Veinte kilómetros caminó el joven organista de la pequeña localidad de Lucca, Giacomo Puccini, para asistir a una función de ópera, en marzo de 1876. Por nada del mundo quería perderse la primera representación en Pisa de la obra que cuatro años antes había revolucionado al mundo lírico europeo: Aida, de su compatriota Giuseppe Verdi. Tal fue su impresión, que la experiencia marcó el rumbo definitivo de su derrotero musical encauzándolo hacia la composición de obras para el teatro lírico. Tenía dieciocho años.
Obras maestras
Un cuarto de siglo más tarde, había entregado al mundo tres obras maestras: Manon Lescaut, en 1893; La Bohème, en 1896; y Tosca, en 1900. Para el cambio de siglo, Puccini disfrutaba del esplendor de su fama y gozaba de una situación económica envidiable. Pero el apabullante éxito obtenido con Tosca había dejado la vara muy alta y la búsqueda de un libreto que le acomodara se convirtió en un apremio agotador. Lo encontrará finalmente de visita en Londres, luego de asistir a la representación de un drama basado en la breve novela "Madame Butterfly", escrita por un abogado de Filadelfia.
Madame Butterfly
Giacomo Puccini (1858 - 1924) |
Un artículo de la revista Música y músicos señaló que la obra fue acogida con: "...gruñidos, bramidos, mugidos, risas, berridos, risotadas... gritos de bis lanzados adrede...". La obra debió ser retirada de cartel. Sin embargo, luego de tres meses de importantes ajustes consiguió el éxito en el Teatro Grande de la cercana localidad de Brescia.
Un bel di vedremo
El aria, tal vez la más famosa de la ópera, pertenece al Acto II. Han pasado tres años desde que el oficial de marina estadounidense, Pinkerton, partió a su país con la promesa de volver donde Cio-Cio-San, la adolescente conocida también como Butterfly a quien hizo su esposa. La criada Susuki trata de convencer a Cio-Cio-San de que Pinkerton la ha abandonado. La protagonista le reprocha su poca fe, y le asegura, cantando apasionada, que "un bello día veremos levantarse un hilo de humo en el extremo confín del mar...".
La versión es de la soprano rumana Angela Gheorghiu, en una presentación de concierto en el Lincoln Center de Nueva York, el año 2005.
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