Si hubo un compositor del siglo XIX que hizo numerosas transcripciones para piano de los grandes maestros, ese fue sin duda el pianista y compositor húngaro Franz Liszt. Sus arreglos, fantasias, reminiscencias y paráfrasis abordan un abanico de alrededor de cien compositores, de modo que si algún otro compositor hubiese querido hacer su propia transcripción de su músico favorito, se hubiese encontrado probablemente con que Liszt ya lo había hecho. Pero uno de ellos tuvo suerte. Y fue, cómo no, precisamente un alumno de Liszt. Su nombre, Karl Tausig, joven polaco y pupilo señalado del maestro húngaro.
En el año 1849, Robert Schumann estaba a cinco años de su primera gran crisis psicológica y a siete de su temprana muerte. Aquel año, sin embargo, señala una etapa de "creatividad sin límites", en sus propias palabras, que incluye un segundo gran periodo de composición de lieder, musicalizando poemas traducidos de poesías españolas, principalmente del Siglo de Oro, realizadas por el poeta romántico alemán Emanuel Geibel. Un primer ciclo de lieder se llamó Spanisches Liederspiel, conformado por 10 canciones, solos, dúos, y cuartetos, coronadas por un dramático aunque bufonesco lied para barítono, de nombre "El Contrabandista" ("Der Kontrabandiste").
Tausig, arreglista
A todo esto, Karl Tausig tenía ocho años. Ya mayorcito, convertido en notable pianista y privilegiado acompañante de Liszt en sus habituales giras por media Europa, se topó con el célebre lied de Schumann, por entonces célebre, declarándose de inmediato su más entusiasta admirador y propagandista. Siguiendo los pasos de su ilustre maestro, y pese a las dificultades que entrañaba la pieza, se dio en hacer de ella un formidable arreglo para piano solo. Lo mismo hará más tarde Sergei Rachmaninof, pero esa es otra historia.
Karl Tausig (1841 - 1871) |
Musicalmente, la personalidad de Robert Schumann estaba lejos de ser cómica, lo que hace de este movido lied una pieza singular dentro de su repertorio de canciones. Romántico y atrevido, habla de un contrabandista, de sus mercancías y negocios, de su caballo y de su amor por la vida.
Con una coloratura extravagante, utiliza las semicorcheas para sugerir los brincos del "querido y buen caballito" y el sonido de la guitarra y las castañuelas. La ejecución correcta del tempo requiere un pianista muy hábil y un vocalista de articulación fácil y flexible. De allí que la transcripción para piano solo, no obstante sus escasos dos minutos, también requiriese de un pianista todavía más hábil.
Y Tausig lo fue, como se desprende del video.
También fue compositor, pero hoy es recordado por sus arreglos para piano de diversos autores y por sus obras pedagógicas. Tampoco tuvo mucho tiempo para brillar. Karl Tausig murió en Leipzig, de tifoidea, a la temprana edad de 29 años.
La versión, notable, es de la extraordinaria pianista china Yuja Wang.