Las indicaciones de tempo en música, cuyo objeto es señalar la velocidad a la que debe tocarse la pieza, comenzaron a usarse de manera extensa a partir del siglo XVII, época durante la cual un número significativo de grandes compositores provenía de regiones que en el siglo XIX van a constituir la nación italiana, por ello las palabras usadas con tal propósito se escriben en el idioma de esa nación, italiano.
Como es obvio, las mismas razones aplican para el origen de las indicaciones dinámicas: forte, piano; o para las llamadas "agógicas": accelerando, diminuendo (alteraciones de, precisamente, el tempo) y, en general, para todo tipo de observaciones en la partitura.
Pero como una simple palabra puede tener cientos de significados y resonancias para los distintos individuos, ya antes de 1800 se había hecho necesaria la invención de un aparato mecánico con cuya ayuda pudiera establecerse sin ambigüedades la velocidad a la que debe ejecutarse una pieza. Luego de varios intentos con diversos grados de éxito o fracaso, el metrónomo vio su concreción definitiva --hasta hoy-- en el aparato patentado por J. Nepomuk Mälzel en 1815. Y el primer compositor que incorporó indicaciones metronómicas a sus partituras fue el mismísimo Ludwig van Beethoven. Con todo lo romántico que pudo ser, el maestro no fue capaz de resistirse a esta nueva conquista del ingenio humano. El Hombre había llegado al metrónomo, y Ludwig no fue indiferente a ello.
Sin embargo, el aparato no reemplazó ni de lejos a las indicaciones de tempo escritas por el compositor de su puño y letra. (Tampoco era ese su objetivo). El metrónomo se limita a indicar un número de negras o corcheas por minuto, matemáticamente. Las palabras, en cambio, suman a la velocidad señalada una atmósfera, un cierto espíritu o incluso un estado de ánimo con el que debe abordarse la obra. Esa conjunción de pedestre velocidad y atmósfera es lo que yo creo constituye el tempo de la obra. El segundo movimiento de este concierto es largo. Oyendo con atención, entendemos que sí, que, efectivamente, es laaargo.
La versión que escuchamos es del maestro italiano Pietro Papagna acompañado de la Orquesta de Cámara Citta di Fondi conducida por Ertug Korkmaz.
Aquí: Tercer Movimiento
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Las indicaciones del señor dueño de este blog en cuanto al "tempo" en la música, me han servido para entender los estados de ánimo por los cuales transcurre el día de un humano en la ciudad. El viaje que realiza es siempre diferente. Amén.
ResponderEliminarEs un agrado leer ocasionalmente esta página, es como darle otra perspectiva a la cotidianidad. Sin embargo me gustaría saber si existe alguna convención que relacione el aire musical con la indicación metronómica.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario, pero no entendí bien tu pregunta.
ResponderEliminarGracias por esta descripción del concierto me ha resultado muy gráfica y útil.
ResponderEliminarHola. Gracias a ti por el comentario. Saludos.
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