Uno de los escasos músicos románticos nacidos en cuna de oro, Felix Mendelssohn-Bartholdy recibió de su padre banquero en 1829 un regalo que cualquier artista del siglo XIX –y de cualquier otro siglo– hubiese envidiado con fruición. El joven de veinte años ya había dado suficientes muestras de talento y su padre consideró conveniente que cumpliera el sueño de todo artista de la época, viajar a Italia. Y como el bienestar económico familiar daba para un poco más, Mendelssohn padre financió los viajes de Felix por toda Europa, yendo y viniendo, durante tres años.
Felix Mendelssohn-Bartholdy (1809 - 1847) |
La primera visita fue a Inglaterra, donde dirigió obras suyas, consiguiendo la admiración total de los ingleses. Luego, fue Escocia, donde tomará inspiración para su Sinfonía Escocesa. En 1830, luego de pasar unos meses en distintas ciudades de Austria, llegó a Venecia el 9 de octubre. Después de una breve pero intensa visita a Florencia, saltará a Roma, donde se instaló varios meses, conociendo a Hector Berlioz que disfrutaba allí de su beca del Grand Prix de Rome. No hicieron grandes migas pero Mendelssohn invitará más tarde a Berlioz a dirigir la Sinfonía Fantástica en Leipzig.
A la vuelta
Después de una corta visita a Nápoles y Pompeya en compañía de amigos, emprenderá el regreso en 1831. Camino a Suiza volverá a cruzar Italia visitando otra vez Florencia, también Génova y Milán.
Además de ejercitar en el camino sus extraordinarias dotes para la pintura, como desde el año anterior venía Mendelssohn trabajando en su primer concierto para piano, durante una corta estadía en Munich aprovechó de estrenarlo, con él al piano.
A mediados de diciembre estaba instalado en París. Allí conocerá a Chopin, y a Liszt. Con el primero hará gran amistad. En relación con el segundo, quedará gratamente sorprendido cuando presencie la lectura a primera vista que el maestro húngaro hará de su primer Concierto para piano.
Concierto para piano y orquesta N° 1 en sol menor
De breves dimensiones, menos de 20 minutos, el concierto fue estrenado en Munich en un concierto benéfico el 17 de octubre de 1831, con gran éxito, aunque fue Liszt el que posteriormente, en París, lo hizo verdaderamente célebre.
Está estructurado a la manera tradicional, movimientos rápido-lento-rápido, que se suceden sin pausa.
Movimientos
00 Molto allegro con fuoco. Rapídísimo y fiero movimiento. Una fanfarria (pequeño trozo protagonizado por los metales) en 6:35 antecede al andante, sin pausa.
6:50 Andante. En total contraste con el primer movimiento, su ternura llega a ser casi melancólica. Con los cuatro sencillos acordes con que finaliza el movimiento, Yuja Wang aprovecha de dar una muestra de su desenvoltura al conseguir la disminución de volumen de piano a pianissimo de manera brillante y con una naturalidad asombrosa.
12:18 Presto - Molto allegro vivace. Es introducido también por una fanfarria, clara deudora del célebre motivo de la Quinta Sinfonía, tres notas cortas y una larga. Es un rondó exuberante, entusiasta y animadísimo.
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