domingo, 29 de diciembre de 2019
Mozart: Concierto No 8, en Do mayor
Como se sabe, Maria Anna Mozart, llamada familiarmente Nannerl, fue tan pianista como su hermano Wolfgang Amadeus. Muchas de las sonatas para piano y algunos conciertos del niño genio fueron dados a conocer a Nannerl antes que a cualquier otra persona. Ella se apresuraba a estudiarlos bajo la supervisión y consejos de su hermano menor, quien –a veces desde muy lejos– le animaba a hacerlo por medio de cartas colmadas de entusiasmo.
Pero no siempre fue Mozart tan entusiasta con quienes se abocaban al estudio de sus obras. En carta a Salzburgo enviada desde Mannheim, hace mención al reputado profesor alemán Georg Vogler, a quien le escuchó –en palabras de Wolfgang– "abrirse camino afanosamente" a través de su concierto en Do mayor para piano y orquesta.
El propio Wolfgang usó para propósitos didácticos el mentado concierto durante muchos años, y ello explica, quizá, que la obra cuente con tres cadenzas, de variada dificultad, cuando lo habitual es que se dejaran a la voluntad y habilidades del intérprete.
Es el momento de recordar que el concierto para piano, como forma musical, fue la última de las formas clásicas en ser desarrolladas. Y ello ocurrió casi enteramente gracias a Mozart, que después de asentarse en Viena en 1782 produjo 17 obras maestras que conforman el alma del repertorio del concierto clásico. Sus primeros esfuerzos se vieron influenciados por conciertos y sonatas de varios otros compositores, incluido Johann Christian Bach (a quien conoció en Londres en 1764), adaptando materiales de aquellos autores, trabajando sobre el allegro de uno, o el adagio de otro. No fue sino hasta finales de 1773, que Mozart compuso su primer concierto completamente original (en Re mayor, K. 175). El que nos ocupa verá la luz tres años más tarde.
Concierto en Do mayor, K 246
Es el cuarto de los conciertos enteramente originales. Fue compuesto en Salzburgo, fechado en abril de 1776, un año después que Mozart y su padre Leopold regresaran de su tercera y última visita a Italia. Fue compuesto para la joven condesa Antonia Lützow, nieta del empleador de los Mozart, el Arzobispo de Salzburgo, y posiblemente alumna del padre, Leopold.
Está estructurado en la secuencia habitual de tres movimientos: rápido - lento - rápido. Es menos brillante que los demás conciertos compuestos alrededor de la misma época, pero los movimientos externos exigen dedos muy ágiles, lo que sugiere que la joven condesa fue una habilidosa intérprete . El Andante prefigura los grandes movimientos lentos que caracterizarán a los futuros conciertos vieneses.
Movimientos:
00:00 Allegro aperto
07:36 Andante
17:28 Rondeau. Tempo di Menuetto
Mikhail Pletnev al piano. acompañado de la Orquesta Nacional Rusa, dirigida por Vladislav Lavrik.
sábado, 30 de noviembre de 2019
Ralph Vaughan Williams: "The lark ascending"
Según relató su mujer, Ursula, el compositor británico Ralph Vaughan Williams habría compuesto la encantadora escena bucólica The Lark Ascending, para violín y orquesta, mientras observaba a las tropas británicas embarcarse para ir a combatir, al inicio de la Primera Guerra Mundial. Sorprendente. Pero la verdad es algo distinta.
El día que Gran Bretaña entró a la guerra, el 4 de agosto de 1914, Vaughan Williams se encontraba vacacionando en una playa, en Kent. El lugar no era propiamente un embarcadero de tropas, pero ese día los navíos británicos realizaban allí ejercicios diversos. El compositor cuenta que el tema le vino a la mente mientras caminaba por un acantilado. Y allí mismo escribió las notas. Un joven scout lo vio e intentó arrestarlo –un arresto ciudadano–, creyendo que el compositor anotaba detalles de la línea de costa para el enemigo.
Nacido en 1872 en Down Ampney, Gloucestershire, Vaughan Williams se convirtió en un compositor hecho y derecho más o menos tardíamente, precisamente en los años previos a la Primera Guerra, cuando contaba 41 años. Pero no por falta de talento sino porque, al parecer, nada parecía apurarlo en la vida. Fue hijo de una próspera y acomodada familia que contaba entre sus miembros a connotados personajes de la intelectualidad británica, entre los que se contó ni más ni menos que a Charles Darwin. Así, comenzó sus estudios en 1890 en el Royal College of Music, doctorándose en música e historia en Cambridge en 1901. En el intertanto viajó a Berlín para estudiar con Max Bruch. Tras doctorarse, estimó que todavía no era un compositor maduro, así que en 1908 viajó a París a estudiar con Maurice Ravel. Y así continuó, a paso lento, aunque musicalmente productivo, hasta el final de sus días, a los 85 años.
Ralph Vaughan Williams, c.1920 (1872 - 1952) |
The Lark Ascending
Es el título de un poema de George Meredith, poeta y novelista victoriano inmensamente popular en la segunda mitad del siglo XIX y principios del veinte. Un espíritu bucólico invade buena parte de sus escritos, lo que encajaba perfectamente con las piezas que Vaughan Williams componía en la primera década del siglo veinte. El poema de Meredith, que describe con precisión el vuelo y el canto de una alondra al desplazarse sobre un paisaje bucólico, era la inspiración perfecta para un trabajo musical en esa vena.
La obra fue completada efectivamente en 1914, pero el inicio de la guerra obligó a dejarla de lado, hasta 1920. (El compositor debió incorporarse a las fuerzas británicas en Francia). Luego de un par de revisiones de la versión para piano solo, fue estrenada en 1921 en la versión definitiva para violín y orquesta de cuerdas.
La pieza tiene una duración aproximada de quince minutos. Como solista, la brillante violinista estadounidense Hilary Hahn.
jueves, 31 de octubre de 2019
Sarasate: "Zapateado", para violín y piano
Pablo Martín Melton Sarasate y Navascuez, más conocido como Pablo de Sarasate, hizo su debut público a los ocho años, y a los doce ingresó al Conservatorio de París gracias a una beca otorgada por la reina Isabel II de España luego de deslumbrar a la corte en Madrid con su talento. Cinco años después, se hacía merecedor del primer premio de violín, en el Conservatorio.
El violinista
Nacido en 1844 en Pamplona, la ciudad célebre por los encierros de toros en la fiesta de San Fermín, hoy de capa caída debido a los legítimos reclamos "animalistas", iniciará desde París una extensa e interminable gira que durará casi tres décadas, recorriendo Europa y Estados Unidos, cosechando éxitos y reconocimiento de los autores en boga que le dedicarán sus obras y accederán gustosos a la solicitud de obras para su instrumento, el violín.
Pablo de Sarasate (1844 - 1908) |
Pablo de Sarasate es autor de alrededor de 50 piezas para violín y piano (o violín y orquesta), que formaron parte de su solicitado repertorio. Entre las más populares sobresalen Aires gitanos (Zigeunerweisen), de 1878 y la Fantasía sobre Carmen, la ópera de Bizet, compuesta en 1883 cuando la ópera ya se había ganado el favor del público luego de su fallido estreno en 1875, que dejó al infortunado Georges convencido de haber compuesto una obra malograda, tres meses antes de su muerte.
Sarasate pasó los últimos años de su vida en una villa en Biarritz, Francia. Pero no olvidó sus orígenes. Todos los años, hasta su muerte, viajó a Pamplona, a celebrar con su violín las fiestas de San Fermín.
Las Danzas Españolas
Entre 1878 y 1882, Sarasate compuso cuatro volúmenes de breves danzas españolas, para violín y piano o violín y orquesta (Opus 21 al 23, y 26), que se ganaron prontamente el favor del público, generando ingresos económicos no despreciables para el autor y demás involucrados en su performance.
La más célebre de ellas es Zapateado, que lleva el No 2 del Opus 23. La danza no solo deriva su ritmo y gestualidad directamente de la música popular española, sino que también representa una suerte de catálogo de los efectismos "violinísticos", muy populares entre los virtuosos del instrumento de finales del siglo XIX.
La versión es de la artista norteamericana de origen japonés, Midori Goto. Al piano, Robert McDonald.
domingo, 13 de octubre de 2019
Prokofiev: Romeo y Julieta, Suite No 2
La música del ballet "Romeo y Julieta" de Sergei Prokofiev es uno de las partituras más bellas de todos los tiempos. Pero en un principio resultó todo lo contrario. Mientras se preparaban para un estreno repetidamente pospuesto, los bailarines del Ballet Bolshoi se quejaron amargamente de la partitura, calificándola como "indanzable".
El ballet nació como un proyecto conjunto entre Prokofiev y el vanguardista director ruso Sergei Radlov, quien había escenificado en 1926 la ópera El amor por tres naranjas, también de Prokofiev, y ocho años más tarde representaría una atrevida versión de la obra teatral de Shakespeare contando la historia de los célebres amantes veroneses. Radlov estimó que solo faltaba la música para convertir la historia en un hermoso ballet de vanguardia.
Prokofiev vivía oficialmente en París cuando comenzó a componer la obra. Allá estaba asentado pero en enero de 1936 debió mudarse a Rusia para trabajar a tiempo completo en ella. Gran parte del año lo pasó en una estancia de verano, cerca de un hermoso río, el Oká, donde muchos artistas vinculados al Teatro Bolshoi pasaban sus vacaciones.
Así escribió a un amigo:
"Estoy disfrutando de esta tranquilidad y paz. Voy a nadar al río, juego ajedrez y tenis. Paseo por los bosques con nuestras bailarinas, leo un poco, y trabajo alrededor de cinco horas al día... No he descansado mucho escribiendo el Romeo."El ballet iba a ser estrenado en el Teatro Marinsky, en Leningrado, pero las turbulencias políticas llevaron a un cambio de planes, y hubo de ser reprogramado para el Teatro Bolshoi, en Moscú. Este nuevo plan tampoco prosperó.
Sergei Prokofiev (1891 - 1953) |
Finalmente, el ballet vio la luz en los escenarios en 1938 pero no en Rusia sino en Checoslovaquia. Hasta Rusia llegará en 1940, primero en Leningrado con el Ballet Kirov y, muy posteriormente, en Moscú en diciembre de 1946, luego de que los músicos del Ballet Bolshoi se convencieran de que, después de todo, el ballet no era tan "indanzable" como habían pensado.
Las suites
Frustrado y cansado de tanto aplazamiento y retraso, Prokofiev decidió extraer una suite orquestal de la partitura completa, estrenándola en noviembre de 1936, dos años antes de que el ballet llegara a los escenarios. Luego le siguió una segunda, y finalmente una tercera, en 1946. Las dos primeras se hicieron muy populares en poco tiempo, hasta nuestros días. De estas dos, la segunda es la que ha recibido los mayores favores del público corriente.
Romeo y Julieta - Suite No. 2
El video contiene cinco de las seis secciones que conforman la suite:
02:52 Montescos y Capuletos (Danza de los caballeros)
07:50 La joven Julieta
10:56 Danza
13:08 Romeo en casa de Julieta antes de partir
20:08 Romeo ante la tumba de Julieta
Denis Vlasenko dirige la Galina Vishnevskaya Opera Centre's Orchestra.
lunes, 30 de septiembre de 2019
Johann Strauss II: Polca "Ana"
En 1852, a la edad de 27 años, Johann Strauss junior había alcanzado tal éxito como compositor y director de música de salón que ya nadie lo conocía como "el hijo de" Johann Strauss padre sino como el legítimo líder en la esfera musical vienesa. Strauss había fusionado la orquesta de su padre con la suya propia luego de la muerte del padre. Poco años después visitaba con la nueva agrupación las principales ciudades europeas. En mayo de ese año fue llamado a la corte para que dirigiera la orquesta como director invitado, presentación a la que siguieron frecuentes invitaciones, hasta que finalmente fue nombrado como Hofballmusikdirector en 1863, algo sí como Director Musical de los Bailes de la Corte.
Por esos años, los vieneses celebraban una fiesta, el Festival de Santa Ana, todos los 26 de julio, en el parque municipal de Viena, el Prater. De una enorme extensión, el parque alojaba (y todavía aloja, aunque hoy más parece parque de entretenciones infantiles) muchos restaurantes, escenarios para bandas de música, una pista de carreras y varias otras amenidades.
En uno de esos escenarios, el 26 de julio de 1852, fue estrenada la Annen Polka, que así se llamó en razón de la festividad. Curiosamente, Strauss padre también había compuesto una polca para el mismo festival hacía unos diez años atrás. (Como va a ser la costumbre, la polca del hijo superará en popularidad a la del padre).
Annen Polka, opus 117
La Polca "Anna" es lo que los vieneses llaman una "polca francesa". Escrita en un tempo moderado, es una danza mucho más refinada que la bulliciosa polca alemana. Es una pieza elegante, relativamente breve, de no más de 4 minutos y medio, y que como "encore" funciona a la perfección.
Como sucede con casi la mitad de la música del compositor, la pequeña pieza nunca estuvo destinada a una gran orquesta sinfónica, sino que fue concebida teniendo en mente un pequeño conjunto: un cuarteto de cuerda, o un trío con piano, o un grupo orquestal de no más de diez o doce instrumentistas, que era lo habitual en las orquestas que dirigieron Strauss padre e hijo.
El director austriaco F.Welser-Möst dirige la Cleveland Orchestra.
sábado, 28 de septiembre de 2019
Mahler en Maiernigg, Quinta Sinfonía
Cuando Gustav Mahler escribía su Quinta Sinfonía, durante los veranos de 1901y 1902, estaba escapando de una Viena que para él se había transformado en una fuente de estrés insoportable. El 1⁰ de abril de 1901 fue exonerado de su puesto en la Filarmónica de Viena después de un período de tres años en el que el sentimiento antisemita del ambiente musical vienés se vio exacerbado. A Mahler no le quedó más que aferrarse al otro puesto importante que desempeñaba, como director de la Ópera de la Corte de Viena, que también era estresante, quizá un poco menos pero igual generaba en él un desasosiego permanente, afectando seriamente su salud.
Pero en noviembre de 1901, mientras trabajaba en la Sinfonía, ocurrió un evento importante que cambió su vida para siempre. En una cena conoció a la mujer más hermosa de Viena, la compositora en ciernes Alma Schindler, quien acababa de terminar una relación con su profesor de composición. Gustav y Alma se sintieron atraídos mutuamente de inmediato. Se casaron algunos meses después, el 9 de marzo de 1902, cuando su primera hija, Maria, ya alojaba en el vientre de Alma. Fue una relación compleja y a ratos poco feliz, aunque permanecieron juntos hasta la muerte de Mahler, en 1911.
Alma Mahler (1879 - 1964) |
Antes, se había hecho construir una pequeña cabaña, escasamente amoblada –lo justo y necesario para no calificar de ermitaño– en la colina detrás de su villa. Cada mañana caminaba hasta allí por un sendero del bosque para trabajar en espléndido aislamiento. Allí completó la Quinta Sinfonía – aunque revisiones posteriores le tomaron cinco años.
Sinfonía No 5 en Do sostenido menor
La obra, de alrededor de una hora de duración, se desarrolla en cinco movimientos (a diferencia de los típicos cuatro de la mayoría de las sinfonías) agrupados en tres secciones. La primera y tercera secciones comprenden dos movimientos cada una, mientras el Scherzo permanece entre ambas como una sección en sí misma. También, muy curiosamente, el primer movimiento está escrito en Do♯ menor y el último, medio tono más alto, en Re mayor.
Movimientos:
00:00 Marcha Fúnebre
14:04 Stürmisch bewegt (tormentoso)
28:26 Scherzo
45:22 Adagietto. Sehr langsam (muy lento)
55:18 Rondo-Finale
El Adagietto
Párrafo aparte merece el movimiento más famoso de todas las sinfonías de Mahler, el hermosísimo Adagietto de la Quinta Sinfonía ("citado" también en el último movimiento). Escrito solo para cuerdas y arpa, su carácter reflexivo, conmovedor, nostálgico, más resignado que luctuoso, lo hace único y memorable. Fue parte primordial de la banda sonora de la película Muerte en Venecia, de Lucchino Visconti, y ha sido interpretado en numerosos funerales de grandes personalidades, como Robert Kennedy y Leonard Bernstein.
Según algunos estudiosos, fue escrito como homenaje y carta de amor en clave para Alma Schindler, a quien envió el manuscrito terminado sin acompañarlo de ninguna palabra.
Claudio Abbado dirige la Lucerne Festival Orchestra, 2004.
domingo, 15 de septiembre de 2019
Beethoven: Novena Sinfonía - 4to mov.
Muy pocas deben ser las personas que en este mundo desconocen la tonadilla del "Himno a la Alegría" de Beethoven. De los millones que la conocen, muchos estarán enterados de que pertenece al cuarto movimiento y final de su Novena Sinfonía, también llamada Sinfonía Coral, pues incorpora voces solistas y coro en dicho movimiento.
Pero tan novedoso final no estuvo claro en un principio.
Recientes investigaciones sugieren que Beethoven tuvo algunos reparos para acometer tan grandiosa empresa. Mientras trabajaba en el finale de la sinfonía, consideró la alternativa de incorporar un final puramente instrumental, eliminando tan innovador cierre. Las dudas continuaron y en más de una ocasión habló de remover canto solista y coros.
Finalmente no lo hizo, con lo que queda señalada la inmensa ambición con que el maestro acometió la construcción de tan portentosa partitura.
La Oda
Desde muy joven, Beethoven se sintió cautivado por la grandiosa exaltación de la hermandad del hombre presente en los versos del poema de Schiller, An die Freude (A la Alegría). Ya en 1793 pensaba que tenía que incorporarla a su música, "verso por verso". Y la oda de Schiller se convirtió en una obsesión. Año a año, boceto tras boceto, la celebrada melodía de la Novena Sinfonía se fue elaborando, meticulosamente, hasta encontrar su forma definitiva recién en el año 1822, con textos seleccionados de la obra de Schiller y unas palabras introductorias de Beethoven.
La Sinfonía
La propia sinfonía, cuyo título completo es "Sinfonía, con coro final sobre la Oda a la Alegría, de Schiller", fue escrita durante un periodo de seis años, desde 1817 hasta 1823. Su composición respondía a un encargo de la Sociedad Filarmónica de Londres.
Dedicada nada menos que al rey Federico Guillermo III de Prusia, tuvo un grandioso estreno el 7 de mayo de 1824, en Viena. Era la primera aparición pública del maestro en doce años.
La sordera
Para la fecha, la sordera progresiva de Beethoven había alcanzado una etapa que le hacía imposible dirigir. Sin embargo, aquella velada hizo algo parecido, ubicándose cerca del director durante la interpretación para indicar los tempi correctos.
Llegó el cuarto movimiento, y los solistas y coro entonaron la oda. La música llegó a su fin. El aplauso fue estruendoso, pero Beethoven, de espaldas al público, siguió marcando el tempo hasta que una de las solistas, la contralto, le indicó que se volteara en dirección al público. Recién ahí el maestro se enteró de que la obra había terminado y que el público vienés la recibía aplaudiendo a rabiar.
Sinfonía No 9 - Cuarto movimiento y final.
Marcado Presto; Allegro assai, el cuarto movimiento tiene forma de tema y variaciones, con dos temas más una introducción.
El material musical de cada uno de los tres movimientos anteriores –aunque ninguno es una cita literal–, se presenta sucesivamente. Estos dan paso a pasajes instrumentales a cargo de las cuerdas bajas. Después de esto, el tema "Oda a la Alegría" es introducido por los violonchelos y los contrabajos. Después de tres variaciones instrumentales sobre este tema, la voz humana se presenta por primera vez a cargo del barítono, que canta palabras escritas por el propio Beethoven: "¡Oh Freunde, nicht diese Töne!" Sondern laßt uns angenehmere anstimmen, und freudenvollere. '' ("¡Oh amigos, no estos sonidos! ¡En lugar de eso, busquemos otros más agradables y más alegres!").
La oda es tocada, primero por la orquesta, y luego por el coro. Violonchelos, flautas y oboes crean el clima y las voces masculinas y femeninas se alternan declamando el Himno a la Alegría, acompañadas por la orquesta completa.
La sinfonía avanza y se eleva sobre sí misma, mientras los coros llegan a niveles atronadores. Una doble fuga da el contrapunto pausado que lleva al veloz y prolongado cántico final, un desenlace de sinfonía único en la historia de la música.
La versión, magnífica, es de la West-Eastern Divan Orchestra junto al National US Choir, dirigidos por el maestro Daniel Barenboim.
Amigo visitante:
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Schumann: Concierto para cello y orquesta
Ya casado y establecido en Dresde por indicación médica desde 1844, Robert Schumann aceptó en 1850 el puesto de director en Düsseldorf. No fue buena idea. Su temperamento era completamente inadecuado para dirigir con éxito a decenas de músicos y encauzarlos como un solo cuerpo para producir música. Durante dos años debió soportar la tensión de los ensayos, agravando probablemente el desorden mental del que ya había dado muestras, incluso antes de su matrimonio con Clara.
Pero al comienzo todo iba bien. Recorrió la ciudad junto a Clara. Y tuvo tiempo para recordar sus años de infancia, cuando tocaba el cello. Volvió a componer, con entusiasmo y pericia. En un periodo de apenas dos semanas, entre el 10 y el 24 de octubre de 1850, compuso su Concierto para cello, el único que escribiría, y que junto al también único Concierto para piano, constituyen sus dos trabajos más importantes en la serie de siete que compuso en el género de la obra concertante.
Concierto para cello y orquesta en La menor, opus 129
En un principio, Schumann consideró titular su concierto muy modestamente: "Pieza de concierto para cello con acompañamiento orquestal". Y quizá tenía razón, pues la escritura orquestal es discreta y muy transparente, mucho más de lo que Schumann acostumbra en su obra orquestal. Incluso, algunos estudiosos han sostenido que la escritura para el cello es más bien "pobre". Otras opiniones, sin embargo, señalan que todo obedece, simplemente, a que la obra no contiene trozos de virtuosismo espectacular, o asombrosamente llamativo –como sí los hay en su Concierto para piano.
Aún así, el concierto se convirtió en un favorito de los cellistas, lo que también resulta, claro está, de la relativa escasez de grandes obras del s. XIX para el instrumento.
El concierto, nunca interpretado en vida del maestro, fue estrenado el 23 de abril de 1860, en la ciudad de Oldenburg, cuatro años después de su muerte.
Movimientos:
Según se cuenta, Schumann detestaba recibir aplausos entre movimiento y movimiento. Por ello, quizá, la pieza consta de tres movimientos que se suceden sin pausa:
- Nicht zu schnell (No muy rápido)
- Langsam (Lento)
- Etwas lebhafter, Sehr lebhaft (Algo vivaz - Muy vivo)
Kian Soltani, Cello
Christoph Eschenbach, director
SWR Symphonieorchester Stuttgart-Freiburg
Duración: 23 minutos.Amigo visitante:
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sábado, 31 de agosto de 2019
Chopin: Vals Opus 34 No 2
Chopin tenía 19 años cuando viajó por primera vez a Viena, en agosto de 1829, para dar su primer recital como concertista en el extranjero. El éxito fue apoteósico, aunque algunos críticos resintieron el bajo volumen y débil sonoridad del intérprete, más apropiados para los salones que para una sala de conciertos. Un año después, luego de abandonar Varsovia definitivamente en viaje a París, pasó ocho meses en la capital del imperio austriaco, con resultados opuestos. Empresarios de la música y otros artistas lo recibieron con indiferencia. Durante esa larga estadía solo dio dos recitales. Es que con su toque delicado no era fácil conquistar al bullanguero público vienés, audiencia que, según relata: "...solo quiere escuchar los valses de Lanner y Strauss".
Chopin, desde luego, era completamente ajeno a los valses vieneses. Tiempo después, ya instalado en París, le comenta a un amigo: "No he adquirido nada de aquello que es particularmente vienés, por lo que aun sigo incapacitado para tocar valses". Quizá precisamente por ello, Chopin va a reinventar la forma en sus propios y particulares términos, con una producción exquisita de piezas breves con métrica de 3/4, profundamente personales.
Según los estudiosos, su producción de valses sigue, en lo fundamental, dos líneas: por una parte, los hay grandiosos, brillantes y ornamentales, casi elaborados para el salón de baile; y por otra, están las miniaturas, abstractas, encantadoras, en las antípodas del vals vienés de moda de la época.
Los tres valses del opus 34
Compuestos entre los años 1834 y 1838, fueron publicados por el editor con el título de Tres Valses Brillantes, aunque la denominación solo sea adecuada para el primero de ellos, el vals Opus 34 No 1, en La bemol, el único grandioso y brillante, ubicándose así en la primera categoría establecida por los estudiosos, y los dos restantes, en la segunda (y no podía ser de otro modo si al vals Op 34 No 3 se le conoce popularmente como "el vals del gatito").
El año 1838 es el año de la partida de Chopin a Mallorca, el malhadado viaje que hará junto a George Sand y sus hijos, en octubre de ese año. Antes de emprender la travesía, Chopin envió a publicación las cuatro mazurcas del opus 33 y los tres valses del opus 34. Para esa etapa de su vida, a los 28 años, Chopin ha escrito, aunque no publicado, ocho de sus catorce valses.
Vals Opus 34 No 2
Escrito en La menor, era el preferido de Chopin, y de otros cuantos (la película El Pianista lo incorporó a su banda sonora). Aunque lleva el No 2, fue el primero en escribirse.
Es un vals lento, algo triste, melancólico. Un "vals para las almas", como alguna vez señaló Robert Schumann de los valses de Chopin. Nunca mejor dicho, precisamente, de este vals.
Pleno de languidez y anhelo, en el minuto 0:56 el cambio a modo mayor da paso a una melodía de sorprendente belleza que se repetirá en el modo menor unos cuantos compases más tarde. Todo vuelve a reanudarse, para dar paso a una sección nueva, en 4:10. Al final, los compases de inicio regresarán, esta vez para servir de sofocada conclusión.
La versión es de la estupenda pianista ucraniana, Valentina Lisitsa.
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miércoles, 21 de agosto de 2019
Enrique Granados: Allegro de Concierto
En la España de comienzos del siglo XX, el compositor Tomás Breton, autor de la célebre zarzuela La Verbena de la Paloma, se desempeñaba como director del Conservatorio de Madrid. Por sugerencia suya, en 1904 se convocó a un concurso que tenía como objeto premiar un "Allegro de Concierto" que sirviera de pieza obligada en los concursos de piano que se celebraban regularmente en España.
Se presentaron al concurso varios compositores españoles, de variados curriculum, talentos y experiencia, entre ellos un joven Manuel de Falla, quizá el más brillante de todos. El primer premio, sin embargo, recayó en Enrique Granados, un compositor maduro que ya gozaba de reconocimiento internacional, gracias a sus populares Doce Danzas Españolas.
Nacido en Lérida, hijo de un capitán de ejército, Granados mostró tempranamente un gran talento musical. No sin dificultades, sus padres consiguieron darle educación musical formal. Fue el inicio de un camino sin baches solo interrumpido por las penurias que debió enfrentar a raíz de las dificultades económicas que, muerto el padre, llevaron al joven Granados a convertirse en el proveedor de una familia numerosa.
Enrique Granados (1867 - 1916) |
Allegro de concierto, en Do mayor, Op 46
En general, a Granados no se le tiene en la misma estima que a otros compositores de música para piano de gran dificultad técnica, como sería el caso de Liszt, o incluso de su colega y compatriota, Isaac Albéniz. Por ello, tradicionalmente no ha habido muchos pianistas dispuestos a dedicar el tiempo necesario para agregar su música a su repertorio.
Por fortuna, este glorioso Allegro de Concierto está hoy empezando por fin a encontrar su lugar en el repertorio tradicional.
Enrique Granados se llevó el premio de 1904 con ocho minutos de bravura que siguen conservando un alto grado de virtuosismo, resultante de una feliz combinación de virtuosidad lisztiana con la pasión y el temperamento españoles.
La versión es de la excelente pianista francesa, Stephanie Elbaz.
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miércoles, 7 de agosto de 2019
Schumann: "Papillons", opus 2
Cuando en 1831 Schumann terminó de componer la serie de doce piezas breves para piano que tituló "Papillons", contaba apenas 21 años. Por la época, vivía en casa del maestro más renombrado de Leipzig, tomando lecciones con él desde hacía solo un año, el profesor Friedrich Wieck, quien le aseguró que bajo su tutela llegaría a ser un gran pianista en unos pocos años. No era una apuesta disparatada puesto que, descontado el talento de Schumann, en ese hogar había una niña, Clara, la hija de trece años del maestro Wieck que ya era pianista y daba conciertos con regularidad.
Literatura y música
Bajo la presión de su madre, Schumann se había mudado a Leipzig para continuar estudios de leyes, los que pronto abandonará por la música, no sin antes atravesar por un mar de dudas. En carta a su madre, en julio de 1830, escribe: "Toda mi vida ha sido una batalla entre la poesía y la prosa, o, llámele así, entre la Música y el Derecho". Ahora bien, Schumann no era ajeno a la poesía, ni menos a la música, desde luego. Durante su paso por el Liceo había escrito un ensayo titulado "Sobre la íntima relación entre la poesía y la música", y mientras estuvo en Leipzig dedicó gran parte de su tiempo a la escritura y la lectura.
Die Flegeljahre, la novela
Por esos años se entusiasmó con las novelas de Jean Paul Richter, un autor menor entre los grandes exponentes de la literatura alemana, quien, sin embargo, disfrutó en vida, y más tarde también, de gran popularidad en Europa central, a comienzos del s. XIX. Una de sus novelas le cautivó, Die Flegeljahre, que traducido al español viene a ser algo así como "La edad de la indiscreción" o "La edad atrevida", en relación con la adolescencia.
Schumann, joven (1811 - 1856) |
En carta dirigida a sus hermanos, el compositor los invita a leer "en cuanto puedan la última escena de Flegeljahre porque Papillons intenta ser una representación musical de aquella mascarada".
Papillons, opus 2
Su título –Mariposas– nunca ha sido bien explicado, si bien la música sugiere claramente las nociones de "ligereza" y "vuelo". En conformidad con la idea de música destinada a un salón de baile, conforman la obra doce danzas, la mayoría valses, que escasamente superan el minuto de extensión.
Los estudiosos han calificado la conclusión de la obra, su finale, como un "toque magistral" del maestro: abre con una antigua melodía popular alemana, y termina con seis notas acentuadas que representan las campanadas de un reloj, luego de lo cual el intérprete debe ejecutar un notable diminuendo mediante la remoción, una a una, de las notas de un arpegio sostenido.
Las piezas:
00:00 Introducción, en Re mayor. Moderato
00:14 Vals en Re mayor
00:58 Vals en Mi bemol mayor. Prestissimo
01:14 Vals en Fa sostenido menor
02:06 Vals en La mayor
03:00 Polonesa en Si bemol mayor
04:18 Vals en Re menor
05:20 Vals en Fa menor. Semplice
06:16 Vals en Do sostenido menor
07:36 Vals en Si bemol mayor. Prestissimo
08:25 Vals en Do mayor. Vivo
10:54 Polonesa en Re mayor
13:30 Finale en Re mayor
La versión es de Tiffani Poon.
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sábado, 27 de julio de 2019
Franz Liszt: Rapsodia Húngara No 6
En 1840, Franz Liszt inventó el recital de piano tal como lo conocemos hoy: el concierto de un solo instrumentista que hace música con obras propias o ajenas, junto al piano. Entre ese año y 1847 (cuando conoció a la princesa Carolyne de Sayn-Wittgenstein, quien le instó a privilegiar la composición, en casa) realizó múltiples y extensas giras por toda Europa, visitando ciudades tan alejadas como Sevilla o Moscú. En todas ellas recibió "el cariño de su público", como diríamos hoy. Liszt se esforzaba por complacer a esa audiencia, llegando a tocar tres o cuatro veces a la semana, para especial disfrute de las damas, que se desmayaban en medio del recital, o armaban una trifulca para adueñarse del pañuelo del artista, cuando éste se retiraba, luego de ofrecer un bis con un par de rapsodias húngaras.
Según unos pocos pero intrépidos estudiosos, las rapsodias húngaras de Franz Liszt representan "el lado menos respetable" del compositor. Su encanto residiría no en su invención musical sino en la deslumbrante expansión del espectro de expresión posible en el piano, o dicho de modo menos elegante, en "la variedad de ruidos que pueden hacerse con un piano". Duras palabras.
Liszt visitó Hungría en 1839, después de trece años asentado en París. Una nueva visita al año siguiente condujo a la producción, entre 1840 y 1847 (precisamente sus años de "piano star"), de diez volúmenes de piezas para piano basadas en temas húngaros. Entre 1851 y 1853 publicó quince de ellas bajo el título de Rapsodias Húngaras. En 1882-1886 publicará cuatro más.
Fotografía de Liszt, en 1843 (1811 - 1886) |
Las rapsodias húngaras de Liszt derivan de un estilo y danza del siglo XVIII llamada verbunkos, utilizada en Hungría durante el reclutamiento de tropas (para entusiasmar, imaginamos). Cuenta con al menos dos secciones contrastantes: una lenta, o lassan, y una rápida, o friska.
Rapsodia Húngara No 6, en Re bemol mayor
Descontada la aplastante presencia popular de la Rapsodia Húngara No 2 (en Do sostenido menor), la No 6 es una de las más conocidas, incorporando en menos de siete minutos la pompa y lo lúdico, lo exótico y lo ostentoso, a la vez. Cuenta con cinco secciones, marcadas: Tempo giusto, Presto, Andante, Allegro y Presto.
La pieza es altamente exigente. El Presto final ilustra el extraordinario virtuosismo con que el maestro contó para provocar desvanecimientos y reyertas varias por media Europa.
En oposición, la obra responde exactamente al tipo de pieza que durante un tiempo permitió etiquetar erróneamente a Liszt solo como un pianista virtuoso.
La versión es de la pianista ucraniana Anna Fedorova.
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jueves, 25 de julio de 2019
Puccini: La Boheme - "O soave fanciulla"
Una magistral lección de canto
Menos de quince minutos le tomó a Rodolfo enamorarse de Mimí, y a Mimí enamorarse de Rodolfo. Es la magia de la ópera, el acto mágico que cierra con el bellísimo dúo con que finaliza el Acto I de La Boheme, ópera en cuatro actos con música de Giacomo Puccini, estrenada en Turín el 1 de febrero de 1896, con la dirección de Arturo Toscanini.Por esas fechas, el autor tenía 38 años, y hacía tres había estrenado con gran éxito Manon Lescaut (1893). Más tarde vendrían Tosca (1900), Mme Butterfly (1904) y Turandot (inacabada, 1926), entre otras.
La Boheme retrata a un grupo de artistas que malviven en el Barrio Latino de París, alrededor de 1830, sacrificando sus vidas por el arte.
Gran parte de la obra es original, pero la idea básica tiene origen en la novela (o colección de viñetas, más bien) por entregas "Escenas de la vida bohemia", del escritor francés Henry Murger, publicada en un periódico a lo largo de cinco años, a mediados de siglo.
Cuatro artistas conforman el grupo de bohemios, cada uno con su inquietud intelectual propia: Rodolfo es poeta; Marcello, pintor; Colline estudia filosofía; Schaunard es músico. Habitan una buhardilla en un edificio del barrio latino. A ellos se suman la cantante Musetta, y una frágil e ingenua costurera llamada Mimí, que vive en el mismo edificio.
Giacomo Puccini (1858 - 1924) |
Han encontrado el amor. Ambos cantan el dueto que inicia Rodolfo con las palabras O soave fanciulla (Oh, dulce niña), confesándose el uno al otro su amor recién descubierto. Así, enamorados, se unirán al grupo de amigos. Abandonan el cuarto. Los últimos compases se cantarán fuera de escena, magníficamente.
La versión es de Renata Scotto y Luciano Pavaroti. Torino, Italia, 1996.
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miércoles, 17 de julio de 2019
Beethoven: Missa Solemnis - Sanctus & Benedictus
Descontada su participación en 1783, a los trece años de edad, como intérprete de viola en la orquesta de la corte del príncipe elector de Colonia, Ludwig van Beethoven nunca trabajó a tiempo completo para un gobernante, o bajo el alero de un noble, o de una institución religiosa. De ahí, entonces, que su producción de música sacra sea relativamente escasa. Aparte de un oratorio en idioma alemán, Cristo en el Monte de los Olivos, de 1803, solo dos misas completas enteran su producción religiosa: la misa en Do mayor, de 1807, y la Missa Solemnis en Re mayor, de 1824, escrita a un tiempo con la Novena Sinfonía.
Si bien no descansó en un patronazgo particular, a Beethoven no le faltaron los amigos nobles. Y aunque nunca lo haya solicitado, en 1809 tres de ellos se comprometieron a otorgar a Beethoven una pensión anual de 4.000 florines, con la única exigencia de que permaneciera en Viena, dedicado a componer. Algunas de estas envidiables relaciones se habían iniciado en el plano de maestro y pupilo. Es el caso del hermano del emperador Francisco I, el archiduque Rudolph Johann Joseph Rainer, quien luego de comportarse como aplicado alumno, devino más tarde el mayor benefactor de Beethoven, convirtiendo al maestro en el primer artista y compositor independiente de la historia.
Rodolfo de Austria (1788-1831) |
Para la época, Beethoven tenía cincuenta años, estaba solo, estaba sordo, y vivía suplicando el cariño de su sobrino Karl, de quien era tutor. Por si fuera poco, se había comprometido con la Sociedad Filarmónica de Londres para la composición de una nueva sinfonía (la Novena). De modo que la gran misa no alcanzó a estar terminada para la ocasión. El arzobispo debió conformarse con una misa escrita por Hummel.
No sabemos si el maestro se disculpó. Lo cierto es que continuó trabajando, imperturbable, en la Novena, las tres últimas sonatas y los últimos cuartetos, junto con la misa.
La obra no estuvo completa sino hasta principios de 1823. Finalmente, la premiére tuvo lugar el 7 de mayo de 1824, en San Petersburgo.
Misa para solistas, coros y orquesta en Re Mayor, Missa Solemnis, Op. 123
Destinada la obra a despertar e instilar sentimientos religiosos en los intérpretes así como en la audiencia, Beethoven fue capaz de combinar la liturgia católica con una gran expresividad dramática, convirtiéndola en "la producción más grande salida de mi mente", en palabras del mismo Beethoven.
La misa completa con las secciones habituales de la liturgia católica: Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus, Benedictus, Agnus dei, dura aproximadamente una hora y media. Se presentan aquí los trozos Sanctus y Benedictus, este último, su momento más emotivo, según los estudiosos.
La versión es de la Royal Philharmonic Orchestra y el coro London Philharmonic con la participación solista de tenor, bajo, soprano y alto, todos bajo la dirección de Sir Gilbert Levine.
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Destinada la obra a despertar e instilar sentimientos religiosos en los intérpretes así como en la audiencia, Beethoven fue capaz de combinar la liturgia católica con una gran expresividad dramática, convirtiéndola en "la producción más grande salida de mi mente", en palabras del mismo Beethoven.
La misa completa con las secciones habituales de la liturgia católica: Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus, Benedictus, Agnus dei, dura aproximadamente una hora y media. Se presentan aquí los trozos Sanctus y Benedictus, este último, su momento más emotivo, según los estudiosos.
La versión es de la Royal Philharmonic Orchestra y el coro London Philharmonic con la participación solista de tenor, bajo, soprano y alto, todos bajo la dirección de Sir Gilbert Levine.
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domingo, 14 de julio de 2019
Schubert: Fantasía para piano a 4 manos
En poco más de dieciocho años, Franz Schubert fue capaz de escribir casi un millar de obras. En esta casi milagrosa abundancia que presenta su catálogo, destaca una cincuentena de piezas escritas para ser interpretadas por dos músicos al piano: son sus piezas para piano a cuatro manos.
Desde la Fantasia en Sol menor, de 1810 (cuando tenía trece años) hasta la Sonatina D 968 compuesta el mismo año de su muerte, Franz Schubert no cesó de componer obras en este formato y en muy diversos géneros, que van desde las transcripciones de obras orquestales propias hasta aquellas escritas en función de la naciente música de salón que comenzaba a encantar a una incipiente clase media que también quería hacer música en su propio hogar.
Los veranos de 1818 y 1819, Schubert, veinteañero, los pasó en el castillo de Szeliz, a unos 150 km de Viena, contratado como preceptor musical de las hijas del conde Johann Esterházy, primo del protector de Haydn.
Las niñas eran dos: Carolina de 13 años, y Maria, de 15. Con María, las clases eran más interesantes pues mostraba un nivel más avanzado que su hermana, pero al segundo verano el pequeño Schubert comenzó a interesarse sentimentalmente en Carolina que, claro está, ahora tenía catorce.
Condesa Carolina Esterházy |
Fantasia para piano a cuatro manos, Op 103, en Fa menor
Fue compuesta entre enero y abril de 1828 y ejecutada por primera vez el 9 de mayo de ese año, con ocasión de una de las últimas "schubertiadas" celebradas con sus amigos, entre ellos el compositor Franz Lachner, quien hizo su parte en el piano, acompañando a Schubert.
Fue publicada póstumamente al año siguiente.
Nunca sabremos si la condesa Carolina accedió alguna vez a los requiebros de Franz, pero hoy no son pocos los intérpretes que han observado que no es para nada caprichoso oír en el anhelante dúo de amor de la sección central "la expresión idealizada de una relación que las diferencias sociales por sí solas hicieron imposible".
Considerado su mejor trabajo, entre muchos, para piano a cuatro manos, la obra está estructurada en cuatro movimientos que se interpretan sin pausa, conectados por una lírica melodía.
Movimientos:
I Allegro molto moderato
II Largo
III Scherzo. Allegro vivace
IV Finale. Allegro molto moderato
La versión es de los hermanos Lucas y Arthur Jussen, pianistas holandeses.
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miércoles, 19 de junio de 2019
Benjamin Britten: Concierto para violín
El compositor británico Benjamin Britten todavía no cumplía veinte años cuando la política europea entró en una etapa compleja. El 3 de septiembre de 1939, en respuesta a la invasión del ejército alemán a Polonia, Gran Bretaña le declaró la guerra a Alemania. Cuatro meses antes, en compañía del tenor Peter Pears, su pareja sentimental, Britten había dejado Inglaterra por Estados Unidos. Allá permanecerá hasta abril de 1942. Un declarado pacifista, Britten entendió perfectamente que su postura humanitaria no sería bien recibida en una Inglaterra en plena guerra, tanto más cuanto provenía de un artista que era gay.
Cuando regresó a Inglaterra, un juez debió decidir su futuro como potencial combatiente. Pudo haber sido incorporado a la retaguardia, en funciones no combatientes, pero el juez tomó una decisión muy sabia: el mejor servicio que Britten podía brindar a Inglaterra era seguir escribiendo música. Y es precisamente lo que hizo. Muy pronto se ganará una reputación como el mejor compositor británico desde Henry Purcell, dos siglos y medio atrás.
Benjamin Britten (1913 - 1976) |
Concierto para violín Opus 15
Dedicada a su antiguo maestro en el Royal College of Music, la obra fue estrenada en Nueva York en marzo de 1940, siendo calurosamente recibida por la crítica. Un colaborador del New York World Telegram, complacido, hizo un comentario muy personal: "Mr Britten, un larguirucho muchacho de 26 años subió a escena después del concierto y saludó al público algo tímida y desgarbadamente. Siendo franco, no parecía ser el autor de este concierto. Pero, en música, nunca se sabe."
Movimientos:
Son tres, en inusual secuencia lento-rápido-lento. Se tocan sin interrupción.
I Moderato con moto - Agitato - Tempo primo
II Vivace - Animando - Largamente - Cadenza
III Passacaglia. Andante Lento
La versión es de la violinista holandesa Janine Jansen, acompañada de la Orchestre de Paris bajo la conducción del director ruso Paavo Järvi.
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sábado, 1 de junio de 2019
Wagner: El Holandés Errante - Obertura
A comienzos de 1839, Richard Wagner, de 26 años, fue contratado como director de la ópera nacional de Riga, la capital de Letonia. Un extravagante estilo de vida unido al retiro de los escenarios de su esposa, la cantante Minna Planer, le hicieron incurrir en grandes deudas. Imposibilitado de afrontarlas, ideó un plan para evadir a sus acreedores. Terminaría la obra en que trabajaba, la ópera Rienzi, con la idea de representarla en París y hacer con ella algún dinero. Hacia allá se largó, vía Londres.
La leyenda del barco fantasma
Luego de cruzar ilegalmente la frontera prusiana, la pareja se embarcó en un navío en el que vivirían la peor experiencia navegante de sus vidas. Enfrentado a una serie de tormentas, el barco pudo por fin guarecerse en un fiordo noruego luego de días de interminable lucha con un mar embravecido. Llegaron a Londres tres semanas después de haber abandonado Riga. La experiencia hizo recordar a Wagner la antigua leyenda del barco fantasma, el barco imposibilitado de recalar, obligado a surcar los mares de por vida, en busca de redención.
Y ya en París, las cosas tampoco mejoraron. Wagner no pudo conseguir trabajo como director y la Ópera de París se negó a llevar a escena su Rienzi. La pareja se vio enfrentada a grandes penurias económicas, debiendo vivir de la ayuda de amigos y del escaso dinero que Wagner podía conseguir mediante la publicación de artículos de música y la copia de partituras. En esas circunstancias, echó mano de su reciente experiencia e ideó la composición de una breve obra en un acto sobre la leyenda del barco fantasma, que en algunas versiones tiene como capitán a un holandés, un "holandés errante".
Richard Wagner (1813 - 1883) |
La obra estaba destinada a fungir como "apertura de cortinas" para un ballet, en la Ópera.
Wagner se basó en una sátira de Heine que recogía la leyenda del holandés errante, modificando la historia para presentar al capitán errante como un personaje maldecido que solo puede redimirse por el amor leal de una mujer. El libreto, con el título de "El Barco Fantasma", y junto a tres pasajes importantes de la ópera, fueron dados a conocer en julio de 1841 a la Ópera de París, que acordó comprar los derechos a Wagner por 500 francos, y encomendar la música y el libreto en francés a otros artistas.
"El Barco Fantasma" fue un fracaso rotundo. Luego de su estreno, en noviembre de 1842, caerá en el más completo olvido.
Der fliegende Holländer
En el ínterín, durante el verano de 1841, Wagner escribió el resto de la ópera, ampliando la obra a la más tradicional forma en tres actos, y ahora titulada Der fliegende Holländer. El libreto inicial ambientaba la obra en Escocia. Wagner cambió los nombres de los personajes y la ambientación a Noruega, en un intento por tomar distancia del fracasado Barco Fantasma.
Fue estrenada en Dresde en enero de 1843, bajo la dirección del autor, pero no fue el éxito que Wagner anhelaba. Al poco tiempo, sin embargo, ganó en popularidad y se convirtió en favorita del público hasta el día de hoy, pues pese al desencanto inicial, es una de las óperas más accesibles del autor alemán.
El Holandés Errante - Obertura
La obertura es la última sección que escribió Wagner. En ella están contenidos todos los leitmotiv de la obra, aquellos célebres pasajes musicales que ilustran y acompañan ya sea a los personajes o las situaciones por las que estos atraviesan conforme a la trama, y de los cuales hizo Wagner su marca de fábrica para el resto de su obra.
Se inicia con un motivo que podríamos llamar "oceánico", o "tormentoso".
La versión es de la Orquesta Sinfónica de Chicago dirigida por sir Georg Solti.
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martes, 21 de mayo de 2019
John Field: Concierto para piano No 1
El pianista y compositor irlandés John Field, inventor de la forma musical "nocturno" (Chopin se solazará en ella) fue durante un tiempo una persona muy reservada, quizás un poquito hosca. Se dice que tal vez sufría de un complejo de inferioridad. Si lo tuvo, en nada ayudó a superarlo su permanencia como "aprendiz" en la casa de pianos de su tutor, Muzio Clementi, pianista, compositor, pedagogo y fabricante de pianos, asentado en Londres. En sus talleres, Field permaneció diez años, mal vestido y peor alimentado, cumpliendo la labor diaria de tocar el piano durante horas para encantar a los potenciales compradores. Sin embargo, logró convertirse en un pianista muy exitoso. Chopin confesó orgulloso, mientras hacía sus primeras armas en París, que a veces se lo comparaba con él.
Pero donde despegó como divo y virtuoso del piano fue en Rusia. Hasta allá llegó, en compañía de su patrón Clementi, en 1803, en gira artística, y de negocios, de paso. Y allá se quedó, decidido a hacerse un nombre, y comenzar una carrera como concertista, de verdad. Lo logró con creces. Y, al parecer, dejó completamente de lado su personalidad reservada. Cuando Clementi lo visitó en San Petersburgo, en 1806, lo encontró convertido en un célebre pianista, compositor y pedagogo, algo dipsómano y seguro de sí mismo hasta lo intolerable.
John Field (1782 - 1837) |
Pero John Field también llevó una vida más sencilla, cuando era joven, cuando era tímido. Y más productiva. Durante su vida, compuso ni más ni menos que siete conciertos para piano que, aparte de sus célebres dieciocho nocturnos, constituyen su mayor logro. Según los estudiosos, algunos pecan de lesa arquitectura, pero gran parte de ellos están muy bien logrados.
Concierto No 1 en Mi bemol mayor
Fue compuesto en 1798, cuando Field era apenas un adolescente y se mantenia como "aprendiz" de Clementi. Su estreno tuvo lugar en el King's Theater de Londres, el 7 de febrero de 1799, con ocasión de un concierto destinado a apoyar a músicos retirados. Fue una feliz ocasión para Field, y una oportunidad para integrarse de lleno al circuito musical inglés.
La obra es una pieza sencilla (el autor tiene dieciséis años), de indesmentible estilo clásico, pero de gran atractivo.
Movimientos
00:00 Allegro
09:50 Adagio non troppo
16:49 Allegro vivace
Al piano, el intérprete italiano Paolo Restani.
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martes, 14 de mayo de 2019
Gershwin: Piano concierto en Fa mayor / Yuja Wang
La primera presentación de Rhapsody in Blue, de George Gershwin, tuvo lugar el 12 de febrero de 1924 en el Aeolian Hall de Nueva York con el compositor al piano. La hoy célebre rapsodia formaba parte de un concierto titulado "Un Experimento en Música Moderna", que marcó el primer acercamiento significativo entre el jazz y la música clásica. Gershwin no era propiamente un músico de jazz, pero su sensibilidad hacia la música afro-americana le permitió crear una música inteligentemente coloreada por sus texturas y ritmos.
Aquella velada estuvo presente el director americano de origen alemán Walter Damrosch. Atraído por la novedad, al día siguiente contactó a Gershwin para que compusiera para la New York Symphony Orchestra un concierto para piano a gran escala y en toda la línea de la formalidad clásica.
Para la fecha, Gerswin trabajaba en tres musicales para Broadway, así que solo comenzó a bosquejar el Concierto en mayo de 1925. Al regreso de un viaje a Londres, inició la escritura para dos pianos. A fines de julio terminó el primer movimiento, en agosto el segundo y el tercero en septiembre. La orquestación completa de los tres movimientos estuvo finalizada el 10 de noviembre.
A fines de ese mes, Gershwin contrató, a sus expensas, una orquesta de 55 instrumentistas para un ensayo general, con la asistencia del comisionista, Walter Damrosch, quien quedó encantado aunque sugirió algunas revisiones.
Gershwin, a los 37 años. (1898 - 1937) |
George Gershwin vivió apenas 38 años. El 11 de febrero de 1937 tocó su Concierto en Fa en una velada especial dedicada solo a su música. Gershwin era un pianista muy dotado, al menos tocando su propia música, pero aquella noche sufrió problemas de coordinación y blancos de memoria. El 9 de julio de ese año debió ser internado, y cayó en coma. Sus doctores sugirieron que podría estar sufriendo de un tumor cerebral. Efectivamente, dos días después le removieron un gran tumor, pero el compositor murió esa misma noche, el 11 de julio de 1937.
Concierto en Fa mayor
El día de su estreno, no obstante el éxito de público, los críticos no ocultaban su estupefacción, incapaces de definir si estaban ante música de jazz o ante un concierto clásico.
Pero el mismo Gershwin se encargó de entregar una breve descripción del concierto, muy acertada.
"El primer movimiento emplea el ritmo de charleston. Es rápido y palpitante, y representa el espíritu joven y entusiasta de la vida americana. Comienza con un motivo rítmico dado por los timbales... El tema principal es anunciado por el fagot. Más tarde, el piano introduce un segundo tema. El segundo movimiento tiene una atmósfera poética y nocturna parecida a la del blues americano, pero en una forma más pura que la usual. El movimiento final vuelve al estilo del primero. Es una orgía de ritmos, que se inicia violentamente, manteniendo la misma vivacidad durante todo el movimiento".
Movimientos
00:00 Allegro
14:00 Adagio - Andante con moto
26:25 Allegro agitato
La versión es de Yuja Wang, acompañada por la London Symphony Orchestra conducida por el director estadounidense Tilson Thomas.
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