Durante gran parte de su vida, Dmitri Shostakovich despertó todos los días preguntándose si aquella mañana estaría gozando de la gracia y el favor de las autoridades soviéticas, o por el contrario, siendo objeto de alguna pesquisa destinada a fisgonear en su conciencia revolucionaria. La década de 1940 fue una de las más complejas: su renombre se alzaba prominente un año para bajar hasta su desaprobación grosera al año siguiente, para luego subir al otro año y vuelta a contar.
El "Decreto Zhdánov"
En el año 1948, el comisario de la cultura Andrei Zhdánov, consuegro de Stalin por añadidura, firmó el infame decreto que lleva su nombre. Con él, se condenaba a Shostakovich, junto a otros compositores (Prokofiev y Khatchaturian, entre ellos), por "perversiones formalistas y tendencias antidemocráticas en la música, ajenas al pueblo soviético y a sus gustos artísticos". El maestro fue despedido del Conservatorio de Leningrado, donde enseñaba composición desde hacía diez años. Además, tuvo que disculparse, públicamente. Sin embargo, al año siguiente publicó un Oratorio que suponemos habrá sido del gusto del pueblo soviético o, al menos, de Zdhánov, porque la pieza hizo merecedor a Shostakovich de un Premio Stalin en metálico (uno más, llevaba varios: el péndulo).
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Dmitri Shostakovich (1906 - 1975) |
Fue compuesto en 1947-48, pero el maestro decidió suspender su publicación, habida consideración del decreto, y de su propio y patético arrepentimiento.
Una buena idea, porque es muy probable que en su momento la obra haya sacudido al comisario Zdhánov por su perversión formalista y tendencia antidemocrática. Sin embargo, siete años después, un verdadero músico, el destacado violinista ruso y dedicatario de la obra, David Oistrakh, tuvo la impresión contraria, luego de recibir la partitura, publicada finalmente en 1955:
"Es una obra muy atractiva que ofrece grandes oportunidades, no sólo para que el violinista demuestre su virtuosismo, sino también para la expresión de profundas emociones, pensamientos y estados de ánimo."
Movimientos
00:40 Nocturne: Moderato Un movimiento intimista, lento y meditativo. Después de una introducción de violonchelos y contrabajos, emerge el violín a cargo de una melodía de gran fuerza interpretativa, exigiendo del intérprete gran fuerza física y mental. El movimiento termina de manera diáfana, con un acorde del violín solista que se desvanece.
La versión es de la violinista estadounidense Hilary Hahn, acompañada de la Filarmónica de Berlín, conducida por el director letón Maris Jansson.
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