Aspecto exterior de la residencia de verano de los Esterházy. |
La estancia en el campo hizo maravillas en el ánimo del pequeño Franz, intensificando su optimismo y deseos de componer, al punto que de regreso a Viena decidió abandonar su actividad docente en la escuela que mantenía su padre. La vida, al parecer, le sonreía, tenía tiempo para hacer música, asistir a tertulias en los café bien regadas de vino y cerveza, y tenía por alumnas a las hijas de un conde.
Al principio, el interés de Franz se centró en la hija mayor, María. Pero con el paso del tiempo, Carolina se hizo mayorcita y en 1824, a sus 20 años, se había transformado en toda una mujer, bien parecida y simpatiquísima. Ese verano Schubert fue invitado nuevamente por el conde a su residencia en Szelez y, según se cuenta, la convivencia diaria y las lecciones de piano se habrían concertado para que Franz terminara enamorándose de Carolina. Sin embargo, al mismo tiempo, echa de menos la vida bohemia en Viena.
En carta a sus amigos, Franz escribe:
"Estoy bien de salud... A pesar de que aquí me siento atraído hacia la estrella que tú conoces, siento enorme nostalgia de Viena...".
Definitivamente, Franz no era un seductor porque hasta donde se sabe, la historia terminó aquí. Sin embargo, se dice que en Szelez tuvo un lío de faldas, pero con una criada. Vaya uno a saber si Carolina lo pilló en las dependencias de servicio con las manos en la masa y hasta ahí habría llegado todo.
Ahora bien, también es cierto que Franz estaba muy lejos de tener en el olvido a Thérese –que finalmente casará con su panadero.
Un siglo y medio más tarde, es un seductor de tomo y lomo –escalador social para más señas– el que Stanley Kubrick retratará en la bellísima película "Barry Lyndon" cuya célebre escena de la seducción de la condesa Lyndon por parte de Redmond Barry tiene como fondo musical el andante del Trío para piano en mi bemol de nuestro querido Franz, compuesto en 1827.
Redmond Barry lo está haciendo de maravillas en dos frentes: el juego y las apuestas por un lado y el ascenso social, por otro. Ha conocido a la hermosa condesa esa noche –su marido es un inválido que morirá pronto– y ha decidido seducirla. A diferencia del pequeño Franz, no necesitará más que esa velada para lograrlo.
Andante del trío en mi bemol. Versión completa, en excelente versión de la agrupación francesa Trio Wanderer.
Amigo visitante:
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Que violento resulta el océano del tiempo. Hoy por cualquier "cantante" de cumbia cientos de mujeres se arrojan a sus pies. Y Franz con SEMEJANTE melodía lograba con suerte tener a sus pies algún Ovejero Alemán. Después se golpean el pecho preguntando por qué la humanidad no pude salir adelante...
ResponderEliminarAsí es no más, pos Marcelo. Parece que al mundo siempre le ha costado distinguir lo bueno de lo malo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.