Antes de entrar de lleno a la crítica de la sociedad de su tiempo –presente en las obras Un enemigo del pueblo y la mil y una veces representada Casa de Muñecas–, el dramaturgo noruego Henrik Ibsen ideó en 1867 una obra en verso que no obstante su carácter fantástico contenía ya reparos al carácter y la psicología de sus coterráneos. La obra de marras, Peer Gynt, estaba destinada originalmente a ser leída y no representada pero su publicación tuvo tal éxito que su autor decidió convertirla en una obra de teatro en cinco actos.
Esta transformación hacía imprescindible la incorporación de pasajes musicales para llenar los tiempos muertos de los cambios de escena: preludios, bailes, canciones y algunos números corales, amén de "fondos musicales" para acompañar determinadas escenas o para crear atmósferas. Y para ello acudió a la ayuda de un compatriota, el compositor Edvard Grieg, una figura ascendente en Noruega y también en Europa después del éxito arrollador de su concierto para piano.
Por encargo de Ibsen, debió Grieg componer alrededor de veinte piezas musicales. La obra fue estrenada en febrero de 1876, y como el público encontró aquella música tan atractiva no pasó mucho tiempo para que la partitura cobrara vida propia. Desechando algunas de las piezas originales o fundiendo una con otra, Grieg terminó por erigir dos suites orquestales conformadas de cuatro piezas cada una.
Debido a su belleza sencilla La Danza de Anitra, de la Suite N° 1, es repertorio obligado de las orquestas estudiantiles. La pieza ilustra un episodio en que el protagonista, Peer Gynt, es seducido por la bella Anitra mediante una danza algo subida de tono con el objeto de despojarlo de sus riquezas, muy mal habidas, por cierto, pero esa es otra historia.
La versión es de la Orquesta de Cámara Antonio Vivaldi, en un concierto con ocasión del Día de San Valentín, el año 2010.
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Maravilla gracias Dago por enseñarnos tanto¡¡
ResponderEliminarTu primer comentario, Gaby. Felicitaciones y muchas gracias.
EliminarGracias Dago por compartir tus conocimientos y enseñarnos.
ResponderEliminarEl gusto por la música no se enseña se tiene de siempre.
EliminarTu experiencia debe ser única en el mundo. A mí me enseñaron.
EliminarGracias por tu comentario.
Sencillamente hermoso,celestial..
ResponderEliminarHola: Gracias por tu comentario.
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ResponderEliminarGracias, muy sugestiva, muy actual, muy vivida. Para escucharla muchas veces.
ResponderEliminarHola. Gracias por el comentario. Saludos.
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