El otro Franz, amigo de sus amigas
Retrato de Franz Liszt, obra del pintor Charles Lehmann (Museo Carnavalet, París) |
Los años 1810 y 1811 son testigos de la llegada al mundo de tres gigantes de la música romántica del siglo XIX: Schumann y Chopin en 1810; Franz Liszt en 1811. Generalmente se tiende a pensar que Liszt es un músico bastante posterior a Chopin pero como ya vemos éste solo le lleva un año a Liszt, y la razón estriba en que este último vivió una buena cantidad de años más que el malogrado Federico. Y por ello, mucho tiempo después de la muerte de Chopin en 1849, Franz Liszt estaba más vivo que nunca, dando recitales por toda Europa, aprovechando para intimar con una condesa por aquí, o una princesa por allá, y creando música.
Para que todo ello sucediera, a sus ocho años el pequeño Franz tuvo que dar muestras de su talento. Lo que no fue difícil pues sus padres estaban en condiciones de reconocerlo de inmediato: su padre Adam Liszt era intendente del príncipe Nicolás Esterhazy y había tratado ampliamente a Joseph Haydn. Apenas Franz cumplió los 9 años, la familia Liszt se trasladó con él a Viena para que recibiera lecciones de los más reputados maestros de música. Luego, vino Paris y más tarde Europa entera.
Franz había nacido para conquistar.
Casa natal de Franz Liszt, en Raiding (Hungría) a pocos kilómetros de Viena. |
A los 22 años es ya una reconocida personalidad musical en los salones parisinos. En una selectísima reunión entre cuyos asistentes se contaba a Chopin, Meyerbeer, Délacroix y Heine, entre otros, le fue presentada la condesa Marie d'Agoult, dama muy conocida en los ambientes aristocráticos parisinos, que además fungía de escritora, al estilo George Sand. También, era seis años mayor que Liszt y estaba casada, para más señas. Pero el amor prendió y como el amor todo lo puede, Marie y Franz, a pesar del escándalo suscitado, lograron unir sus vidas refugiándose en Suiza, en una casa en los alrededores de Ginebra.
Allí, durante casi dos años, Franz va a amar y trabajar intensamente.
Sueño de amor N°3
Probablemente sea la pieza con que el pueblo llano identifica mejor a Liszt. Pertenece a una serie de tres nocturnos publicados en 1850, a un año de la muerte de Chopin. Llevan en conjunto el nombre de Liebesträume y fueron concebidos a partir de poemas.
El nocturno N°3 consiste en un hermoso tema que se repite tres veces con inteligentes variaciones enlazadas por cadenzas que demandan gran habilidad técnica. La variación segunda (1:41) representa el clímax de la pequeña obra y es donde el intérprete queda autorizado para destrozar el piano si así lo quisiera. La tercera variación, en cambio, es mucho más delicada (3:14). Muere poco a poco para finalizar con un arpegio pianissimo.
La versión es de Vanessa Benelli.
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Simplemente, HERMOSO. Bellísimo el nocturno y magistral la interpretación de Kissin. Mil gracias por el blog.. Besos..
ResponderEliminarCuando la injusticia prende esa llamita de rabia, me devuelvo a escuchar las melodías que publicas y aquieta mi corazón. Gracias amigo
ResponderEliminarOrieta
Hermosísimo, mágico!!!
ResponderEliminarGracias, Orieta: De eso se trata también. De aquietar corazones mientras disfrutas de la música.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Anónimo mágico...
ResponderEliminarGracias por presentarnos estas bellas melodías.
ResponderEliminarGracias a ti por tu comentario.
EliminarLa música, literatura y pintura van de la mano, nos transporta a mundos mágicos de ensueño que simplemente la razón no podrá explicar... "El corazón tiene sus razones que la razón no entiende"...
ResponderEliminarHola, Unknown: Gracias por dejar aquí tu comentario.
ResponderEliminarBellísima interpretación. Gracias x compartir.
ResponderEliminarHola, Anónimo: Gracias a ti por dejar aquí tu comentario.
ResponderEliminarbella musica clasica para relajarse
ResponderEliminarHola, Victoria: Gracias por dejar aquí tu comentario.
ResponderEliminarEs hermoso deleite para mis sentidos
ResponderEliminarHola, Adris: Muchas gracias por tu comentario. Saludos.
ResponderEliminarAumenta la frecuencia y longitud de honda compromete mas del 10 por ciento del cerebro es maravilla pura bellísimo
ResponderEliminar¡Qué maravilla! En primer lugar la música pero también la intérprete, y el bellísimo palacio donde interpreta a Liszt. El piano, na joya. De las pocas veces que escuchando música es mejor abrir los ojos que cerrarlos.
ResponderEliminarHola, Román. Buena idea, por esta vez, mejor abrirlos que cerrarlos. Gracias por tu comentario. Un saludo.
ResponderEliminarPara mí, el Sueño de Amor es una de las más inspiradas obras maestras de la música, y quien me proporciona el placer de sentirla puede asegurar que tiene un amigo más. Muchas, much´simas gracias de corazón.
ResponderEliminarArturo Canales de Gastañaga (accanalesdg@gmail.com)
Hola, Arturo: Sin dudas, es una pieza bellísima. Muchas gracias a ti por la amistad y el comentario. Saludos. Un abrazo.
ResponderEliminarHermosa la interpretación de esta joven pianista. Ni que hablar del autor. Un bálsamo de paz y amor.
ResponderEliminarHola, Alicia: Muchas gracias por tu comentario. Saludos.
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