miércoles, 28 de febrero de 2018

S. Prokofiev: "Danza de los Caballeros"


La Danza de los Caballeros es uno de los números musicales de Romeo y Julieta, ballet en cuatro actos del compositor ruso Sergei Prokofiev. Compuesto entre los años 1935-36, no era la primera vez que el autor incursionaba en el género. Antes de 1930 ya había compuesto tres ballets, más breves, escritos para los Ballets Rusos de Diaghilev. Romeo y Julieta es el primer intento por escribir un ballet de gran aliento, que habrá de convertirse en una de las grandes obras maestras del compositor y, a través de las tres suites extraídas de la partitura coreográfica, en una de sus obras más populares.

  

Una variante audaz
En 1935, las autoridades de Leningrado habían puesto el grito en el cielo a propósito de las últimas entregas de Shostakovich y otros "modernistas degenerados", como los calificó Pravda. De modo que la novedosa idea de incorporar a la obra de Shakespeare un final feliz  (no está claro si de los libretistas o del propio Prokofiev) hubo de ser rápidamente olvidada.
Si a ello se suman las dificultades que, rítmicamente, presentaba la obra a los bailarines, no es de extrañar que la premiére fuera pospuesta una y otra vez. Finalmente, va a ser estrenada en Brno, Checoslovaquia, en 1938. Prokofiev no podrá asistir, debido a las restricciones de salida.

S. Prokofiev (1891 - 1953)
Las suites
Como era lo habitual, y también debido a las dilaciones del estreno, el compositor extrajo tres suites orquestales de la obra coreográfica. Antes del estreno del ballet completo, su música pudo escucharse en Moscú y Estados Unidos, proveniente de las tres suites, principalmente la No 2, que contiene la pieza titulada Montescos y Capuletos, de cuyas dos secciones la principal es la Danza de los Caballeros.
La calurosa acogida de las suites impidió que Leningrado siguiera esperando. El Teatro Kirov (hoy, Mariinski) montó el ballet el 11 de enero de 1940, con nuevas secciones incorporadas. De ahí en más, el ballet y los caballeros danzantes solo conocieron el éxito.

Danza de los Caballeros
El ballet contiene 52 números de danza. La Danza de los Caballeros es la pieza número 13, y con extensión de poco más de cinco minutos, hace aparición en la segunda escena del primer acto. Marcada allegro pesante, se supone que representa la odiosidad que alimenta a Montescos y Capuletos, y presagia la fatalidad que caerá  sobre ellos. Con abundante presencia en series de televisión, publicidad, y ampliamente difundida gracias a arreglos de bandas rockeras, la pieza también acompaña, curiosamente, a un club de fútbol inglés de segunda división en su entrada al campo de juego. Prokofiev tenía en alta estima la obra, pero jamás imaginó que veríamos a jugadores de fútbol pisar el pasto a los sones de su ballet.

Valery Gergiev dirige la Orquesta Sinfónica de Londres.


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lunes, 26 de febrero de 2018

Haydn: Sinfonía No 94 - "La Sorpresa"


El príncipe Nikolas Esterházy murió en 1790. Para esa fecha, Franz Joseph Haydn le había servido como compositor de corte durante veintiocho años. Sucedió a Nikolas su hijo Anton, poco inclinado a las artes, y quien reducirá la orquesta de la pequeña corte a su mínima expresión. Haydn, a sus casi sesenta años, se sintió libre por vez primera. En Viena no le faltarían ofrecimientos. Tuvo varios.
El más interesante provino del violinista alemán y organizador de conciertos Johann Peter Salomon quien ofreció al maestro una suma importante por presentar en Inglaterra una serie de conciertos con obras nuevas.
Haydn desembarcó en Dover el 1 de enero de 1791. Era su primer viaje fuera de Austria.


Una larga estadía
El recibimiento fue espectacular, y la estadía, larga y provechosa. Un año y medio permaneció Haydn en Inglaterra, participando así de dos temporadas de las programadas por Salomon. Innumerables atenciones e invitaciones casi a diario recibió el maestro, experimentando una vida que no imaginaba, en las antípodas de la reclusión, o casi, de Esterháza.
Pero también hubo lugar para la añoranza, y quizá, para el agobio. Escribe: "...hay momentos en que desearía volar hasta Viena para poder trabajar en calma, pues el ruido de los comerciantes en las calles es insoportable".

El estreno, el regreso, un nuevo alumno
La Sinfonía No 94 fue estrenada en la segunda temporada, en el sexto concierto de los doce programados, el 23 de marzo de 1792, con Haydn en la dirección y Salomon como primer violín. Fue un éxito, como todos los conciertos de esa temporada y la precedente. Finalizada la temporada, a principios de julio Haydn abandonó Londres e Inglaterra. Comprometido a volver, lo hará en 1794. De regreso, a su paso por Bonn, le fue presentado un joven músico de 21 años, Ludwig van Beethoven. Haydn será su tutor, en Viena.

Sinfonía No 94 en Sol mayor
La obra es la segunda de las llamadas "sinfonías de Londres", las últimas compuestas por el compositor, entre 1791 y 1795, y cuyas notaciones van de la No 93 a la 104. Como se puede apreciar, al arribo de Haydn a Inglaterra el maestro llevaba compuestas ni más ni menos que 92 sinfonías, que junto al resto de su obra eran solicitadas para su publicación por las casas editoras de las grandes capitales europeas. De ahí la recepción y el entusiasmo que el público inglés le dispensó.
Escrita en 1791 precisamente en Londres, y estructurada en los cuatro movimientos habituales, la sinfonía debe el apodo popular a su justamente célebre segundo movimiento Andante, en forma de tema y variaciones.

La "sorpresa"
El tema no podía ser más simple. A medida que la melodía, dulce e ingenua, se va desarrollando, se hace cada vez más suave y tranquila, hasta casi diluirse en el silencio. Justo cuando el auditor atento aguza el oído pues la melodía se le escapa, la orquesta en pleno ataca un acorde fortissimo. Luego, la música retoma su candor original, como si nada hubiera pasado.
El abrupto cambio dinámico no está marcado en el manuscrito original, y abundan las teorías acerca de las razones que tuvo el maestro para incluirlo posteriormente. Algunas proponen que Haydn habría querido hacer saltar a las damas de sus asientos, por pura diversión. Otras, que deseaba abiertamente despertar a los "adultos mayores" que, luego de una opípara cena y unas cuantas copas de más, abundaban entre el público, entregándose al sueño tan pronto comenzaba la música.

Movimientos:
00:00  Adagio cantabile - Vivace assai
06:23  Andante (el movimiento más extenso; hay variaciones para todos los gustos; la "sorpresa" va en el minuto 10:12, justo tras la presentación del tema)
13:29  Menuetto: Allegro molto
17:49  Finale: Allegro di molto

El maestro ruso Yuri Temirkanov conduce la St Petersburg Philharmonic.



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sábado, 24 de febrero de 2018

Mozart: La Flauta Mágica - Obertura


Si Mozart no hubiese muerto dos meses después del estreno de La Flauta Mágica, quizá su vida habría cambiado completamente, a raíz del enorme éxito obtenido. Estrenada el 30 de septiembre de 1791 y muerto Mozart el 5 de diciembre, la ópera se instaló entonces como su último gran trabajo terminado a la vez que una de las más grandes obras de la literatura operística. Cantada en alemán, la obra cuenta en dos actos la historia de Tamino, quien, en compañía de Papageno y con la ayuda de su encantadora flauta, pretende rescatar a Pamina de las garras de su malvada madre, la Reina de la Noche.


La idea surgió del libretista, actor y productor Emanuel Schikaneder, reconocido miembro de las logias masónicas. Mozart, por su parte, se había "convertido" no hacía más de seis años. De ahí que Die Zauberflöte haya sido calificada a menudo de oratorio masónico, reflejo de ideas libertarias de su tiempo que, por supuesto, las contempla. Pero la perspectiva opuesta la señala como sublime cuento de hadas apto para todas las audiencias. Lo que no se discute es que ambos "productores", Mozart y Schikaneder, pasaban por un periodo de vacas flacas. Había que hacer caja. Y esto resulta más sencillo convocando a un público amplio que uno con ideas exquisitas.

La obertura
Terminada solo algunos días antes de la premiere, es una de las pocas oberturas de su tiempo que no hacen uso del material temático del resto de la obra. En este caso preciso, no podía esperarse otra cosa. Wolfgang Amadeus Mozart llevaba diez años con una idea musical en la cabeza que había tomado "prestada" de una sonata de Muzio Clementi.
Tras establecer claramente la tónica (Mi bemol) con un par de acordes, comienza el allegro basado en el tema de Clementi, al que Mozart aplica un tratamiento fugado que lo complejiza, haciéndolo poco reconocible. Aún así, cada vez que publicó la sonata, Clementi se encargó de aclarar que había sido compuesta diez años antes que la Flauta Mágica.

La versión es de la Academy of St Martin in the Fields dirigida por Sir Neville Marriner.


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