En 1913, a sus cuarenta años, Sergei Rachmaninof gozaba de fama en Rusia y Occidente como director, compositor y brillante virtuoso del piano. En esta última faceta su nombre era requerido con fervor, por ejemplo, en los EEUU. Ya en 1909, durante una primera gira por el país que más adelante lo acogerá definitivamente, se había visto apremiado por la obligación contractual de ofrecer "casi un concierto diario durante tres meses", en sus propias palabras.
Unas vacaciones laboriosas
En diciembre de 1912 se fue de vacaciones a Suiza, con la familia, formada por su mujer Natalia y dos hijas. De allí partieron a Roma donde entró de lleno a orquestar una gran Sinfonía Coral (Las Campanas, sobre poema de E.A. Poe) largo tiempo pospuesta. Simultáneamente, la idea de una segunda sonata para piano (la primera es de 1908) bullía en su mente. Pero en Roma sus dos hijas enfermaron de tifoidea y, previo paso por un hospital en Berlín, la familia debió retornar a Ivanovka, la villa que los Rachmaninof poseían en Rusia.
¿Cuál pereza?
Se acostumbra señalar que el compositor adolecía de cierta tendencia a la pereza. Por eso sorprende que en las circunstancias señaladas –el maestro no dejó de ofrecer conciertos ese año–, además de terminar la Sinfonía coral Rachmaninof haya podido escribir desde cero su segunda sonata para piano. Sería su última composición en el género. Comenzada en enero de 1913, fue terminada en septiembre y estrenada en diciembre en San Petersburgo.
Sonata No 2 en Si bemol menor, opus 36
Fiel a la vena creativa del compositor, la obra se enmarca en un post-romanticismo a punto de ser tardío. A objeto de situar con precisión el momento histórico-musical en que surge, recordemos que en mayo de ese mismo año se estrenaba ni más ni menos que La Consagración de la Primavera, de su compatriota Stravinski. (Y cuatro años antes, Schoenberg había dado a conocer sus Tres Piezas op 11).
Los afanes modernistas de sus colegas, sin embargo, no inquietaron a Rachmaninof. Y su arte continúa, hasta hoy, exhibiendo las cualidades que mejor identifican al maestro: un romanticismo tardío pero todavía lozano, amén de "melodioso" y seductor.
Algo extensa en su versión original, la sonata fue objeto de revisión en 1931, reduciendo su extensión a proverbiales veinte minutos, con tres secciones que se tocan casi sin interrupción.
Movimientos:
00:00 Allegro agitato
10:27 Non allegro - Lento
07:07 Allegro molto
La versión es de la brillante pianista Yuja Wang, nacida en Pekín en 1987.
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