miércoles, 27 de diciembre de 2023

Tchaikovski, Concierto para Piano No 1 / Yuja Wang


Era la Navidad de 1874. Piotr Ilich Tchaikovski y su gran amigo y consejero Nikolai Rubinstein se dirigían a casa de un amigo común, donde habían sido invitados a esperar al Papá Noel ruso. Pero Nikolai había sugerido a Piotr que llevara su nueva partitura para que, camino a casa del amigo, pasaran al Conservatorio a examinar el Primer Concierto para Piano que Piotr Ilich acababa de terminar. Piotr accedió encantado pues deseaba escuchar la opinión de un virtuoso, conocer su parecer técnico sobre algunos pasajes muy arduos de la ejecución, que en ese momento los tenía y sigue teniendo.


Cuando terminó de tocar el movimiento inicial, Nikolai permaneció mudo, sin decir una palabra. Piotr no se amilanó y continuó con el resto.
–¿Y bien? –preguntó al final del concierto completo.
Nikolai no escatimó irreverencias. Dijo que el concierto no valía nada, que era inejecutable, que los temas eran poco felices, en suma, trató a Piotr como un principiante inexperto e incapaz. Así, al menos, lo entendió Piotr Ilich. Luego lo contaría en su diario en los siguientes términos:
"Yo no sólo estaba estupefacto, sino afligido por toda esa escena. Ya no soy un muchacho necio, que comienza a hacer sus primeras tentativas de composición; no tengo necesidad de enseñanzas de nadie, sobre todo si se me dan en ese tono áspero y hostil..."
Pero a Nikolai tampoco le salió barato. Piotr tenía pensado dedicarle el concierto a este virtuoso de su tiempo pero, habiéndose enfriado las relaciones a raíz del rudo incidente, finalmente lo dedicó al pianista y director Hans von Büllow, gran admirador del compositor ruso, quien lo estrenó con él como solista en Boston, EEUU, en 1875, y lo dirigió luego por todas partes con gran éxito. Sin embargo, las sugerencias de Nikolai no cayeron en saco roto pues quince años después, Tchaikovski reelaboró por completo la parte pianística, convirtiendo al concierto, desde entonces, en pieza predilecta de los virtuosos del piano, Nikolai Rubinstein incluido.

Movimientos:
I. Allegro non troppo e molto maestoso - Allegro con spirito
El movimiento, inusualmente largo (20 min), lo abre toda la orquesta, luego entra el tema principal llevado por las cuerdas acompañadas por los magníficos acordes del piano que han hecho célebre al concierto completo. El movimiento, una especie de duelo entre el piano y la orquesta, presenta considerables dificultades al solista.

II. Andantino semplice - Prestissimo (20:45)
Se inicia con un tema de gran delizadeza que expone primero la flauta siendo recogido luego por el piano. Una parte central –prestissimo– sirve de contraste por su liviandad y su ritmo de tres cuartos.

III. Allegro con fuoco (27:40)
Está construido sobre temas basados en danzas o ritmos populares rusos. El primer tema, rítmicamente, muestra un marcado carácter ruso. En la coda final vuelve a escucharse el primer tema, para conducir a un final fragoroso y de enorme vigor, algo efectista talvez, que exige del pianista la realización del célebre "pasaje de octavas" que solo algunos virtuosos logran abordar con éxito.

La versión es de la estupenda artista Yuja Wang, acompañada por la National Youth Orchestra de China, dirigida por el francés Ludovic Morlot, en el Carnegie Hall, 2017.

miércoles, 13 de diciembre de 2023

Chopin, Nocturno No 20, Opus póstumo

La pequeña joya que Chopin no quiso publicar

Como sabemos, los Opus Póstumos en música clásica son composiciones publicadas después de la muerte del compositor. Este fenómeno tiene sus raíces en el siglo XIX, cuando la práctica de numerar las obras musicales con la etiqueta "opus" se volvió común. Un buen número de compositores, digamos Mozart, Schubert, Brahms, dejaron piezas inacabadas o desconocidas al fallecer, y sus herederos o editores las publicaron después de su muerte. Pero algunos de ellos sencillamente no quisieron publicar piezas acabadas, enteramente, por no cumplir los elevados estándares que exigían a su propia obra.

Así, nos encontramos hoy con joyas musicales que permanecieron ocultas durante unos buenos años y que hoy escuchamos con maravillado deleite, y una pizca de estupor, porque no nos cabe en la cabeza la reticencia del autor a publicarla.

Es el caso de Chopin, quien con el Opus póstumo 66 (la celebérrima Fantasia Impromptu) inaugura su extensa obra nunca publicada en vida. En otro ordenamiento, están las obras póstumas sencillamente sin número de Opus, que por supuesto, también son póstumas pero al momento de publicarlas, nadie se tomó la molestia.
A esa categoría pertenece el Nocturno No 20 en Do# menor, publicada por primera vez en 1869, nada menos que 20 años después de la muerte de Chopin. La pieza también se conoce como Lento con gran espressione, por su marca de tempo.  

Władysław Szpilman
(1911 - 2000)
Szpilman y Hosenfeld
Es la pequeña joya que el pianista polaco y superviviente del Holocausto, Władysław Szpilman, tocó durante la última transmisión en vivo de la radio polaca el 23 de septiembre de 1939 cuando Varsovia era sitiada por el ejército alemán.
Avanzado ya el conflicto, Szpilman también interpretó esta pieza para el oficial del ejército alemán Wilm Hosenfeld en su primer encuentro (aunque en la escena de la película El Pianista, Szpilman, el personaje, interpreta una versión abreviada de la Balada No 1).  Hosenfeld ayudó luego a Szpilman a esconderse, proporcionándole comida en los últimos meses de la guerra. El oficial Hosenfeld murió en el campo de concentración soviético de Stalingrado, tras un largo deterioro de su salud, el 13 de agosto de 1952, a los 57 años.

La performance de Szpilman, en 1997
La versión que aquì se presenta (solo audio, lamentablemente) fue grabada en casa de Szpilman en Varsovia en 1997, tres años antes de su muerte, para un documental en que narraba su escalofriante historia. Imaginamos que durante la grabación, Szpilman habrá rememorado, y quizá revivido, los momentos en que tocaba para Hosenfeld y, de pasada, trataba de salvar su vida.
Lo que es difícil de imaginar es cómo tanta sencilla belleza pudo haber sido desestimada por el genio polaco que, a su vez, tampoco imaginó que aquella pequeña joya iba a ser parte de un impensado arte, la cinematografia, 160 años más tarde.

lunes, 4 de diciembre de 2023

John Adams. ¿Debe el diablo tener todas las buenas melodías? - Mov. I - Yuja Wang

Un Concierto para Yuja

John Coolidge Adams, nacido en Massachusetts en 1947, es el autor de la célebre y controvertida ópera Nixon en China, de 1987, con la que llevó la historia contemporánea a la ópera inaugurando con ello un nuevo género. En esa línea –el drama musical postmoderno–, el autor ha incursionado en contenidos tales como la vida y obra del inventor de la bomba atómica o los ataques terroristas de los últimos veinte años.

Inicialmente un compositor minimalista, el autor también ha abordado la música de cámara, orquestal y concertante. En este último género ha compuesto tres Conciertos para Piano, titulados, en su estilo, Eros Piano (1989), Century Rolls (1997), y el que hoy nos ocupa, que desde luego, desbancó a los precedentes, si de títulos se trata: Must the Devil Have All the Good Tunes?, tomado de un aforismo atribuido a Martín Lutero.

El origen del concierto responde a un encargo de la Filarmónica de Los Angeles solicitado especialmente para su estreno mundial por la brillante pianista de origen chino Yuja Wang, premiere que tuvo lugar en el Walt Disney Concert Hall en marzo de 2019. En noviembre de ese año, la orquesta, el director Gustavo Dudamel, y Yuja volvieron a la icónica sede para hacer una grabación en vivo de la obra, que el New York Times calificó como "un concierto hermosamente desconcertante".

John C. Adams (n. 1947)
Must the Devil Have All the Good Tunes?
Como siempre ocurre con la música de Adams, un hilo de inspiración inicial –en este caso la frase que se convirtió en el
título de la obra– se entreteje con muchos otros, incluyendo a Liszt, Ligeti, la música gospel y más. La pieza contiene tres secciones que se tocan sin interrupción, con duración de 28 minutos.

Presentamos aquí la primera sección, marcada "Gritty, Funky" (algo así como arenoso / miedoso), altamente rítmica con exigencias pianísticas aterradoras. El arrebato dura 12 minutos.

Con Yuja Wang al piano, Gustavo Dudamel dirige la Filarmónica de Los Angeles, que en su página oficial reseñó así esta colaboración:

"...la técnica electrizante de la pianista Yuja Wang domina sin esfuerzo la intrincada parte "diabólica" del piano, tejiendo ligereza y elegancia con dinamismo y explosividad para resaltar las cualidades contrastantes pero características de la música de Adams. El Washington Post elogió el estreno mundial de la obra señalando que la Srta. Wang es tan impresionante por su sensibilidad poética como por su deslumbramiento pirotécnico."



Otras obras del autor en este blog:
Short Ride in a Fast Machine