Giuseppe Tartini, violinista y compositor barroco, autor de alrededor de 135 conciertos para violín y cerca de 200 sonatas para el instrumento, hoy es conocido y recordado principalmente por una sonata para violín y bajo continuo, en sol menor. Mejor dicho, por la última sección de la sonata, que incorpora un célebre trino, popularmente llamado "el trino del diablo", mote originado en una leyenda que, supuestamente, el mismo Tartini se encargó de forjar y difundir.
Giuseppe Tartini (1692 - 1770) |
Nacido en 1692 en Pirán, en ese entonces una ciudad de la República de Venecia, hoy parte de Eslovenia, siendo muy joven fue enviado por sus padres a seguir la carrera eclesiástica en un monasterio que abandonó en cuanto pudo para enrolarse en la universidad de Padua a proseguir estudios de leyes y música, donde terminó siendo muy popular como espadachín. Casó en 1710 con una joven algo menor que resultó ser la favorita del obispo de Padua, quien lo acusó de rapto obligándolo a ocultarse... en un convento. Fue allí donde aprendió a tocar el violín.
Un notable violinista
Excepcionalmente dotado para el instrumento, en 1720 asumió el cargo de violinista principal y maestro de capilla de la Basílica de San Antonio, en Padua, y con el correr de los años logró hacerse con una amplia y extendida reputación como uno de los más notables violinistas de la época. Retirado en 1765, permaneció en la basílica impartiendo clases hasta 1768, cuando un derrame cerebral lo incapacitó por completo. Murió en 1770, el mismo año en que, ocho meses más tarde, nacerá Beethoven.
Sonata para violín en sol menor - "El trino del diablo"
Según cuenta el astrónomo Jerome Lalande en un libro de viajes de 1765, el mismo Tartini le habría relatado un sueño que tuvo mientras permanecía oculto en el convento, a resguardo del obispo:
"Una noche, en el año 1713 soñé que había hecho un pacto con el diablo a cambio de mi alma. Todo salió como yo deseaba: mi nuevo sirviente anticipó todos mis deseos. Entre otras cosas, le di mi violín para ver si podía tocar. ¡Cuán grande fue mi asombro al oír una sonata tan maravillosa y tan hermosa, interpretada con tanto arte e inteligencia, como nunca había pensado ni en mis más intrépidos sueños! Me sentí extasiado, transportado, encantado: mi respiración falló, y desperté. Inmediatamente tomé mi violín con el fin de retener, al menos una parte, la impresión de mi sueño. ¡En vano! La música que yo en ese momento compuse es sin duda la mejor que he escrito, y todavía la llamo el "Trino del Diablo", pero la diferencia entre ella y aquella que me conmovió es tan grande que habría destruido mi instrumento y habría dicho adiós a la música para siempre si hubiera tenido que vivir sin el goce que me ofrece."Publicada 28 años después de la muerte de Tartini, la sonata presenta cuatro movimientos. El último de ellos contiene el célebre y exigente trino (13:26) que el intérprete debe atacar en una cuerda mientras simultáneamente lleva una melodía en las cuerdas restantes.
La versión que aquí se ofrece es para violín y piano. Al violín, la artista sudcoreana Ko-Woon Yang. Su compatriota Chiharu Aizawa, al piano.
Amigo visitante:
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Dago, hermosísima obra y muy bien elegida la versión, muy bien filmada también! Estos orientales cada día me sorprenden más, tengo entendido que por culpa de Lang Lang en este momento hay 20 millones de chinos estudiando piano, ¿qué va a pasar el día de mañana cuando éstos se gradúen?, simplemente van a arrasar en los escenarios! Saludos DPISANI
ResponderEliminarHola, Oscar: Increíble pero cierto. Es más que si Chile entero, incluidos bebés, niños y ancianos estuvieran todos estudiando piano. Es una de esas dimensiones que no caben en la cabeza sino con un símil. Y todo por el señor Lang, como dices, y por la señorita Wang, agrego yo. Aunque yo preferiría más Wang que Lang. Dentro de cien años, el mundo entero va a estar "chinizado". Saludos, y muchas gracias por la conversa.
ResponderEliminarExcelente...
ResponderEliminarHola, Anónimo: Gracias por tu comentario.
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