jueves, 15 de noviembre de 2018

Liszt: "Los Preludios" - poema sinfónico


Aunque se acostumbra señalar a Franz Liszt como el inventor del poema sinfónico, el término no es de su autoría, y se diría que nació casi impensadamente. Mientras estuvo en Weimar (1842-61) el maestro escribió doce trabajos en el género, en compañía de su princesa escritora Carolyne von Sayn-Wittgenstein, quien colaboró con los textos que por lo general los acompañaron.


El tercero de ellos, llamado "Los Preludios", fue el primero que llevó el título de "poema sinfónico", aunque en carta a uno de sus editores, de febrero de 1854, Liszt presenta la obra simplemente como "uno de mis nuevos trabajos orquestales: los Preludios".
Dos días después, sin embargo, un periódico de Weimar anunciaba el estreno de la obra con las palabras: "Les preludes - symphonische Dichtung" (Dichtung = poema). Nacía así un nuevo género, el poema sinfónico, que tendrá excelsos continuadores, de la talla de Smetana, Dvorak, o Richard Strauss.

Considerado el germen de la "música programática" del siglo XIX, se lo define, en términos generales, como una forma musical en la que una fuente literaria, o de otro orden, proporciona la base narrativa para una obra orquestal de un solo movimiento. Los poemas sinfónicos de Liszt, particularmente, pretenden inspirar al auditor en la evocación de escenas, imágenes, o estados de ánimo.

Liszt (1811 - 1886), en 1856
En el caso de Los Preludios, el más popular de ellos, el maestro "reacondicionó" materiales musicales con los que ya contaba, organizándolos de modo que contaran una cierta historia, que contuvieran algún tipo de trama. No era fácil. Pero encontró la solución en un poema de Lamartine, llamado, justamente, Los Preludios.
Ahora bien, la conexión precisa entre el poema de Lamartine y la música de Liszt es más bien vaga, aparte del hecho de que ambas obras mezclan, o comparan, o contrastan, elementos idílicos y de cruda realidad. La obra contiene cuatro secciones que se enfocan, sucesivamente, en el amor, la guerra, la vida campestre, y el destino.

Y como se trataba de iniciar el camino de la música programática, Liszt agregó al programa del estreno un largo texto que comienza con estas palabras:
¿Qué es nuestra vida sino una serie de preludios a una canción desconocida, de la cual la primera nota solemne es la que hace sonar la muerte? 
El texto continúa, fatigosamente romántico, con referencias al amor, el destino y la muerte por aquí y por allá. El público que asistió al estreno, el 23 de febrero de 1854, en Weimar, se fue a su casa convencido de que les habían regalado trozos de la prosa de Lamartine. Hoy, se cree que tienen origen en la ilimitada locuacidad estilística de Carolyne, la princesa escritora.

Algunos trozos de la obra se han integrado a la cultura popular. El más reconocido hace su primera aparición en el minuto 2:41.

Daniel Barenboim dirige la Filarmónica de Berlin.


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7 comentarios :

  1. Hola, Joaquín: Exactamente. Aquí el maestro mostró su habilidad para la composición orquestal, más allá del piano. Saludos y gracias por tu enterado comentario.

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  2. Excelente artículo. Muchas gracias.


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  3. muy buen artículo. La música es especial para fumarse uno bien gordo y disfrutarla. Saludos

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