinete (5:05). Luego, en 6:16, un episodio más agitado, que se detendrá bruscamente.
6:50 Violas y violines en pizzicato: preámbulo para la reentrada del primer tema, a cargo de las mismas cuerdas.
8:08 Se hace algo más vivo el ritmo (con alguna licenza?), siempre con el primer tema. (Este pasaje entusiasmó a Glenn Miller, imagino).
8:50 Reaparece el segundo tema, la orquesta en tutti. 9:49 Luego de una calma ficticia, irrumpen los trombones, y citan el motivo principal del Primer Movimiento.
10:35 Las cuerdas susurran el segundo tema, dolcissimo. Un último canto del oboe cierra el movimiento.
Tchaikovski americanizado
Como ya se habrá adivinado, la melodía principal del segundo movimiento se hizo muy popular durante la primera mitad del siglo veinte, gracias a que Glenn Miller y Frank Sinatra, entre otros, grabaron una versión cantada del tema con el título "Moon Love". Como no deja de ser novedoso, esta página ha decidido invitar al maestro Miller para que nos cuente cómo es que, Tchaikovski, también puede tener swing.