La tierra que hoy conocemos como Finlandia fue incorporada al Imperio Ruso en 1809 con el decoroso nombre de Gran Ducado de Finlandia. Noventa años más tarde, en 1899, los vientos nacionalistas irrefrenables obligaron a Rusia a imponer una estricta censura a la prensa de la pequeña nación. Así las cosas, en noviembre de ese mismo año la prensa finlandesa organizó en Helsinki una gala para recolectar fondos que en realidad era una fachada para conseguir apoyo para una prensa libre.
La gala finalizó ceremoniosamente con la interpretación de una obra de reciente creación de Jean Sibelius, trabajo que para la ocasión se presentó con estudiada inocencia bajo el título de "Música para la Ceremonia de Prensa". La obra, compuesta de seis cuadros y una obertura, finalizaba con la pieza titulada "Finlandia Despierta". Tal fue la acogida brindada a este sexto cuadro, que Sibelius lo revisó al año siguiente, transformándolo en un poema sinfónico independiente que retituló derecha y simplemente "Finlandia".
Jean Sibelius (1865 - 1957) |
Estrenado como obra autónoma el 3 de julio de 1900, el poema sinfónico reveló al mundo la maestría poética de Sibelius, convirtiéndose en el punto de arranque de un arrebatado sentimiento nacionalista, del que el compositor fue un excelso protagonista.
De ahí en adelante, Finlandia se convirtió prácticamente en el segundo himno nacional, aunque debido a la censura la obra se presentó en esos años con los títulos más diversos, desde el cauto Nocturno hasta los más atrevidos Sentimientos Heroicos, o El Despertar de la Primavera Finlandesa, práctica obligada hasta que Finlandia logró su independencia luego de la Primera Guerra Mundial.
La versión, excelente, es de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Caracas, bajo la dirección del maestro César Iván Lara. Su trozo más célebre se presenta en el minuto 4:00, primero en una atmósfera reverente; al final, se habrá convertido en una poderosa declaración de triunfo.
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ResponderEliminarHola, Carlos: Gracias a ti, por dejar aquí tu impresión. Saludos.
ResponderEliminarEsta es una pieza épica y majestuosa. Su finale heroico me conmueve hasta las lágrimas. Saludos y gracias por publicar esta interesante reseña, Dago.
ResponderEliminarHola, Alejandro: Como dices, el finale es uno de los más espectaculares y conmovedores de la música de comienzos de siglo. Muchas gracias por tu comentario. Un saludo.
ResponderEliminarEs imposible escuchar esta pieza y no conmoverse... Después de varios años, vuelvo a oirla, siendo interpretada (con sorpresa) por una orquesta latinoamericana. Muy buena versión. saludos desde Colombia.
ResponderEliminarHola, Raúl: Así es. Las orquestas juveniles venezolanas parecen no tener nada que envidiar a las más prominentes agrupaciones del primer mundo. Muchas gracias por tu comentario. Un saludo.
ResponderEliminarDago, gracias por ser una luz. Vos sabes algo sobre los Impromptus de Jean Sibelius y su batalla contra los adoctrinamientos previos a la II Guerra Mundial? Gracias.
ResponderEliminarHola. No. No tenía idea. Me informaré. Gracias por la info. Saludos y gracias por tus palabras.
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