sábado, 31 de octubre de 2020

Chopin: Vals opus 64 No 3


Nueve años estuvieron juntos Chopin y la escritora George Sand. La curiosa relación de pareja comenzó en el invierno de 1838 y terminó en el verano de 1847, a raíz de desavenencias familiares en las que Chopin tomó partido a favor de Solange, hija de la Sand, contraviniendo el sentir de la madre. Así las cosas, Chopin pasó el verano de ese último año en París, alejado de Nohant, la estancia estival de la Sand, donde componía apaciblemente, sin preocupaciones financieras. Ahora en París debe duplicar las lecciones privadas, y en poco más de seis meses ya no tendrá alumnos debido a los alzamientos de febrero de 1848. Está enfermo, tose mucho, compone poco. El frío y gris invierno de 1847 deteriora aún más el paisaje anímico: "...hay oscuridad fuera y dentro de mi corazón", escribe.



Chopin comenzó a escribir valses cuando tenía 14 años, y así continuó hasta casi el final de sus días. Catorce son también los valses considerados "canónicos", es decir, aquellos tenidos como de su autoría sin apelación (existe otro buen lote en las categorías de perdidos y/o destruidos). De los catorce, solo ocho de ellos fueron publicados en vida del autor.

Dibujo a lápiz de G. Sand
Los tres valses del Opus 64 serán los últimos que escriba Chopin, y los más breves. Publicados en 1847, forman parte de la última y escasa producción del maestro, vencido por la enfermedad que lo llevará a la muerte.
El Opus contiene el celebérrimo Vals del minuto (No 1), otra célebre y apacible joya en Do♯ menor (No 2) y el último, que nos ocupa.

Desde luego que los dos primeros son los más famosos, pero el No 3 no se queda atrás en inventiva y gloria. Quizá, incluso, sea el más notable de los tres, el último que escribió Chopin durante su corta vida.


Vals Op 64 No 3, en La bemol mayor
Como era lo usual, está dedicado a una dama noble, la condesa Katarzyna Branicka.
Menos de tres minutos de una belleza escrita en tempo moderato, no ofrecen ni el júbilo agitado del Op 64-1, ni la frágil melancolía del Op 64-2, sino un único y genuino tema en que lo esencial es la más pura expresión de equilibrio estructural y armónico.
En la sección central (en Do mayor) dos melodías dialogan.

La versión es del pianista canadiense, Charles Richard-Hamelin.

miércoles, 28 de octubre de 2020

Shostakovich: Piano concierto No 2


Regalo de cumpleaños para un hijo pianista

Durante gran parte de su vida, Dmitri Shostakovich tuvo que lidiar con el conservadurismo y la censura de la élite política de la fenecida URSS. Su música recibió variados y singulares epítetos, destacando aquel de "pornofónica" como el más conspicuo. Aparecido en un artículo de Pravda del 28 de enero de 1936, a los pocos días ya se rumoreaba que lo había escrito el propio Stalin. Desde luego, tal cosa parece hoy improbable, pero no lo es tanto que haya sido publicado con su venia.
Pero veinte años después, en 1957, ya hacía cuatro años que el caudillo había muerto. El maestro Shostakovich pudo entonces sentirse libre para escribir una obra a su entero capricho, y brindarla como regalo de cumpleaños a su hijo pianista.


Efectivamente, el Concierto para piano No 2 de Shostakovich fue compuesto para celebrar el cumpleaños de su hijo Maxim, habilidoso pianista que en 1957 cumplía 19 años. A diferencia de los trabajos anteriores del maestro (y posteriores también), por lo común algo tensos y desafiantes, la obra es una creación gloriosamente libre, anhelante y, hasta cierto punto, cándida –al menos en apariencia.

Por ello, algunos estudiosos consideran que estamos en presencia de uno de los trabajos menos importantes del autor. Es más, el mismo Shostakovich así lo percibió en su momento. En carta a su colega Edison Denisov, en febrero de 1957, recién terminada la obra, dice de ella que no posee "grandes méritos artísticos". Sin embargo, es muy probable que en prevención de las críticas acerbas de la "nomenclatura", el propio autor haya decidido restarle méritos a la obra y que tal comentario haya sido hecho "con la boca chueca".

Concerto para piano y orquesta no.2 op.102
Es indudable que el concierto se distancia enormemente de casi toda su obra anterior, por su noción de la libertad y su grácil abandono. Particularmente en el conocido segundo movimiento, un desgarrador Andante que le ha valido a la obra completa su persistente popularidad.

Acompañan al Andante dos vivaces movimientos, plenos de estilo y de un abrumador sentido del gusto y del solaz.

En abril de 1957, Shostakovich y su hijo Maxim, en arreglo para dos pianos, estrenaron la pieza en el Ministerio de Cultura. Poco después, fue interpretada para el público en el Conservatorio de Moscú. Una constante delicia de principio a fin, la obra es con toda seguridad el mejor regalo de cumpleaños que un pianista joven pudiera desear.

Movimientos:
00:38
  Allegro 
08:25  Andante
14:26  Allegro

La versión, excelente, es de la joven pianista española Brianda García Álvarez, acompañada por la Orquesta del Conservatorio de Utrecht bajo la conducción del maestro también español, Néstor Bayona.

miércoles, 21 de octubre de 2020

Mozart, concierto piano y orquesta No 24


WA Mozart se instaló en Viena en 1781, cuando tenía 25 años. Al año siguiente casará con Constanze Weber, desoyendo los consejos de su padre Leopold, y pronto formará una familia a la que habrá que sostener. Pianista consagrado, vio en ese talento el camino idóneo para forjar la prosperidad familiar. Compondría conciertos para piano y orquesta, organizaria su producción mediante la venta de entradas por suscripción y reuniría cada vez una pequeña orquesta a la que dirigiría desde el teclado. Lo cumplió cabalmente. Entre 1782 y 1786, el genio de Salzburgo compuso y estrenó doce conciertos para piano y orquesta.


Los primeros meses de 1786, Wolfgang Amadeus estuvo ocupadísimo llevando a término lo que quizá sea su ópera más conocida, Las Bodas de Fígaro, estrenada el 1 de mayo de ese año. Pero ello no impidió que simultáneamente trabajara en uno más de sus conciertos para piano destinados a estrenarse en la temporada de Cuaresma, cuando no se representaban óperas y entonces se hacía más fácil conseguir buenos músicos.

Concierto No 24 en Do menor, K 491
Fue estrenado casi un mes antes que Las Bodas... precisamente el 7 de abril de 1786, en el Burgtheater de Viena. Desde luego, la función fue a beneficio del autor, quien ofició de director y pianista. Es uno de los dos únicos conciertos que Mozart escribió en tonalidad menor (el otro es el muy aplaudido No 20 en Re menor). Y esa es una característica que contrasta ampliamente con Las Bodas... Al parecer, Mozart necesitaba imperiosamente ponerse serio, a ratos, mientras componia la ópera bufa.

La partitura original se encuentra a buen recaudo en el Royal College of Music (el Conservatorio de Londres). Es un documento muy interesante porque da prueba irrefutable de lo que se ha sostenido siempre, tal es, que Mozart sencillamente improvisaba gran parte de la música asignada al piano. Las partes orquestales están claramente dibujadas, pero en los solos de piano, las escalas y los arpegios quebrados solo están esbozados, dando idea solo de su inicio o final.

Movimientos:
Allegro  [0:00] - Cadenza [10:57] El primer movimiento más largo y complejo de los escritos por Mozart.
Larghetto  [14:05] Sencillez de expresión, pura y conmovedora.
Allegretto  [21:20] Tema y variaciones en Do menor.

La versión es de Nikolai Lugansky, acompañado por la Russian National Youth Symphony Orchestra, conducida por Alexander Vedernikov.

lunes, 5 de octubre de 2020

Liszt: Rapsodia Húngara No 8


Mientras estuvo en Hungría, Franz Liszt transcribió numerosas melodías escuchadas a bandas gitanas autóctonas. Usando estas "antiguas" melodías en sus futuras rapsodias húngaras, el maestro creyó estar inmortalizando el alma del pueblo húngaro. La verdad es que muchos de esos trozos habían sido escritos por compositores contemporáneos, o inmediatamente anteriores, alcanzando popularidad en los sectores rurales. Claro que esto no le importó gran cosa al maestro. Con que las damas siguieran desmayándose en sus recitales, y se agarraran de las mechas por su pañuelo, estaba todo bien.


Las rapsodias húngaras de Liszt derivan de un estilo y danza del siglo XVIII llamada verbunkos, utilizada en Hungría durante el reclutamiento de tropas, para entusiasmar a los campesinos con la maravillosa vida de los ejércitos. (para entusiasmar, imaginamos).
Cuenta con al menos dos secciones contrastantes: una lenta, o lassan, y una rápida, o friska.
En toda su vida, el maestro compuso 19 rapsodias, cuya tarea abordó en dos etapas, entre 1846-53 y 1882-85.

Rapsodia Húngara No 8, en Fa sostenido menor
Ya dijimos que el maestro húngaro no necesariamente usó melodías genuinamente folklóricas en sus rapsodias húngaras. Pero en el caso de la No 8 hizo uso efectivamente de una melodía del folklore húngaro llamada Kaka toven kolt a ruca (cuya traducción no logré encontrar) en conjunto con una melodía del violinista y compositor húngaro Márk Rózsavölgyi (1789 - 1848).  
Ahora bien, lo que es genuinamente húngaro en estas obras es el molde "folklórico" que Liszt supo imprimir a la música. El sabor gitano abunda en todas ellas así como muchos otros estilos étnicos propios de Hungría. 

Rapsodia "Capriccio"
A raíz del inicio de la No 8, marcado Lento e capriccio, la pieza ha terminado siendo conocida también como "Capriccio". Se inicia con una corta y dramática introducción. A continuación, viene el tema principal, lento y melancólico, muy ornamentado (lassan). El segundo tema aparece más o menos a la mitad de la pieza, más brillante, evocando imágenes de una celebración campesina (friska). El ambiente festivo se vuelve muy alegre y retozón al final, cuando la pirotecnia pianística alcanza su clímax.
La pieza dura entre seis y siete minutos.

La versión es del pianista ruso Vasily Salnikov.