"Lo sabe todo, pero le falta inexperiencia", comentó Héctor Berlioz en referencia al joven compositor Camille Saint-Saëns, cuando éste estrenó su primera obra en 1853, a los dieciocho años.
Catorce años más tarde, la opinión de Berlioz había perdido todo vestigio de socarronería y pudo decir sin ambages que Saint-Saëns era "un pianista fulminante y uno de los más grandes músicos de nuestra época".
En efecto, para 1867, el compositor que a los diez años había deleitado a la audiencia en la famosa Sala Pleyel con su primer concierto público, ya llevaba compuestas su Primera Sinfonía, un concierto para piano y uno para violín, amén de variada música de cámara y el boceto de una ópera.
Saint-Saëns era una celebridad en París.
Camille Saint-Saëns (1835 - 1921) |
Por ello no es de extrañar que en 1868 el estreno de su Segundo Concierto para piano haya sido memorable como para obligar a una repetición a los pocos días. El compositor había conocido ese mismo año al pianista y director ruso Anton Rubinstein actuando como solista en una serie de conciertos dirigidos por Saint-Saëns, ya famoso. Rubinstein le comentó que nunca había dirigido en Francia, hicieron buenas migas y Saint-Saëns se comprometió a escribir un concierto para piano que Rubinstein dirigiría en París.
Solista, director, y viceversa
Según algunos, a Saint Saëns le tomó diez días escribir el concierto; según otros, tres semanas. Lo cierto es que la obra se estrenó el 13 de mayo de 1868, con Saint-Saëns como solista y el director ruso a cargo de la dirección de la orquesta. La segunda función "a pedido del público" permitió que esta vez fuera Rubinstein quien se hiciera cargo del piano solista.
Concierto N° 2 para piano y orquesta en sol menor, opus 22
La obra tiene tres movimientos y presenta la singularidad de que el movimiento lento es el primero y no el segundo.
Andante sostenuto: Larga introducción del piano solo con reminiscencias barrocas. La orquesta hace su aparición en el minuto 1:29 con sonoros acordes; luego el piano canta el tranquilo y melancólico primer tema (2:03); se inicia un diálogo con la orquesta. Un segundo tema aparece en 4:05, presentado por el piano y la orquesta. En 8:10 el solista inicia una larga cadenza hasta que en 10:38 se incorpora la orquesta, acompañando al piano de un modo acallado y misterioso para, inesperadamente, avanzar hacia un clímax en 12:42. Dos secos acordes en fortissimo cierran el movimiento.
Allegro scherzando: 13:06 Como ya se dijo, en vez del típico adagio, como segundo movimiento tenemos un scherzo. En la tonalidad de mi bemol, los dos temas que lo conforman son alegres e ingeniosos. Primer tema: 13:10. Rapidísimas escalas octavadas del piano conducen al segundo tema, sin más preámbulos, en 14:20. Se retoma el primer tema en 15:30, ahora en tonalidad menor. Primer y segundo tema se alternan antes de conducir a un cierre sencillo, parco y elegante.
Presto: 19:34 La pieza vuelve a la tonalidad inicial, sol menor. El movimiento es enteramente una frenética tarantela. Terriblemente rápido, termina con un tumultuoso finale arpegiado de piano y orquesta. No caben dudas de que Saint-Saëns sabía cómo darle término a un concierto y, como dijo Berlioz, debió haber sido además un pianista fulminante.
La versión es de Arthur Rubinstein acompañado por la London Symphony Orchestra dirigida por Pierre Boulez.
La versión es de Arthur Rubinstein acompañado por la London Symphony Orchestra dirigida por Pierre Boulez.
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Amigo
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me encanta este concierto y con estos protagonistas son LA GLORIA
ResponderEliminarQué bueno. Así es. Gracias, Diable, por tu comentario. Saludos.
ResponderEliminarMe encanta este concierto, sin duda Camile Saint Saëns fue un gran virtuoso....Me molesta mucho la opinión de Debussy sobre el, de hecho el impresionismo de este último no me gusta mucho...Me encantan los 5 conciertos para piano, son tan singulares, este es mi favorito, el 4 es raro porque da la apariencia de estar escrito en un sólo movimiento ...Y el 3 es también muy lindo...
ResponderEliminarHola, José Angel: Muchas gracias por tu comentario y por recordarme que los conciertos de Saint-Saens son ni más ni menos que cinco. Y apenas he comentado dos, creo. Saludos y gracias otra vez.
ResponderEliminarEs brillante y vibrante al mismo tiempo. Digno de un gran pianista. Interesante la interpretación que hace un joven Maximiliano Gili Lucero en Auditorium de San Juan con la sinfónica de la universidad.
ResponderEliminarHola: Gracias por tu comentario. Saludos a Maximiliano, a quien no he escuchado.
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