lunes, 27 de marzo de 2017

Anton Rubinstein: Piano Concierto No 4


El pianista que sucedió a Liszt en la línea de lo grandioso se llamó Anton Grigorievich Rubinstein, un oso ruso de enormes manos que con su cabellera frondosa y frente amplia al estilo Beethoven encandiló a su público, especialmente a las damas, en la segunda mitad del siglo XIX. A los diecieséis años había tocado para Liszt pero el  maestro húngaro no lo tomó como alumno. Tal vez chocaron sus personalidades. Según se cuenta, Liszt lo despidió, pese a todo, con un buen consejo: "Un hombre de talento debe llegar a la meta que ambiciona gracias a su propio esfuerzo, sin ninguna ayuda". No se sabe de otro alumno brillante que el maestro haya rechazado.

Anton Rubinstein (1829 - 1894)
La carrera
Nacido en 1829 en una villa al noroeste de Odessa, debutó a los nueve años. Muy pronto su profesor lo llevó a París donde deslumbró como niño prodigio. Pero no era el único. Según él mismo contará más tarde en su autobiografía, los niños prodigio estuvieron de moda en los años cuarenta en toda Europa.
Más tarde fue Berlín, y luego, Viena. En 1872-73 realizó una gira por Estados Unidos, exitosa profesional y financieramente. Hacía diez años había participado en la fundación del Conservatorio de San Petersburgo, del que fue su primer director (su hermano menor, Nikolai, otro virtuoso del piano, fundará el de Moscú en 1866).

Legado
Al final de su vida, su repertorio, enorme, se vio debilitado, pero aún así continuó con sus célebres "recitales históricos", en los que durante siete recitales cubría toda la historia de la música occidental. Como todo pianista profesional del siglo XIX, fue también un compositor prolífico. Su legado es extenso, aunque gran parte de éste se ha olvidado. Se cuentan veinte óperas, seis sinfonías. música de cámara e innumerables piezas para piano solo. De sus cinco conciertos para piano y orquesta, perdura uno solo, el Concierto en re menor, saludado todavía hoy, y obra integrante del repertorio habitual, al menos en Rusia.

Concierto para piano y orquesta No 4 en Re menor, opus 70
Quizá una pieza maestra del repertorio del siglo XIX, fue compuesta en 1864 y publicada dos años más tarde, junto con un arreglo para dos pianos. Y no es difícil entender el éxito del que gozó en su tiempo (lo que cuesta comprender es que lo haya perdido). Su escritura es colorida y a ratos deslumbrante. De gran atractivo melódico y armónico, muestra también una orquestación harto imaginativa. 

Movimientos
Los tres típicos de la época (aunque ya no lo eran tanto –amén de que el primer movimiento es "algo moderado", y no abiertamente rápido):
00:00  Moderato assai
11:31  Andante
22:18  Allegro

La versión es de la pianista Age Juurikas, de Estonia, acompañada de la Estonian National Symphony Orchestra, dirigida por el maestro también estonio Neeme Järvi.



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6 comentarios :

  1. Buenos días Dago. Es extraño que Liszt rechazara de esa manera a un joven talentoso;tengo unas memorias de uno de los alumnos del maestro en las que decía que cuando el alumno era talentoso y aplicado Liszt nunca lo rechazaba. En fin. Interesante compositor este Rubinstein.

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  2. Hola, Daniel: Sí. Es extraño. Por eso se dice que habrán chocado sus personalidades... aunque Rubinstein era un niño de 16 años y Liszt iba pa los 35. Raro. Gracias por tu comentario.

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    Respuestas
    1. A propósito, las "Memorias" que tengo son las de Bertold Kellermann, un pianista, director de orquesta y maestro que fue alumno de Liszt. El libro fue una de esas rarezas que tanto me deleitan.

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  3. Daniel: Iba a preguntarte pero me olvidé. Gracias por la información.

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