miércoles, 21 de agosto de 2019

Enrique Granados: Allegro de Concierto


En la España de comienzos del siglo XX, el compositor Tomás Breton, autor de la célebre zarzuela La Verbena de la Paloma, se desempeñaba como director del Conservatorio de Madrid. Por sugerencia suya, en 1904 se convocó a un concurso que tenía como objeto premiar un "Allegro de Concierto" que sirviera de pieza obligada en los concursos de piano que se celebraban regularmente en España.

Se presentaron al concurso varios compositores españoles, de variados curriculum, talentos y experiencia, entre ellos un joven Manuel de Falla, quizá el más brillante de todos. El primer premio, sin embargo, recayó en Enrique Granados, un compositor maduro que ya gozaba de reconocimiento internacional, gracias a sus populares Doce Danzas Españolas.


Nacido en Lérida, hijo de un capitán de ejército, Granados mostró tempranamente un gran talento musical. No sin dificultades, sus padres consiguieron darle educación musical formal. Fue el inicio de un camino sin baches solo interrumpido por las penurias que debió enfrentar a raíz de las dificultades económicas que, muerto el padre, llevaron al joven Granados a convertirse en el proveedor de una familia numerosa.

Enrique Granados (1867 - 1916)
Calificado por uno de sus profesores como el alumno más brillante que había tenido nunca, el joven Enrique, que a los diez años había dado sus primeros conciertos en público y que en 1883 había ganado el concurso de la Academia para pianistas noveles, debió abandonar sus estudios en 1886 para ofrecer sus servicios como pianista en los cafés de Barcelona. Con el apoyo de un empresario barcelonés, viajó a París en 1887. Allá recibió el reconocimiento de Massenet, Saint-Säens y Grieg. Regresó a Barcelona en 1889, consagrado como compositor y pianista.

Allegro de concierto, en Do mayor, Op 46
En general, a Granados no se le tiene en la misma estima que a otros compositores de música para piano de gran dificultad técnica, como sería el caso de Liszt, o incluso de su colega y compatriota, Isaac Albéniz. Por ello, tradicionalmente no ha habido muchos pianistas dispuestos a dedicar el tiempo necesario para agregar su música a su repertorio.
Por fortuna, este glorioso Allegro de Concierto está hoy empezando por fin a encontrar su lugar en el repertorio tradicional.

Enrique Granados se llevó el premio de 1904 con ocho minutos de bravura que siguen conservando un alto grado de virtuosismo, resultante de una feliz combinación de virtuosidad lisztiana con la pasión y el temperamento españoles.

La versión es de la excelente pianista francesa, Stephanie Elbaz.



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