La última schubertiada a la que asistió Franz Schubert tuvo lugar la víspera de su cumpleaños, el 30 de enero de 1828. Cumplía 31 años y le restaba por vivir algo menos de diez meses.
Hacía apenas tres años le había enviado a Göethe, por segunda vez, una pequeña colección de sus poemas puestos en música y dedicados al poeta. El vate alemán, también por segunda vez, se había hecho el sordo.
Son años en que la sociedad vienesa se encuentra cautiva de las entretenidas y alegres óperas del talentoso Rossini, lo que hace cuesta arriba la comprensión y entendimiento de este compositor más complejo, autor de una obra de mayor envergadura. Siendo éstas las circunstancias en Viena, ciudad natal del compositor, poco podía esperarse del poeta alemán, que al parecer no solo era sordo sino también displicente.
Schubert, a la derecha, y dos amigos. Dibujo al pastel |
¿Y si Göethe hubiese dado una manito? El reconocimiento, sí, pudo, o debió, haber llegado antes. Al morir, las posesiones de Schubert son algo de ropa y una cantidad asombrosa de partituras, cuyo valor total se estimó en 63 florines. El funeral y la factura del médico costaron alrededor de 250. El bajo, regordete y miope Franz Schubert, amén de desafortunado en el amor, se fue debiendo de este mundo.
Quinteto para cuerdas en Do mayor - Adagio
Una de las obras cumbres de la música de cámara de todos los tiempos, fue completado sólo semanas antes de su muerte. Y su estreno tuvo lugar veintidós años después, en 1850. Su publicación... tres años después del estreno.
La obra está escrita para dos violines, una viola e inusualmente, dos violoncellos (lo habitual era doblar las violas, no los cellos). Consta de cuatro movimientos, y la obra completa dura aproximadamente una hora. Aquí se presenta el segundo movimiento, adagio. Una melodía desarrollada del modo más simple imaginable pero de extraordinaria belleza da inicio al movimiento. En la parte central surge un quiebre y se torna más brioso. Hacia el final se retoma la idea inicial, para terminar en un clima de lirismo todavía más intenso.
La versión es del grupo de cámara que dirige la violinista alemana de origen japonés Susanna Yoko Henkel.
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Amigo visitante:
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Gracias por la versión que subieron a la red y el hermoso texto que la acompaña.
ResponderEliminarAparezco oyéndola en España, pero soy de Chile.
Hola, Anónimo chileno/a en España: Muchas gracias por tus palabras. Saludos.
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