jueves, 29 de diciembre de 2011

Mozart: Concierto piano N° 23 - Adagio



Feliz de la vida habría estado Wolfgang Amadeus Mozart de haber sabido que la línea aérea Air France tomaría prestado unos compases suyos para musicalizar uno de sus spots publicitarios. Bueno hubiese sido también que recibiera un "retorno" desde el futuro. Pero esa magia no se ha inventado todavía.
El minuto y algo más incorporado al spot, muy bello por cierto, pertenece al segundo movimiento, adagio, del concierto para piano y orquesta N° 23, compuesto en Viena el año 1786. Un buen año para Mozart, si recordamos el rotundo éxito de Figaro, que significó un claro alivio para las finanzas de Amadeus.

Mozart en Viena, 1782-1791
Los nueve años que la familia Mozart pasó en Viena no fueron especialmente malos. Más bien al contrario: siempre tuvieron coche propio y al menos un criado, comodidades mínimas para un músico de renombre que recibía hijos de nobles como alumnos. Pero debieron sortear algunas dificultades económicas, cambiándose de casa continuamente, por ejemplo, para ajustar las cuentas.

El éxito de Figaro lo había catapultado como prominente compositor de ópera, pero Mozart todavía albergaba la esperanza de ser nombrado "compositor de corte", eso sí, en Viena, no en cualquier parte. Lo será al año siguiente, a la muerte de Gluck, su antecesor, si bien con un sueldo muy inferior. Mientras tanto Mozart vivirá de sus clases, de la publicación de sus obras y de los conciertos por suscripción, en los que Wolfgang fungía de pianista, director y productor del evento.

Concierto No 23 - Adagio
Es, probablemente, el caso del Concierto N° 23, terminado el 2 de mayo de 1786 y estrenado poco después con entrada pagada con antelación. No sé cuánto costaba el "ticket". Sí sé que el minuto a Air France le salió gratis. Un comentario en francés en Youtube celebra que la empresa difunda "buena música" y "haga a los franceses más cultos". Razón no le falta. Después de todo, Wolfgang Amadeus sigue embelleciendo el mundo, sin recibir nada a cambio.

De los tres movimientos del concierto, escuchamos el melancólico adagio usufructuado, en versión de la pianista francesa Hélene Grimaud y la Chamber Orchestra of the Bavarian Radio.


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miércoles, 21 de diciembre de 2011

Lecuona - La comparsa



Al parecer, niños prodigio hay en todas partes. Quienes en 1909 asistían al cine Testar en La Habana podían observar que quien musicalizaba las películas mudas de la época era un niño de 14 años. El niño, a quien le faltaban solo cuatro años para obtener su diploma de intérprete en piano en el Conservatorio Nacional de La Habana, medalla de oro incluida, se llamaba Ernesto Lecuona.
Hijo de un periodista canario y madre cubana, para aliviar la carga económica de la familia, luego de que el padre muriera muy joven, el futuro compositor se vio obligado a trabajar en el cine a muy temprana edad. Ya en 1907, a los 12 años, participaba con un grupo musical en los intermedios, entre una película y otra, como era la costumbre.

Ernesto Lecuona (1895 - 1963)
Lecuona, autor de canciones, pareciera ser la reseña obligada. Quizás debido al éxito arrollador de la pieza Always in my heart, tema principal de la película del mismo nombre, de 1942, época de profusa participación del autor como compositor para el cine hollywoodense. Y cómo no, también están Siboney, Maria la O, Malagueña y tantas otras. Pero su producción musical, de alrededor de 600 piezas, incluye diversas suites para piano, cinco ballets, música para teatro y cine, piezas para niños, y hasta una ópera. Como ejecutante, por si fuera poco, mostró un talento excepcional para la interpretación de los clásicos y románticos europeos.

Pero Lecuona se apartará poco a poco de este universo y terminará rindiendo culto a la música afrocubana que, en estado de marginación en la sociedad cubana de inicios del siglo veinte, logró finalmente acceder a las salas de concierto gracias en buena parte al esfuerzo sostenido del maestro Lecuona.

La Comparsa es una de sus composiciones más populares y de indiscutible vigencia. Su primera interpretación pública se dio en 1912, por lo que podemos inferir que fue compuesta antes de los 17 años. Aunque originalmente una canción, se han hecho innumerables versiones de ella, partiendo por la propia versión de Lecuona para piano solo.

En esta oportunidad, la escuchamos en una entrega muy sabrosa, a la vez que libre, para piano y orquesta. Al piano, el maestro cubano Frank Fernández acompañado de la Orquesta Sinfónica Juvenil, en Caracas, Venezuela.
Ernesto Lecuona falleció en Santa Cruz de Tenerife en 1963.


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domingo, 18 de diciembre de 2011

Chopin: Andante spianato y Gran polonesa brillante



Cumplidos recién los veinte años, Frédéric Chopin entendió que ganarse la vida en Varsovia era una tarea imposible. Su vocación exigía que buscara otros escenarios donde su talento fuera más apreciado y a la vez rindiera mejores frutos. El problema residía en la elección del destino, hacia adónde partir. 
Pero tampoco tenía muchas ganas de hacerlo. Premonitoriamente, escribe:
"No me siento con fuerzas para fijar el día de mi partida. Si me voy, no volveré a ver la casa, me parece, y pienso que moriré lejos..."
La situación política, por otra parte, no es de las mejores. Bajo la ocupación zarista desde 1813, el hostigamiento a los polacos es pan de cada día en 1830: se persigue a académicos de la Universidad de Vilna y el poeta Adam Mickiewicz es deportado a Rusia. Con el duque Constantino a la cabeza proliferan los arrestos, en tanto varios de los amigos de Chopin difunden libelos y poemas sediciosos. Estas circunstancias llevan al padre de Frédéric a apurar su partida, pues a la motivación legítima por dar a conocer el talento de su hijo en el extranjero, se sumará la información que, fruto de sus contactos con la masoneria, Nicolás Chopin maneja sobre la inminente insurrección polaca.

Chopin abandona Varsovia
Frédéric ha pasado el verano en Zelazowa Wola en compañía de amigos de la infancia. A fines de agosto está en Varsovia trabajando en "una polonesa con orquesta" y en el rondó del concierto en mi menor. Partirá el 2 de noviembre, a Viena. La víspera, junto a sus compañeros de estudio y amigos, beben, cantan y tocan el piano. Al término de la jornada, recibe de ellos una copa de plata con un puñado de tierra polaca.
Cuatro semanas después de su partida, la noche del 29 de noviembre, estalla la insurrección en Varsovia, con el asalto a la residencia del Duque liderado por alumnos de la escuela de oficiales polacos. Chopin se entera de ello en tierra extranjera y habrá de enfrentarse al hecho poco promisorio de que la burguesía vienesa no ve con buenos ojos el alzamiento polaco, cuyo desenlace será la derrota total por el ejército ruso, inmensamente superior, el año siguiente.



Gran Polonesa Brillante
La polonesa para orquesta en que Chopin trabajaba tres meses antes de la insurrección, es la Gran Polonesa Brillante para piano y orquesta, opus 22. Posteriormente, en 1834, agregará a la pieza una introducción para piano solo cuyo título es, curiosamente, una indicación de tempo antes que una descripción. Andante spianato la llamó Chopin. Si echamos mano al lenguaje de la ópera, nos enteramos de que se trata de un canto sin florituras, canto spianato, que va directo a la nota que quiere alcanzar, sin circunloquios.
De carácter intimista, el andante precede con comedimiento la enorme brillantez y solemnidad de la polonesa, que algunos han llegado a tildar de "presumida". Y bueno, su autor tiene veinte años.
Más tarde, Frédéric hará de la Gran Polonesa un arreglo para piano solo. En unión con el andante, la escuchamos aquí en versión del excelente pianista chino Yundi Li, en el escenario de la Opera Narodowa, Varsovia, año 2010.

La escena final de la película El Pianista –que narra la historia verídica del pianista polaco Vladyslaw Szpilman ante otra ocupación más de Varsovia cien años más tarde– nos regala la versión para orquesta. No puedo omitir aquí que toda la música para piano en la película es interpretada por el pianista polaco Janusz Olejniczak.

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miércoles, 7 de diciembre de 2011

Vivaldi: Cuatro Estaciones - Invierno


Las embarcaciones regresan, engalanadas, después de realizado el "matrimonio"
de la ciudad con el mar. Cuadro de Canaletto.

El violinista y compositor Antonio Vivaldi (1678 - 1741) nació y pasó gran parte de su vida en Venecia, ciudad que, al hacer calles sus canales, se desentendió del invento mágico e "ignoró la rueda", como apunta un biógrafo del cura del pelo rojo.
Esta vinculación especial y única con el mar Adriático permitió que naciera una tradición también única, que de paso, homenajea al autor de este blog. Todos los años, para mi cumpleaños, el 15 de agosto, tenía lugar, durante las fiestas de la Ascensión, la ceremonia del "Sposalizio del mare", que se realizaba mar adentro, a dos millas de Venecia.

Lo sposalizio del mare
"Te desposamos, mar, en señal de verdadero y perpetuo dominio", decía el Dux mientras arrojaba al mar su anillo de oro.
La ceremonia era altamente venerada pero ya en esos años existía el sarcasmo, y Voltaire había hecho notar que en dichas bodas solo faltaba el consentimiento de la novia. Para no quedarse atrás, el renombrado amante y escritor Giacomo Casanova señaló al respecto:

"El almirante del Arsenal debe asentir con su cabeza que el tiempo será constantemente bueno. El menor viento en contra podría hacer zozobrar la nave y ahogar al Dux con toda la Señorísima Señoría, los embajadores y el nuncio del Papa, maestro garantizador de la virtud de esta singular ceremonia que, con razón, veneran hasta la superstición los venecianos. Para colmo de males, un accidente trágico haría reír a toda Europa, que diría que el Dux había consumado al fin el matrimonio".

Antonio Vivaldi (1678 - 1741)
Así como Casanova, el maestro Vivaldi debe haber conocido la vieja tradición pero hasta donde se sabe, no aventuró mofas, debido quizá a su investidura eclesiástica. El maestro había recibido las órdenes menores en 1693 y fue ordenado sacerdote el año 1703. Gran parte de los estudiosos no dudan en afirmar que la vocación religiosa de "il prete rosso" (por el color de su pelo, característica de toda su familia) obedeció a una cuestión de oportunismo, una forma de acceder a un estatus que no le correspondía por nacimiento, pues en la ascendencia del músico abundan los marinos, los piratas y bandidos.

En su condición de sacerdote y profesor de violín, Vivaldi inició en 1703 una fructífera relación con el Conservatorio del Ospedale della Pietá –institución encargada de acoger a muchachas huérfanas o hijas ilegítimas para ser educadas exclusivamente en el arte de la música– donde permanecerá hasta 1740, llegando a ser Director del Conservatorio. Allí compondrá la mayor parte de sus obras, que sobrepasan el número de 450, si solo se cuentan las obras para solista con acompañamiento de orquesta.

Las cuatro estaciones - Invierno
Los doce conciertos que componen la colección Il cimento dell'armonia e dell'invenzione fueron publicados en 1724. Los cuatro primeros conciertos, tomados en conjunto, recibieron posteriormente el título de Las Cuatro Estaciones (Primavera, Verano, Otoño e Invierno) y se convirtieron en la obra más popular de Antonio Vivaldi, un auténtico bestseller de la música instrumental del siglo XVIII. Se presenta aquí el cuarto concierto, en Fa menor, El Invierno, en sorprendente versión fílmica de la orquesta de cámara italiana I Musici, agrupación que no contempla director aunque aquí lleva la batuta, como solista, el virtuoso italiano Federico Agostini.

Movimientos:
00       Allegro non molto
03:38  Largo
05:48  Allegro


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viernes, 2 de diciembre de 2011

Wagner: Tannhäuser - Coro Peregrinos



Richard Wagner, músico, dramaturgo, lingüista, filósofo y político, nacido en Leipzig en 1813, forma parte del ramillete de grandes compositores que vinieron al mundo alrededor de 1810 (Schumann, Chopin, Liszt, Mendelssohn y Verdi, este último precisamente en 1813).
Creador de la ópera alemana "para los alemanes", Wagner no disponía de especiales dotes como instrumentista y durante muchos años se desenvolvió como director de coros y orquestas en teatros alemanes. En el siglo del liberalismo, la lucha de clases y el progreso, reclamó para sí y para su oficio la condición sagrada del Arte. Consecuente con ello, quiso vivir y triunfar como profesional de la composición. No fue fácil.

En el año 1834 conoció a la cantante Minna Planer en un balneario donde pasaba el verano la agrupación orquestal que Wagner dirigía en Dresde. Después de dos años de galanteo amoroso, se casaron. El matrimonio, que conoció enormes y diversas estrecheces económicas, estuvo siempre jalonado por un cúmulo de desentendimientos, separaciones e infidelidades conyugales por ambas partes, aunque finalmente, uno u otro, regresaba a casa, con la cola entre las piernas y la cabeza gacha. Era la reconciliación.

Richard Wagner (1813 - 1883)
Precisamente en un buen momento amoroso, y arrancando de los deudores, intentaron fortuna durante unos años en París, pero la expedición terminó en un completo fracaso. Regresan a Dresde en 1842 y a los pocos meses se produce el estreno de Rienzi, ópera de Wagner hoy casi olvidada. Esta vez el éxito los acompaña. El público saludó de pie a su joven compatriota rechazado en París.

La vida comenzó a sonreírles. Wagner es nombrado, poco después, maestro de capilla de la corte de Sajonia en carácter vitalicio, y con excelente remuneración. Para el año 1848, Wagner ha compuesto ya Lohengrin y Tannhäuser, y es también un director de orquesta muy solicitado. Pero la vida se va a complicar otra vez.

Wagner, anarquista
El año 1848 es el año en que Karl Marx publica el Manifiesto Comunista, escrito en compañía de su amiguito Federico Engels. Y es también el año en que el anarquista ruso Mijail Bakunin llega a Dresde arrancando de Praga, a alojarse en casa del asistente de Wagner, que profesaba la misma fe que Bakunin: un indignado del siglo XIX. Pronto se conocerán Wagner y Bakunin y surgirá entre ellos mutua admiración, respeto y amistad, refrendada cada atardecer en largos paseos por las calles en penumbras de Dresde, ignorante Wagner de que años más tarde el Indignado terminará expulsado de la Primera Internacional Comunista, por indicación del mismísimo Karl Marx. 

Y 1848 es también el año de "la revolución de mayo", seguidilla de manifestaciones populares que tuvieron como consecuencia la formación del primer parlamento alemán, que redactó una nueva constitución para Alemania. Pero el rey de Sajonia rechazó dicha constitución al año siguiente y en respuesta al rechazo estalló el alzamiento de mayo de 1849 que llenó de barricadas las calles de Dresde.

Richard Wagner participó activamente en la revuelta: repartió propaganda y realizó tareas de enlace del "gobierno provisional", del que Bakunin formaba parte. Pero el alzamiento fracasó y el amigo anarquista de Wagner fue detenido y condenado a muerte aunque después las autoridades sajonas lo entregaron a los rusos, quienes no dudaron en encarcelarlo.

En cuanto a Richard, pesaba sobre él una orden de detención que lo obligó a abandonar Dresde y con ello, su empleo vitalicio. A los pocos días, Richard y Minna alcanzaron Weimar donde los acogió el siempre generoso Franz Liszt. Seguirán once años de exilio total de Alemania.



Tannhäuser
Tannhäuser y el torneo de trovadores del castillo de Wartburg (su título completo) es una de las obras más populares de Wagner. Su Obertura y el famoso Coro de Peregrinos (final del acto 2°) pertenecen al repertorio "clásico" de la literatura musical europea. Mal acogida en su estreno en Dresde, en 1845, es una ópera en tres actos, con música y textos en alemán escritos por el propio Wagner, basados en antiguas leyendas alemanas, relacionadas con la lucha entre el amor sagrado y el amor profano:

Cuando en el castillo de Wartburg el caballero Tannhäuser confiesa que ha vivido en la montaña de Venus en pecado mortal, el resto de los caballeros lo amenaza de muerte. Lo salva de ella su amor terreno, Elisabeth, pero es expulsado del castillo y se le ordena se sume a los peregrinos que van camino de Roma y cuyo canto llega desde el valle.

La versión es de los Ponte Singers y Ponte Orchestra, de Hong-Kong, dirigida por Stephen Lam Lik Hin. Su comienzo pianissimo obliga a escucharla con audífonos.

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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Isaac Albéniz - Asturias, leyenda



El niño prodigio catalán Isaac Manuel Francisco Albéniz nació en 1860 en una ciudad de la provincia de Gerona, España. Cuando contaba con solo cuatro años, tuvo lugar su primera presentación pública al piano, presentando un programa de gran dificultad y que le valió un éxito clamoroso, al extremo de que se sospechó engaño de parte de los organizadores y hasta circularon rumores de que entre bastidores había un pianista que doblaba la interpretación del niño.

Pero no, era el niño quien efectivamente tocaba el piano. Como señaló un crítico, se trataba de "el nuevo Mozart vuelto a la tierra". No era una opinión tan alejada de la realidad pues este nuevo Mozart también contó con un padre ambicioso que no cejó en sus intentos por explotar sus extraordinarias dotes para la música, instándolo a "componer" cuanto antes, con el feliz resultado de una Marcha militar, a cuya partitura impresa el padre solicitó se agregara: "compuesta por el niño de ocho años Isaac Albéniz".

Isaac Albéniz, alrededor de 1872
Isaac ingresó al conservatorio de Madrid a los ocho años pero a los diez decidió darse una escapadita y tomó el primer tren rumbo a El Escorial, donde ofreció varios recitales en el casino de la localidad. Luego, partió de regreso a Madrid pero antes de llegar, decidió bajarse en una estación cualquiera y tomó el tren en dirección contraria, iniciando así su primera gran gira artística por varias ciudades de España.

Volvió al Conservatorio pero al poco tiempo se marchó a Andalucía, donde aumentó su serie triunfal de actuaciones. Encontrándose en Cádiz, poco después, decidió embarcarse como polizón en un barco que partía rumbo a Puerto Rico. No tenía pasaje pero había un piano a bordo. Gracias a él, pudo pagar su pasaje y llegar a tierras americanas. El niño prodigio del piano y de las aventuras tenía entonces doce años.

Asturias, leyenda
Es una de las piezas que integran la suite para piano solo Suite española, compuesta alrededor de 1886. Originalmente, la suite constaba de cuatro partes. Un editor agregó otras cuatro después de la muerte del compositor (1909), entre ellas un preludio que correspondía a otra suite y le llamó Asturias, leyenda.

Esta pieza debe ser una de las escasas obras que transcritas para otro instrumento adquieren otra dimensión y resultan más bellas que la versión original. A tal punto es así que Asturias es interpretada con mucho mayor frecuencia en su transcripción para guitarra antes que en la original para piano, que siempre resulta un poco ruda, debido, no está demás decirlo, a la dificultad que presentan los enormes saltos en el teclado.
En cambio, a la virtuosa guitarrista croata Ana Vidovic, en este recital en Nueva York, no se le mueve un pelo.



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domingo, 13 de noviembre de 2011

Tárrega: "Recuerdos de La Alhambra"



La "guitarra española", tal como la conocemos hoy, recién sumó su sexta cuerda a fines del siglo XVIII. Antes tuvo cinco y también cuatro, y el instrumento se llamaba de otra manera. Permaneció como un instrumento "amateur" desde el siglo XVII hasta principios del XIX, aunque durante ese periodo contó con no pocos virtuosos, entre ellos Gaspar Sanz (alrededor de 1674) y más tarde Fernando Sor (1778-1839).

Sólo a mediados del siglo XIX asomará el desarrollo sostenido del instrumento y la técnica de la "guitarra clásica", gracias a los aportes del compositor romántico español Francisco Tárrega, nacido en Villarreal en 1852 y muerto en Barcelona en 1909. Sus transcripciones de obras de Bach, Mozart, Beethoven y otros compositores constituyen la base del repertorio de concierto para guitarra clásica de nuestros días.

Francisco Tárrega (1852 - 1909)
Y también aportó lo suyo, naturalmente. Una de sus piezas más populares se conoce con el nombre de Recuerdos de La Alhambra, bella y simple melodía inspirada en el complejo palaciego y fortaleza instalada en una colina rocosa en Granada, España, que data de mediados del siglo XIV y que en 1492, con la conquista de Granada por los Reyes Católicos, pasó a ser el palacio real. (Aquí en Santiago de Chile también tenemos nuestro Palacito de La Alhambra, inspirado en el de Granada, en calle Compañía, gracias al talento emprendedor de don Francisco Ignacio Ossa, que amasó una fortuna explotando minas de plata en el norte de Chile. Francisco Ignacio murió en su Palacio en 1864, circunstancia que le impidió seguir disfrutando de él, como es natural).

Recuerdos de La Alhambra exige del intérprete un acabado manejo de la técnica del "trémolo", artificio que consiste en la repetición de una misma cuerda con los dedos anular, medio e índice con el apoyo del pulgar que pulsa una cuerda más baja haciendo su parte en el entramado armónico; la competente ejecución de un trémolo tenderá a que la cuerda repetida semeje una nota sostenida, como puede hacerlo un violín, por ejemplo.
La versión, excelente, es de la guitarrista croata Ana Vidovic.



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domingo, 6 de noviembre de 2011

Beethoven: Sonata N° 7 - Opus 10 No 3


Muchos años después de la muerte de Beethoven (1827), las autoridades municipales de Viena decidieron derribar un viejo teatro donde el maestro habia tocado el piano. Se cuenta que al finalizar la última representación, los vieneses permanecieron de pie un buen rato, llorando, emocionados.
Viena le había declarado hijo adoptivo en 1815, pero alrededor de 1880, su música resultaba algo extremada, o demasiado singular para el gusto de los vieneses de la época. Beethoven, por su parte, no tenía una buena impresión de los vieneses, al menos así fue durante los primeros años luego de haberse instalado en la capital del imperio, en 1793. Así, llegó a escribir, por ejemplo:
"Estos vieneses no valen nada, desde el emperador hasta el último limpiabotas. ¿Cómo puede uno integrarse en este país? Los vieneses son gente sin corazón. No hay un solo hombre honrado en la decadencia general de Austria. Sólo las circunstancias me retienen aqui, donde todo está sucio y arruinado. Todos son ladrones, de lo más alto a lo más bajo de la escala social..."
Viena, vieneses y vienesas
En otra ocasión, mostró su decepción con los grupos liberales que saludaban con gran entusiasmo la revolución francesa en momentos en que las cortes europeas observan con horror el desarrollo de los acontecimientos en la Francia revolucionaria:
"esta gente solo piensa en reír, beber y danzar... mientras tengan cerveza y salchichas, aquí no habrá revolución..."
En aparente contradicción con este pensamiento, amén del grupo de sus alumnos escogido con pinzas de entre lo más selecto y acomodado de la sociedad vienesa, Beethoven contaba con un pequeño pero conspicuo círculo de amistades de alto linaje, entre quienes se contó, entre los años 1797 y 1803, un alto oficial del Servicio Imperial Ruso en Viena, a cuya esposa, Anne Margaret von Browne, el maestro dedicó las tres sonatas del Opus 10, compuestas alrededor de 1798.



La sonata N° 7, Op. 10 N° 3, es la más extensa del trío. Dura alrededor de 24 minutos y es la única que tiene cuatro movimientos:
00       Presto
05:20  Largo e mesto (quizá uno de los movimientos lentos más bellos de Beethoven)
15:29  Menuetto: Allegro
18:04  Rondo: Allegro

La versión es del pianista estadounidense Eric Zuber.

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lunes, 31 de octubre de 2011

Ginastera: "Danza de la moza donosa"



Como toda dictadura que se respete, la del general Onganía en la Argentina de los años sesenta no se anduvo con chicas para aplicar la censura a un amplio abanico de manifestaciones de la cultura. En el ámbito de la música, fue censurado un ballet de Béla BártokLa Consagración de la Primavera de Igor Stravinsky. Y como ley pareja no es dura, fue prohibida por decreto la representación de la ópera Bomarzo, obra de un compatriota, un connacional, el compositor Alberto Ginastera, debido a su "referencia excesiva al sexo, la violencia y la alucinación".

Ginastera (1916 - 1983), uno de los compositores latinoamericanos más destacados del siglo XX, era por esos años una celebridad internacional. Había estudiado con Aaron Copland y entre quienes estudiaron con él se contaban Astor Piazzolla y Waldo de los Ríos. Pero el compositor argentino más importante de todos los tiempos nunca mantuvo buenas relaciones con las autoridades políticas, fueran dictaduras o no.
En el año 1945 fue exonerado de su cargo como profesor del Liceo Militar. Luego de una serie de escaramuzas con el peronismo, una beca Guggenheim le permitió abandonar el país.

A su regreso, dos años más tarde, fundó el Conservatorio de La Plata, del que fue director. Pero las autoridades lo obligaron a dar al conservatorio el nombre de Eva Perón, a lo que Ginastera se opuso porque si bien Evita había promovido con toda justeza el voto femenino, la verdad es que desde el punto de vista artístico era una buena recitadora y muy popular actriz de radioteatro pero nada la ligaba a la música. Ginastera fue nuevamente exonerado en 1952, por "antiperonista".

Autor de una extensa obra de música de cámara, dos conciertos para piano, dos para cello, uno para violín, tres óperas y un largo etcétera, Alberto Ginastera se convirtió en una figura hegemónica del nacionalismo musical argentino. Su composición para piano, Danzas Argentinas, de 1937, propició la identificación de su música en todo el mundo como la "música de las pampas", la música gauchesca; cada una de las tres danzas que conforman la pieza llevan también un título de gran poder evocativo: danza del viejo boyero, danza de la moza donosa y danza del gaucho matrero. Las Danzas... gozaron de gran popularidad desde su estreno y hoy forman parte del repertorio tradicional de los pianistas, al menos de los latinoamericanos.

En brillante versión del maestro Daniel Barenboim, la segunda danza, la Danza de la moza donosa. Presentación en vivo en Buenos Aires, hace unos años.


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sábado, 29 de octubre de 2011

Scott Joplin: Rey del Ragtime



En el año 1913, en Nueva York, no faltaban los negros adinerados que se trasladaban a Harlem y compraban allí casa. Entre ellos, curiosamente, hubo un músico: el pianista Scott Joplin, compositor de ragtimes y autor de dos óperas. Había nacido en 1867, una buena época para nacer si eras negro, porque dos años antes Abraham Lincoln había dictado el Acta de Emancipación de todos los esclavos. Esa era la noticia buena, porque un año después del Acta nació el Ku-Klux-Klan.

Convertido en pianista gracias a su formidable talento y a las clases gratuitas de un profesor alemán, Joplin decidió seguir los pasos de Johannes Brahms e Isaac Albéniz, y a los 20 años comenzó a ganarse la vida tocando el piano en bares y tabernas, pianista itinerante por el valle del Mississippi, visitando ciudades que por lo general mantenían una convivencia interracial envidiable, al punto de que no se tiene registro público de linchamientos, al menos en la década de 1890.

Pronto Joplin comenzó a componer sus propias piezas, breves, sincopadas, de tiempo "arrastrado" (ragged time), al estilo del popular ragtime, que si bien ya predominaba en la música negra, correspondió a Joplin llevarlo a un estadio superior. De 1897 es su composición más exitosa, Maple Leaf Rag, que llegó a vender cientos de miles de copias en EEUU, por cuya venta Joplin recibía un porcentaje que, según algunos, le permitió comprar más tarde una hermosa casa en St. Louis; según otros, lo recaudado no sobrepasó los 600 dólares anuales, durante un corto periodo.

El Golpe
Hoy quizá no recordaríamos a Scott Joplin si no fuera por la película El Golpe, de 1973, que incluyó en su banda sonora el tema The Entertainer, compuesto en 1901. La película hizo resurgir el interés por su música; en 1974 un columnista del New York Times reclamaba: "Atención musicólogos, es hora de poner atención a Joplin"... Nada habría hecho más feliz a Joplin que una invocación como esa pues desde un principio reclamó para el ragtime un estatus similar al de la música "seria" proveniente de Europa. Así es como un musicólogo de hoy puede sostener sin ambages que el ragtime es "el preciso equivalente, en términos de estilo local, de los minués de Mozart, las mazurcas de Chopin o los valses de Strauss".

Maple Leaf Rag
Scott Joplin murió en Nueva York, en 1917, más cerca de la pobreza que de la abundancia, no obstante la casa en Harlem.
La versión, supuestamente, es del propio Joplin: un piano roll encontrado por casualidad.


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jueves, 20 de octubre de 2011

Chopin: Nocturno Op 72 / Pachmann



En palabras del gran pianista ruso-germano Vladimir von Pachmann, una celebridad en su tiempo pero hoy olvidado, no existe mejor ejercicio para desarrollar y mantener la agilidad de los dedos que la ordeña de vacas.

Vladimir de Pachmann (la partícula von = de, se la agregó él mismo puesto que sus hermanos, que los tuvo, no la llevan), nació en Odessa, Ucrania, en 1848. Tempranas muestras de talento aconsejaron su pronto ingreso al Conservatorio de Viena, donde tuvo clases de composición con Anton Bruckner. No obstante haber ofrecido su primer concierto público a los 21 años, no fue sino hasta trece años después que decidió salir de gira por Europa e incluso los Estados Unidos, logrando ser aclamado en todas partes como un artista excepcional.

Carátula de uno de sus discos, que
recomendaba comprar y luego destruir
Según la opinión de la época, interpretaba de un modo extraordinario los valses, preludios y mazurkas de Chopin. Para responder a esta distinción de su público, visitaba todos los años la tumba del compositor polaco, a quien pedía perdón por las notas falsas en que pudiera haber incurrido la temporada anterior.
Ya en plena madurez, a comienzos del siglo veinte, optó por llevar su especial sentido del humor al escenario, llegando a aplaudirse a sí mismo en los pasajes difíciles ya superados, deteniendo la ejecución, besándose las manos y exclamando: ¡Bravo, Pachmann, bravo! o bien, al inicio del concierto, pidiendo disculpas al público por no haber estudiado lo suficiente, a continuación de lo cual repasaba escalas y arpegios tranquilamente en presencia de todo el mundo.

En una ocasión, en el Albert Hall de Londres, cuya sala estaba repleta de público, Pachmann hizo su entrada, tomó asiento, intentó acomodarse en el taburete y luego comenzó a dar muestras de inquietud ya que no lo conseguía por más que lo intentaba. Al rato se puso de pie y abandonó el escenario sin decir una palabra, ante un público atónito. Después de una angustiosa espera, pasado un cuarto de hora, surgió de entre bambalinas su secretario o ayudante, quien avanzó hacia el piano llevando delicadamente tomada entre sus dedos una hoja de papel de cigarrillo, la que dispuso con igual primor debajo de una de las patas del taburete. Pachmann regresó al escenario, tomó asiento y luego de aprobar con expresión satisfecha la estabilidad perfecta del taburete, comenzó a tocar.
No hace falta decir que el público adoraba estas ocurrencias de Pachmann y, en cierto modo, constituyeron por sí mismas un elemento esencial en el éxito de su magnífica carrera.

Vladimir de Pachmann fue uno de los primeros pianistas en registrar grabaciones de su trabajo, por allá por 1906. En algunas de ellas, hace comentarios sobre lo que está tocando. He preferido elegir una en que no lo hace. Es el nocturno Op. 72, póstumo, de Chopin, quien con el mismo espíritu de Pachmann alguna vez expresó: "No me agradan las personas que nunca ríen. No son gente seria".


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martes, 18 de octubre de 2011

Grieg: Concierto para piano




Desde fines del siglo XIV, la ciudad de Bergen, en Noruega, había formado parte de la Liga Hanseática, agrupación mercantil y política de ciudades y gremios destinada a preservar la hegemonía comercial del norte de Europa. A pesar de abandonar la asociación en 1763, para mediados del siglo XIX Bergen era todavía una ciudad próspera e igualmente privilegiada por su inspiradora belleza.

En esa estimulante ciudad tuvo la fortuna de nacer el compositor y pianista Edvard Grieg, el gran músico nacionalista noruego y autor de las suites Peer Gynt. Para mayor fortuna, lo hizo como el cuarto vástago de una familia que gozaba allí de sólido prestigio social: el padre como exitoso empresario amén de cónsul inglés y la madre como pianista de no poco talento además de escritora.

Edvard Grieg (1843 - 1907)
Después de recibir de su madre las primeras lecciones de piano, Edvard ingresó al Conservatorio de Leipzig a los 15 años y a los 20 obtuvo su diploma. Regresó a Escandinavia pletórico de ilusiones, con una carpeta llena de piezas para piano y un libro de canciones, pero la vida cultural de Noruega no era la de Europa central, de modo que las posibilidades de seguir allí una carrera profesional como músico se presentaban escasas.

Como era de esperar, trató de ganarse la vida como profesor particular. Para ello se trasladó a Cristianía (el actual Oslo), y agregó a sus actividades la de director de una sociedad coral, con lo que pudo afrontar de mejor forma el matrimonio con su prima Nina, también oriunda de Bergen, en 1867. Sus nuevas obligaciones no le impidieron seguir trabajando en la composición y en fecha tan temprana como el año siguiente a su enlace, en 1868, vieron la luz el primero de sus diez libros de Piezas Líricas para piano y el flamante Concierto para piano en la menor.


Concierto en La menor opus 16
Dos años más tarde, en 1870, Edvard recibió una invitación de Franz Liszt para que lo visitara en Roma. Edvard llevó consigo el concierto para piano. Liszt tomó la partitura y leyendo a primera vista tocó la parte del piano y la orquestal. Conmovido por su belleza, felicitó calurosamente a Edvard. Según un testigo presencial, ante semejante loa Edvard se portó a la altura y sólo hizo notar que, claro, el maestro lo había tocado un poquito rápido.

Compuesto a la edad de 25 años, el concierto acusa alguna influencia de autores anteriores como Schumann o Mendelssohn, incluso Liszt, si ponemos atención a los pasajes virtuosos. Según los estudiosos, pese a que no se descubre en él una cita precisa a uno u otro tema folklórico concreto, Grieg logró infundir en la obra un aliento romántico claramente inspirado en la cultura popular escandinava.

Movimientos
00       Allegro molto moderato  Contiene el tema que lo ha hecho popular.
14:27  Adagio  Intimista y soñador
21:33  Allegro moderato molto e marcato  Un final majestuoso y brillante. En mi modesta opinión, Grieg anuncia aquí a un compositor moderno, que recién vendrá al mundo treinta años más tarde: George Gerswhin.

La versión es del maestro Arthur Rubinstein, acompañado de la London Symphony Orchestra dirigida por André Previn.



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sábado, 15 de octubre de 2011

Mozart: Figaro - Duettino sull'aria



Hasta hoy no tengo idea de qué es lo que cantaban aquellas dos mujeres italianas y lo cierto es que no quiero saberlo, algunas cosas es mejor no decirlas. Supongo que cantaban sobre algo tan hermoso que no podia expresarse con palabras y que precisamente por eso te hacía palpitar el corazón. Les aseguro que esas voces te elevaban más alto y más lejos de lo que nadie pudiera soñar, viviendo en un lugar tan gris. Fue como si un hermoso pájaro hubiera entrado en nuestra monótona jaula y hubiese hecho desvanecerse aquellos muros, y por unos breves instantes, hasta el último hombre de Shawshank se sintió libre.

Este texto corresponde a la voz en off del actor Morgan Freeman en esta estupenda escena de la película de 1994, Shawshank Redemption, basada en un relato de Stephen King. El personaje rememora el momento mágico que significó para los internos del ficticio penal de Shawshank escuchar las voces de aquellas "dos mujeres italianas" luego que el protagonista (Tim Robinson), sacando provecho de su privilegiada relación con el alguacil, decide enviar desde su oficina hacia los patios de la prisión esa melodía que lograba elevarte tan alto y tan lejos.

Mozart - Bodas de Fígaro
La música capaz de realizar esa hazaña en un penal para condenados a presidio perpetuo es el duettino Canzoneta sull'aria del acto III de la ópera Las Bodas de Fígaro, de Wolfgang Amadeus Mozart, concluida el 29 de abril de 1786 y estrenada sólo dos días después en el Burgtheater de Viena.

El libreto está basado en Le marriage de Figaro, de Beaumarchais, que no se llegó a representar en Viena por expresa prohibición de José II debido a su crítica de la sociedad de la época. Por lo mismo, el estreno de la ópera en Viena estuvo precedido de malos presagios, que Leopold, el padre de Mozart, ayudaba a alimentar asegurando que Antonio Salieri y "los suyos" tenían como blanco de todas sus intrigas a Mozart y que no dudarían en mover cielo y tierra para que su estreno fuera un fiasco.

Pero Leopold se equivocó en sus pronósticos. Le Nozze di Fígaro obtuvo un éxito arrollador desde el mismo día de su estreno. Al poco tiempo ya era famosa y sus representaciones se sucedían en buena parte de Europa. Dos siglos después, una de sus arias sirve como telón de fondo para un breve momento de redención.
En la siguiente versión del duettino, las "dos mujeres italianas" que cantan son Cecilia Bartoli y Renée Fleming.


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miércoles, 5 de octubre de 2011

Mozart: sonata do mayor K. 330


Munich: vista interior del Palacio de Nynphemburg,
residencia de verano del Príncipe Elector

La mañana del 30 de septiembre de 1777 Wolfgang Amadeus Mozart había llegado temprano a palacio y a las diez en punto se encontraba de pie, muy elegante y erguido, en una pequeña sala por la que el Príncipe Elector Maximiliano III debía pasar obligadamente en dirección a la capilla para oír misa y luego salir de caza seguido de su corte. Mozart llevaba un par de semanas en Munich, en compañía de su madre, después de abandonar definitivamente la corte de Salzburgo y con ello al Príncipe Arzobispo Colloredo. La singular audiencia con el Príncipe Elector se había conseguido gracias al empuje de un santo en la corte. Mozart sólo debía esperar a que el príncipe pasara por allí.

Cuando éste apareció, Wolfgang Amadeus tuvo que esperar hasta que llegara frente a él y entonces lo abordó con estas palabras: "Permita Su Alteza que me arroje humildemente a sus pies para ofrecerle mis servicios". Su Alteza se detuvo, reconoció a Mozart y le preguntó si había abandonado Salzburgo para siempre. Wolfgang contestó que sí, porque en Salzburgo ya no había lugar para él. Luego aprovechó de hacer un breve recuento de sus últimos logros y finalizó con que estaba seguro de tener las competencias necesarias para servir en cualquier corte. "Aunque mi único deseo es servir a Su Alteza", remató.
Fue casi lo último que dijo porque el Príncipe lo interrumpió: "Sí, hijo, lo sé, pero no tenemos vacantes. Lo siento." Mozart le aseguró que no fallaría si de darle prestigio a la corte de Munich se trataba, pero el príncipe ya había retomado su camino y mientras se alejaba le respondió: "Lo sé. Lo sé. Pero es que no hay vacantes aquí por ahora".


Este encuentro fue relatado por Mozart a su padre Leopold con todo detalle en una extensa carta fechada el mismo día. No se desprende de ella que Wolfgang esté molesto, simplemente expone los hechos, si bien hace hincapié en que lo de las vacantes "me lo dijo cuando se iba".
Luego de este desventurado percance, Mozart viajó a Mannheim con idéntico resultado. Después, París. Allí publicó al año siguiente cuatro sonatas para piano, compuestas con anterioridad... vaya a saberse si la misma tarde en que supo que para él no había vacantes en Munich.

En versión de Krystian Zimerman, escuchamos la primera de ellas, la sonata K.330 en do mayor. Sus movimientos son:
00        Allegro moderato
07:00  Andante cantabile
14:18  Allegreto. Al final de este rondó, Zimerman se pone juguetón y se detiene inesperadamente antes de atacar los tres acordes finales. Simpática la idea, pero hubiese preferido los acordes algo más delicados.


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viernes, 30 de septiembre de 2011

Massenet: Meditación de Thais



Aunque hoy algo postergado, el compositor Jules Massenet, nacido cerca de Saint-Etienne, Francia, en 1842, fue un autor altamente prolífico, y hasta principios del siglo XX sus cerca de 30 óperas eran ampliamente representadas en los escenarios más importantes del mundo. Músico precoz, de quien se llegó a decir que a los cuatro años era capaz de tocar algunas sonatas de Beethoven, ingresó al Conservatorio de París a los 9 años, después de recibir las enseñanzas de su madre.

A los 22 años recibió el Premio de Roma lo que le permitió pasar tres años en Italia perfeccionándose. Ahí conoció a Franz Liszt que por esos años disfrutaba allí de una reconfortante luna de miel en compañía de Marie d'Agoult. El gran maestro húngaro le encargó que le diera lecciones a una de sus más distinguidas discípulas porque ya no daba abasto con tanto alumno. La discípula distinguida se llamaba Louise Constance de Gressy, y era conocida como "Ninon" en su círculo íntimo. Dos años después, de tanto ir y venir con la música, profesor y alumna terminaron casándose, en 1866.

Jules Massenet (1842 - 1912)
Ninon era una mujer de amplio criterio y a diferencia de un crítico de la época nunca se afligió por la marcada tendencia del compositor a que las protagonistas de sus óperas fueran siempre mujeres. Corría el rumor de que el músico componía sus obras con el ojo puesto en las prima-donnas que iban a cantar las arias. Ninon ni se inmutó pero el crítico se permitió escribir que Massenet simplemente no podía componer óperas sin una mujer como protagonista. Jules contestó escribiendo una obra que abandonaba esta propensión hasta que una mezzosoprano tuvo que hacer la parte del tenor en una presentación en Nueva York. Era el sino de Jules.

Desde mediados de los años ochenta del siglo pasado, algunas óperas de Massenet han gozado de cierto renovado esplendor. Una de ellas es Thais, compuesta en 1894 y basada en la novela del mismo nombre de Anatole France. La heroína de la ópera es, no faltaba más, Thais, una cortesana de Alejandría, devota de la diosa Venus, que corre el peligro de ser convertida al cristianismo por un monje inescrupuloso.
Si la obra goza hoy del reconocimiento público se debe en gran parte al intermezzo para violín y orquesta del segundo acto conocido como "Meditación de Thais", que acostumbra interpretarse separadamente como pieza de concierto.

Cuando Massenet murió, el 13 de agosto de 1912, el New York Times tituló al día siguiente que se había ido "el último de los grandes creadores de melodías". Es cierto.
La versión es de Renaud Capuçon, acompañado de un pianista innombrado.



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jueves, 29 de septiembre de 2011

Beethoven y sus mecenas - Sonata Patética



En Viena y en el resto del mundo corría el año 1799 cuando Ludwig van Beethoven publicó la sonata Op. 13, llamada Patética. En Francia, en cambio, corría el año VIII de la República y el día 18 de Brumario de ese año Napoleón Bonaparte dio un audaz golpe de Estado que terminó con el Directorio e instauró el Consulado, con él a la cabeza. Cinco años más tarde, en 1804, el otrora oscuro oficial corso se hace nombrar emperador con el título de Napoleón I. Este hecho lleva a Beethoven a borrar la dedicatoria de la Sinfonía Heroica que le había dirigido. Creemos que Napoleón ni se enteró o, al menos el que definitivamente no se enteró fue su hermano Jerónimo, quien en 1807 será nombrado rey de Westfalia.

El año anterior al nombramiento de Jerónimo Bonaparte, en 1806, Ludwig había intentado reanudar una carrera como compositor de óperas y ofrecido sus servicios a las autoridades imperiales pero su petición fue denegada. Por fortuna, el nuevo monarca de Westfalia, que aunque joven y licencioso gustaba del arte, envió una carta al maestro a comienzos de 1808 invitándolo a desempeñarse como maestro de capilla en su sencilla corte provinciana. El salario no era nada desdeñable, de modo que Ludwig estaba casi a punto de aceptar cuando se conoció el rumor y sus amistades se enteraron de que el maestro pensaba abandonar Viena.

Príncipe Lobkowitz (1772 - 1816)
Y pusieron el grito en el cielo. Beethoven abandonaba la ciudad sólo para asegurarse un ingreso fijo. Un singular contrato le fue ofrecido entonces por un reducido grupo de sus amigos aristócratas: se comprometían a pagarle 4.000 florines anuales si se quedaba en Viena, podría salir de gira cuando quisiese y dar todos los años un concierto en el Theater an der Wien en su exclusivo beneficio. Ludwig suscribió el contrato. Y Jerónimo se quedó con los crespos hechos.

Lamentablemente, por causas diversas, los amigos mecenas no pudieron cumplir enteramente con el acuerdo. El príncipe Lobkowitz –comprometido con 700 florines– se arruinó al poco tiempo. El príncipe Kinski –1800 florines– se cayó de un caballo en 1812 y se mató. (La familia desestimó el contrato). Sólo el archiduque Rodolfo, comprometido con 1.500 florines, fue fiel a lo pactado y pagó a Beethoven religiosamente su parte año tras año.

Sonata Patética - Movimientos
Algunos autores señalan que la "Patética" fue llamada así por el mismo Beethoven y respondería a la situación anímica en que se encontraba al momento de su publicación, cuando comienzan a manifestarse los primeros signos de su sordera. Otros postulan que fue idea del editor, lo que parece más probable.
Si bien estructurada a la manera clásica: movimientos rápido - lento - rápido, el primero de ellos –Grave - Allegro di molto e con brio– arranca con una introducción de carácter más bien luctuoso –una novedad de su tiempo– para enhebrar luego con el allegro.
2do Mov (09:33) Adagio cantabile
3er Mov (14:57) Rondó, allegro

La versión es de Daniel Barenboim. Ciclo de las 32 sonatas, StaatsOper de Berlín, año 2006.



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viernes, 23 de septiembre de 2011

Maurice Ravel - Bolero

Maurice Ravel, músico genial,
amigo del cigarrillo y del buen vestir

La obra Bolero, del compositor francés Maurice Ravel, es una de las pocas piezas clásicas que ha alcanzado el elevadísimo nivel de popularidad de que goza no habiendo sido concebida para el deleite de un público numeroso con ocasión de un determinado evento. El Bolero de Ravel, asi llamado y a tal extremo popular que ese nombre le sirvió a Mario Moreno, Cantinflas, para titular una película con un juego de palabras, constituye a la vez, la obra cumbre del compositor, en toda su regla.

Para la fecha de su composición, 1928, Ravel contaba con algo más de 50 años y se encontraba en la cúspide de su fama y reconocimiento mundial, con cientos de piezas a su haber, que se escuchaban por toda Europa y América del Norte.

Precisamente al regreso de una gira por los países escandinavos, Inglaterra, y luego Estados Unidos y Canadá, y encontrándose de vacaciones en Saint Jean de Luz, una localidad de la costa atlántica, Ravel recibió un telegrama en que la bailarina y empresaria Ida Rubinstein le sugería la idea de un ballet para la Opera de París, que idealmente no durara más de 17 minutos.

Saint Jean de Luz

Al parecer, esta petición algo rudimentaria --por la limitación de tiempo-- lo llevó a concebir la sencilla idea de un tema "insistente" que se repitiera una veintena de veces sin desarrollo alguno, "simplemente graduando de sonido la orquesta", un empeño algo deschavetado que sólo podía acometer el maestro indiscutible de la orquestación que era Maurice Ravel.

Esta idea de la repetición e insistencia transmutó en una progresión sonora y dinámica --siempre semejante en su esencia y a la vez diferente en su expresión-- que hasta hoy sigue siendo la más convincente "lección de orquestación" que jamás un músico haya escrito.

Reducido al puro sonido, el Bolero pareciera una trama orquestal sin música, solo un largo y progresivo crescendo si bien concebido con una audacia inaudita: un simple motivo dividido en dos partes, apoyado en un ritmo omnipresente e incansablemente repetido, sin cambio, que no sea el que, alternadamente, Ravel encomendó a la caja (y luego a los demás instrumentos) siguiendo la indicación: donde hubo corcheas haga ahora tresillos, luego vuelta a lo mismo y así sucesivamente hasta el final de la pieza.


No acelere. Nunca. Solo aumente la intensidad del sonido, desde un pianissimo casi inaudible hasta el fortissimo acorde disonante final, dosificando el volumen sonoro de manera tal que la audiencia no se percate de que éste ha venido en constante y progresivo aumento.

La versión es de la Filarmónica de Berlín conducida por Daniel Barenboim.


Guía básica de audición:
00:03  Caja y ritmo omnipresente  //  00:13  Tema: flauta  //  01:00  clarinete  //  01:47  Contratema: fagot  //  2:36  Clarinete en mi bemol  // 3:22 Tema: oboe d'amore  //  4:11 trompeta con sordina + flauta // 4:56 Contratema: saxo tenor  // 5:45 saxo soprano  // 6:33 Tema: dos flautines, celesta, trompa  // 7:23  oboe, oboe d'amore, corno inglés, dos clarinetes  // 8:09  Contratema: trombón  // 8:57  flautas, flautín, oboes, corno inglés, clarinetes, saxo tenor  // 9:45  Tema: primeros violines, flautas, flautín, oboes y clarinetes  // 10:32 anteriores más saxo tenor  // 11:21  Contratema: violines, trompeta, flautas, flautín, oboes, corno inglés  // 12:08  anteriores más violas, violoncellos, saxo soprano, trombón  // 12:57  Tema: trompeta piccolo, tres trompetas, saxos, violines, flautas y flautín  // 13:46  Contratema: anteriores + trombón  // 14:29  cambio de tonalidad  // 14:48  comienza la coda.

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miércoles, 14 de septiembre de 2011

Claude Debussy: Claro de luna



Nada hacía presagiar que el niño Achille-Claude Debussy, finalmente autor de más de 800 obras para orquesta, instrumental y de cámara, estaba predestinado a la música. Su genealogía apuntaba a cualquier cosa menos al arte. Nacido en 1862 en una pequeña ciudad situada a orillas del Sena, su bisabuelo había abierto un taller de cerrajería en París luego de casarse con la hija de un carpintero, y un tío, hermano de su padre, ejerció asimismo el noble oficio de la carpintería de banco.

El padre de Claude, por su parte, se enroló muy joven en la infantería de marina y luego probó suerte en las más diversas profesiones. Cuando en 1871 se desencadenaron los sucesos de la Comuna de París quiso tocar también el cielo con las manos y se unió a las filas de los revoltosos. El fracasado levantamiento terminó con él juzgado y enviado a la cárcel durante un año. Las circunstancias luego se conjugaron para que la madre de otro comunero preso se interesara en la familia del compañero de su hijo. Discípula de Chopin, según ella misma, no tuvo dificultades para intuir la disposición musical del niño Claude.

Claude Debussy (1862 - 1918)
Madame Mauté de Fleurville, que así se llamaba la pretendida discípula de Chopin, preparó gratuitamente a Claude Debussy para su ingreso al Conservatorio de París, lo que consiguió en 1872. Ocho años más tarde, una gran dama rusa, Nadezhda von Meck, amiga y protectora de Tchaikovski, solicitó al Conservatorio que le proporcionara un joven pianista para dar lecciones a sus hijos. El elegido fue Debussy. Al año siguiente, la señora von Meck lo invitó a unírsele en un viaje a Moscú. El verano siguiente, Claude se repitió el plato, con lo que la confianza en sí mismo debe haber experimentado un salto descomunal, y entonces cometió el error.

Con sorprendente audacia, Claude se atrevió a pedir a la señora von Meck la mano de su hija Sonia. La señora von Meck escuchó su petición mientras observaba el jardín a través de los ventanales. Luego volvió la cabeza y le preguntó a Claude si no le molestaría regresar a París en el próximo tren.

Claro de luna de la Suite Bergamasque
El célebre Claro de Luna de Debussy es una de las cuatro piezas que conforman la Suite Bergamasque, si bien el proyecto inicial de 1890 no la contemplaba. En una revisión muy posterior, en 1905, Debussy sustituyó dos de las cuatro piezas originales. El Claro de Luna es uno de estos reemplazos y posiblemente la pieza que terminó por hacer popular a la suite completa.
La versión, inobjetable, es de la pianista ucraniana Katia Buniatishvili.



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