Es muy probable que sin la colaboración inapreciable de Anna Magdalena Bach, no hubiésemos conocido las Seis Suites para cello solo de Juan Sebastián, pues los manuscritos originales terminaron perdidos y tuvo que ser Anna Magdalena quien, voluntariosamente, por las noches a la luz de una vela, decidió hacer de ellos una copia, por ahí por 1722, poco después de que Bach casara con ella luego de enviudar de su primera esposa, Maria Barbara.
Bach en Köthen
Bach, de 32 años, había llegado a la pequeña corte de Köthen en 1717, para desempeñarse como maestro de capilla al servicio del príncipe Leopoldo, un gran amante de la música y músico él mismo con quien, en una primera época, Juan Sebastián hizo muy buenas migas. El príncipe, calvinista, consideraba que los servicios religiosos no requerían de música especialmente elaborada, y por ello, la obra de Bach de aquel período se orientó hacia la música instrumental pagana.
Suites y Partitas
De aquella época son las Suites Orquestales, las Seis Partitas para violín y las Seis Suites para cello solo, cuya escritura obedecía a la influencia francesa ejercida por las cortes más distinguidas y exquisitas de aquel tiempo, por ejemplo, la de Versalles, sobre la cual, dicho sea de paso, caerá la ira del Señor setenta años más tarde.
Pero antes, las suites harán las delicias de la modesta corte de Köthen. Conformadas por una sucesión de danzas con nombre francés de no más de dos o tres minutos de duración (courante, gavotte, sarabande, menuet, polonaise, bourré, passepied, o giga), las encabeza un primer movimiento que por lo general es el más importante: la overture o preludio.
Preludio para cello solo en el cine
El Preludio de la primera de las Seis suites para cello solo, es precisamente una de las piezas de Bach incorporadas en la película del año 2007 del realizador catalán Pere Portabella, El silencio antes de Bach, un caleidoscopio de atractivas escenas con fragmentos de la vida de Juan Sebastián engarzados magistralmente con el mundo de hoy. Uno de los momentos más novedosos es el que se desarrolla en los carros del Metro, donde 20 o 30 cellistas interpretan el Preludio de la Suite N° 1 mientras el tren sale de los túneles ingresando a un andén vacío, para luego cruzarse con otro tren, cuyo traqueteo no se silencia, creando la sensación de que ha surgido un nuevo preludio, uno para 30 cellos y carro de metro, sobre un motivo original de JS Bach.
Amigo visitante:
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Muy bueno. Debería escucharse música clásica en el Metro de Santiago.
ResponderEliminarExcelente idea. Así debiera ser, pos.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Que hermosa música y genial idea...la de tocar en el metro. Digno en verdad de ser imitada acá en Santiago.
ResponderEliminarSe liberaría bastante estrés. Sería un oasis en medio de la rutina diaria.
No lo podías haber dicho mejor, Anónimo (Anónima?).
EliminarGracias por tu comentario.