lunes, 29 de junio de 2020

Rachmaninof: "La Isla de los Muertos"


Un cuadro sugerente

El pintor Arnold Böcklin (1827-1901), simbolista suizo, trabajó largamente una serie de cuadros bautizados como "La isla de los muertos", que hoy se pueden ver en varios museos europeos. Los hay en Basilea, Berlín y Lepzig. También en Nueva York. Adolf Hitler tuvo en su poder una versión, como también Freud y Lenin colgaron otra en sus despachos.
Se cuenta que Sergéi Rachmaninof se habría inspirado en él para componer su poema sinfónico del mismo nombre. Debido a la ubicuidad del cuadro, la leyenda sitúa al compositor contemplándolo en las más diversas ciudades europeas. La más fiable señala que fue en París, en 1907, donde pudo apreciar la obra en la sencilla versión de una copia en blanco y negro. El maestro, por esos años, ya estaba en condiciones de contemplar una pintura así de melancólica sin caer en depresión. El doctor Dahl y su hipnoterapia habían hecho el milagro.


Diez años antes, en marzo de 1897, el autor, de 24 años, había estrenado su Primera Sinfonía, un fracaso rotundo que recibió acervas críticas. César Cui, el autor nacionalista ruso, llegó a decir que la obra sería aplaudida por los internos de un conservatorio de música en el infierno. La obra había tenido pocos ensayos, además de mal organizados. Por si esto fuera poco, dirigió el estreno Alexander Glazunov, de quien se sospecha que habría estado bebido. Por esos años, Glazunov ya no podía esconder su alcoholismo. El maestro Rachmaninof, por su parte, cayó en una depresión severa que duró tres años. Solo la hipnoterapia del doctor Nikolai Dahl, un amigo de la familia, pudo traerlo de vuelta al mundo real, luego de muchas entradas y salidas.

En Dresde y París
Sergéi Rachmaninoff, nacido en el seno de una aristocrática familia rusa, nunca fue muy entusiasta de la construcción de la primera sociedad socialista de la historia. De modo que, muy tempranamente, en 1906, abandonó Moscú junto a su familia para trasladarse a Dresde. Allí permanecieron hasta 1909, aunque regresaban todos los veranos a Rusia, para disfrutar de su residencia campestre, Ivanovka, un regalo de matrimonio. En 1907, la familia viajó a Moscú, como siempre, pero Rachmaninof se desvió a París, para para participar de los conciertos rusos de Sergei Diaghilev. Allí habría conocido el famoso cuadro.

"La Isla de los Muertos", poema sinfónico, opus 29
La obra fue compuesta en Dresde en 1909, entre enero y abril. Su estreno tuvo lugar el 1 de mayo de ese año, en Moscú.
Con extensión de alrededor de 25 minutos, la obra comienza con un motivo rítmico que sugiere el movimiento de las aguas. Pronto aparecerán atisbos del Dies Irae, el célebre tema del Réquiem católico, que será citado casi por completo al final. La música se hace intensa por momentos, llegando a un clímax en que se repetirá el tema del inicio, aunque más agitado. Al final, sombrío, regresa otra vez el tema inicial, junto a otra nueva cita del Dies Irae, y el sonido incesante del rumor de las aguas.

A fines de 1909, Rachmaninof hizo su primer tour por Estados Unidos. En su debut con la Sinfónica de Chicago, dirigió la Isla de los Muertos. Muy aplaudido como director, luego del intermedio regresó como pianista, para interpretar su famoso Concierto No 2.

La versión es de la Frankfurt Radio Symphony, conducida por el director inglés Edward Gardner.