domingo, 26 de julio de 2020

Bártok: Piano concierto No 2


A lo largo de su vida, el compositor húngaro y notable pianista Béla Bartók compuso tres conciertos para piano y orquesta. El primero de ellos, de gran dificultad técnica, fue estrenado en Frankfurt en 1927, con el autor como solista puesto que había sido escrito precisamente para mostrar las habilidades como pianista del compositor Bartók, de 46 años, y ya bastante conocido, en Europa y EEUU.
No hubo quien no reconociera las altas exigencias técnicas de la obra. Por ello, al acometer la composición de su Segundo Concierto, el mismo Bartók señaló que esperaba simplificar su música, aunque haciendo mayor uso del contrapunto (las dos o más líneas musicales que se complementan). Este énfasis en el contrapunto terminó por convertir la obra en una de las más difíciles jamás escritas. Así lo señaló el maestro András Schiff:
"Para el pianista, es una pieza 'quiebra-dedos'. Es la más difícil que alguna vez haya tocado. Muy a menudo termino con el teclado cubierto de sangre".

La obra fue compuesta en los años 1830-31 y estrenada en Frankfurt con Bartók al piano el 21 de enero de 1933, el mismo mes y año en que Adolph Hitler accedió al cargo de Canciller en Alemania. Fue el último concierto que Bartók dio en Alemania. Muy ajeno a la ideolodía nazi, decidió no volver a tocar allí, rompiendo además con su editor alemán.

Béla Bartók (1881 - 1945)
Luego que en 1940 Hungría se uniera al Eje nazi-fascista, hizo pública su oposición, lo que le trajo no pocos problemas con el establishment húngaro, obligándolo a salir al exilio. En octubre de 1940 llegó a Nueva York en compañía de su esposa. No lo pasó bien el autor en América. Magníficamente saludado como pianista, no habia sin embargo gran interés en su propia música. Allí morirá cinco años después, en septiembre de 1945, apenas finalizado su Tercer Concierto para piano.

Concierto para piano y orquesta No 2, en Sol mayor
Está estrucurado en tres movimientos, pero la seccion central incluye en su interior un movimiento vivo. Fiel a su universo sonoro, las cuerdas, por ejemplo, están ausentes en todo el primer movimiento, y los constrastes entre los movimientos lentos y rápidos de la sección central son brutales. El piano de los movimientos extremos, está ya completamente alejado de la tradición romántica, con pasajes de extrema bravura acompañados de un vigor orquestal inusitado. Junto a todo ello, sin embargo, el adagio de la sección central es uno de los más bellos esscritos por Bartók

Movimientos:
00:00  Allegro
10:25  Adagio- Presto- Piu adagio
23:55  Molto allegro

La verisón es de la pianista china Yuja Wang, acompañada por la Orquesta de la Academia de Santa Cecilia, dirigida por Antonio Pappano.

domingo, 19 de julio de 2020

Mozart: "Laudate Dominum"


Como parte del acostumbrado tour por Europa Central a fin de encontrar empleo digno, en 1778 Mozart abandonó Salzburgo y al arzobispo Colloredo para iniciar viaje a Manheim y París. Esta vez lo acompañaba Anna Maria, su madre. Como era lo habitual, el viaje no rindió mayores frutos. Por el contrario, la gira se vio oscurecida, todavía más, por la muerte de Anna Maria, en París, el 3 de julio de ese año. Un mes más tarde, Leopold Mozart envió a Wolfgang una carta donde le informaba que se había abierto una posición en Salzburgo, como organista de la corte. El nuevo puesto comportaba un aumento de salario y generosos permisos para ausentarse.


Mozart llegó a Salzburgo la tercera semana de enero de 1779, haciéndose cargo de inmediato de sus nuevos deberes, que incluían tocar en la Catedral y en la corte, además de la instrucción a los niños del coro. Por supuesto, también debía componer, aunque sin las exigencias que debieron soportar otros maestros (como por ejemplo, Bach). Además de conciertos para diversos intrumentos, sonatas para piano y violín, y sinfonías, Mozart compuso ese año y el siguiente un buen número de piezas sacras entre las que sobresalen la misa "Coronación", la Missa Solemnis K337 y dos Vísperas, éstas últimas, composiciones corales sacras destinadas al uso litúrgico en la Catedral de Salzburgo.

Vesperae Solennes de Confessore
Es la segunda de las dos vísperas, data de 1780 y será la última obra coral que Mozart escriba para la Catedral. Tal como la primera, sigue el estándar de la litúrgica católica al incluir el Magnificat y los cinco salmos utilizados en el servicio de Vísperas. Las palabras "de confessore" (que no son de Mozart) sugieren que la obra puede haber sido concebida para la celebración de un día específico del calendario de santos (confessore). Por su parte, "solennes" indica sencillamente que la obra consta de acompañamiento orquestal.
La obra está constituida de cinco secciones más el Magnificat. La quinta sección, sobre el salmo 117 del Libro de Salmos del Antiguo Testamento, es la más célebre de todas.

Laudate Dominum Omnes Gentes
Más conocido sencillamente como Laudate Dominus (Alabemos al Señor), está escrito sobre el más corto de los salmos, de tan solo dos versos, puesto en música no pocas veces por compositores de toda época (Bach entre ellos, naturalmente). Escrito para orquesta, soprano y coros, su radiante belleza revela el lado más personal del acercamiento de Mozart a la música sacra, según los estudiosos. Alfred Einstein va algo más allá al señalar que quien no conoce esta obra no conoce a Mozart.

La versión es del niño noruego de 13 años Aksel Rykkvin, acompañado del Coro de la Catedral de Oslo y la IRIS Chamber Orchestra, conducida por Vivianne Sydness.