miércoles, 24 de junio de 2015

Bach: Pasión según Mateo - Coro final



Johann Sebastian Bach, el padre e la armobía, fue esencialmente un músico de iglesia, que estaba al tanto de que la música eclesiástica era fundamentalmente música vocal. Por ello su obra está jalonada de composiciones para ser cantadas, incluso en las épocas en que se ocupó primordialmente de la orquesta o de los instrumentos solistas. A partir de 1723, luego de ser nombrado Kantor en Leipzig, su dedicación a la música eclesiástica se hizo más intensa, pues tenía como obligación principal la composición de la música que había de cantarse en los oficios divinos.

Las Pasiones
Las cantatas eran el pan de cada día para el funcionario Bach. No así las Pasiones que, concebidas como trabajos de largo aliento sobre temas bíblicos, contaban la historia de la crucifixión de Cristo según los evangelios, y se cantaban sólo para Viernes Santo, en la tradición luterana. En las Pasiones, los personajes históricos y el evangelista (quien lleva la narración) son interpretados por solistas, y el fluir de la historia descansa sobre recitativos, arias y partes corales.

Pasión según San Mateo
Hasta donde sabemos, Bach habría compuesto al menos cinco Pasiones, de las cuales se conservan solo dos, la Pasión según San Juan y la Pasión según San Mateo. Esta última, compuesta probablemente en el año 1729 se representó por primera vez el Viernes Santo de ese año en la Iglesia de la Thomasschule, en Leipzig, bajo la dirección de Bach.
La obra, cuyo texto está basado fundamentalmente en los capítulos 26 y 27 del evangelio de Mateo, está compuesta para voces solistas, doble orquesta, y dos coros, destinados estos últimos a llevar la voz de los creyentes, por un lado, y la de quienes piden sangre, por otro, cada uno acompañado de su propio grupo orquestal, de ahí lo de la "doble orquesta".

El olvido, y Mendelssohn
Como casi toda la obra de Bach, la Pasión según San Mateo cayó en el olvido después de la muerte de su autor, en 1750. No fue sino hasta 1829 cuando volvió a escucharse, gracias a un jovencísimo Félix Mendelssohn que la llevó a escena en Berlín en una versión abreviada. Su representación animó el interés por conocer la obra completa del padre de la música moderna.

El gran coro final
En nuestros días, la película Casino (1995) de Martin Scorsese hizo una contribución importante en favor del público corriente al incluir en los créditos iniciales y en la escena final, el gran coro con que finaliza la obra, el llanto de los creyentes ante el sepulcro del Cristo muerto: Wir setzen uns mit Tränen nieder ("Llorando nos postramos"), uno de los fragmentos más conmovedores de la obra, y cuyos textos pertenecen al poeta y libretista alemán Chrystian Friedrich Henrici, también conocido como Picander.

La versión es de la orquesta y coros de la agrupación belga Collegium Vocale Gent, dirigidos por Philippe Herreweghe, su fundador.


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