domingo, 28 de febrero de 2016

Wagner: El Idilio de Sigfrido



Luego de tres años errando de un lado a otro acosado por los acreedores, vendiendo y revendiendo los derechos de sus obras, Richard Wagner consiguió la serenidad de espíritu que tanto echaba en falta gracias a los oficios reales de un monarca de 19 años, Luis II de Baviera, quien en 1864 canceló todas las deudas del compositor y le compró los derechos de El anillo del nibelungo. Entre otras prestaciones, lo instaló en una cómoda villa a escasos minutos de palacio.

Hans y Cósima
Hasta allá llegó el director de orquesta Hans von Büllow, llamado por Wagner para que lo asistiera en la preparación de uno más de sus ambiciosos proyectos musicales que ahora cobraban vida bajo el alero del rey adolescente. El famoso director llegó en compañía de su esposa Cósima, hija natural de Franz Liszt y de la condesa Marie d'Agoult. La pareja y el compositor se conocían desde mucho antes, no era la primera vez que pasaban una temporada en compañía de Wagner pero esta vez todo fue distinto.

Richard y Cósima Wagner,
fotografía de 1872
Cósima y Richard
Cósima no parecía feliz en su matrimonio y no tardó en caer bajo el influjo de Richard. Tras seis años de relaciones extraconyugales, Cósima, de 32 años, y Richard de 56, contrajeron el sagrado vínculo en agosto de 1870. A esa altura, ya habían concebido tres hijos. El último se llamó Sigfrido, nacido en 1869.

Un regalo sinfónico
El 24 de diciembre de 1870, Cósima cumplía 33 años. La pareja vivía en la villa Tribschen, a orillas del lago Lucerna, desde que se instalaran allí como pareja en 1866. Y Wagner decidió saludar el nacimiento de su último hijo y el primer cumpleaños de Cósima como su mujer legítima de una manera especial.
Un pequeño grupo de músicos se instaló en la escalera de entrada y despertó a Cósima con los primeros compases de una breve pieza de cámara compuesta unas semanas antes, titulada, para la ocasión "Regalo sinfónico de cumpleaños". Cósima anotó en su diario que una música nueva y maravillosa la había sacado de su sueño.

El Idilio de Sigfrido
Originalmente, la obra no estaba destinada a la publicación, pero debido a dificultades financieras, Wagner se vio obligado a hacerlo en 1878, con el título de Idilio de Sigfrido. La encantadora pieza, de no más de veinte minutos de duración, es una de las pocas obras sinfónicas del compositor. Sus temas fueron incorporados, como era de prever, en la ópera Sigfrido, de 1876.

La versión es de la BBC Scottish Symphony Orchestra, dirigida por Donald Runnicles.



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8 comentarios :

  1. Muy bonito, y se aprecia distinto, cuando se conoce un poco de la historia.

    ¡Gracias nuevamente!

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  2. Hola, Anónimo: Absolutamente. La música se aprecia de manera distinta cuando se conocen las circunstancias que intervinieron en su composición. Es lo que aquí pretendemos hacer todos los días. Muchas gracias por dejar aquí tu comentario. Un saludo.

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  3. Buenas tardes! Me ha gustado mucho los datos extramusicales que has apuntado; personalmente tengo un "idyll" con esta pieza desde hace un tiempo. Es una obra que resume a la perfección lo que los románticos entendían como sublime, aquello que te atrae irresistiblemente, pese al peligro aparente o evidente. Si hay alguna pieza que me provoque hasta casi un dolor físico, es el Idilio de Sigfrido, pues tal es el placer casi orgásmico que me produce, como decía nuestra querida Teresa Berganza. Esta obra está entre mis piezas favoritas.

    Antonio

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    1. Hola, Antonio. Muy agradecido de tu sentido y certero aporte. Saludos y gracias otra vez.

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  4. De la aparente rudeza inicial, la dirección e interpretación evolucionan hacia una sensibilidad exquisita.

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