domingo, 26 de septiembre de 2021

Debussy: "L'Isle Joyeuse", para piano

 

En 1903, Debussy publicó su tríptico para piano llamado Estampes, cuyas dos primeras piezas poseen un aire "exótico": una sensual habanera titulada Tarde en Granada, y el trozo de música javanesa Pagodas. A propósito de aquella música de aires folklóricos de otras latitudes, Debussy le comentó a su editor que cuando a un artista se le hace difícil visitar otros parajes, puede suplir todo aquello sencillamente con la imaginación. Es lo que va a hacer al año siguiente.

Claude, tutor de 18 años
Sin embargo, en el transcurso de su vida no fueron pocos los viajes que hizo al extranjero. Solo recordemos que a los 18 años, en plan de tutor de los hijos de Nadezhda von Meck (la patrona de Tchaikowski), viajó a ciudades de Suiza, Italia y Rusia. Y hubiera seguido viajando con ellos si no fuera porque Claude se enamoró de una de las hijas de Nadezhda, solicitando su mano, lo que la señora von Meck denegó, acabando al mismo tiempo con la tutela. Pero esa es otra historia.

L’embarquement pour Cythère
El cuadro de 1717 del pintor francés Jean-Antoine Watteau describe una alegre fiesta de enamorados llegando (o partiendo de) a una de las islas jónicas en el Mediterráneo, Citera, conocida como el lugar de nacimiento de Venus, la diosa griega del amor. El cuadro de Watteau sirvió como inspiración a Debussy para su reluciente pieza para piano solo "L'Isle Joyeuse" (La Isla Feliz), compuesta en el verano de 1904, precisamente en una isla frente a Normandía, mientras trabajaba a su vez en su pieza sinfónica La Mer.

L’Isle Joyeuse
La breve pieza, de poco más de cinco minutos, comienza con unas líneas traviesas y divertidas que aparecen en medio de exóticas armonías de escalas de tonos enteros y diatónicas, mediando entre ambas la escala lidia. Según la sobria prosa de los estudiosos, "fanfarrias brillantes y festivas se mezclan con olas espumosas y salpicaduras de colores."
En los momentos finales se desata un clímax eufórico y desenfadado: un trémolo y arpegios en La mayor de agudo a grave rematan en el "la" más bajo del teclado.

No es una pieza sencilla. En octubre de 1904, Debussy escribió a su editor:

"Qué difícil es de tocar. Esta pieza me parece que combina todas las formas de atacar el instrumento porque une la fuerza, la gracia y la elegancia."

El pianista franco-canadiense Marc-André Hamelin, a continuación, supera el desafío brillantemente.

5 comentarios :

  1. Deleitándome con cada una de las obras y reseñas que leo. Este blog es todo un hallazgo para mí. Gracias! Desde Argentina

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    1. Hola: Gracias por tus palabras. Muy estimulantes. Saludos, desde Chile.

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  2. Yo lo estoy aprendiendo a tocar, ciertamente es MUY difícil. Si bien es cierto que soy un pianista autodidacta y leo mal partituras (recurro a videos de Youtube..) soy un buen improvisador y lo que algunos llamarían un virtuoso, y aún así esta pieza me parece muy difícil, tortuosa e increíblemente dinámica. Eso sí, una verdadera maravilla sónica, una delicia y un festival de evocaciones.

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    1. Hola: Disculpa la tardanza. No siempre me llegan los comments. Todo lo que dices está muy bien, y te felicito. Pero no cejes con la lectura. Son esas dificultades que parecen enormes pero que no lo son en absoluto. Con paciencia (harta paciencia, eso sí), agregarás a tu cerebro otro lenguaje que te FACILITARÁ todo. Esa es la gracia. Saludos y que te vaya bien.

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    2. Ah! Y la pieza es difícil, sin duda.

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