Bastante agrio había sido Nikolai Rubinstein cuando Piotr Ilich Tchaikovski le hizo escuchar su primer concierto para piano, en la Navidad de 1874. En la ocasión, el eximio pianista no escatimó denuestos para la obra aunque más tarde iba a convertirse en uno de sus más aplaudidos intérpretes. De modo que cuando recibió los primeros bosquejos de la segunda obra para piano y orquesta en la que Tchaikovski había decidido embarcarse seis años después, el maestro Rubinstein se comportó con suma cautela, pronunciando observaciones muy medidas y cuidadosas.
Y pese a que las relaciones estaban algo deterioradas, Tchaikovski pensó en dedicarle nuevamente a Rubinstein su segundo concierto, en reconocimiento a la popularidad que el primero estaba gozando gracias a las presentaciones que de él hacía el talentoso Rubinstein. Así se lo hizo saber a su protectora Nadezhda von Meck, agregando que pese a preocuparlo de algún modo la opinión de Rubinstein, esperaba, esta vez, simplemente, que el periodo de tiempo entre la primera impresión crítica del agudo intérprete y la interpretación del concierto, fuera más breve.
Pero no hubo tal tiempo. Rubinstein alcanzó a dar su opinión (cerrando sus impresiones con un respetuoso "pero quizás esté equivocado"), agradeció la dedicatoria, pero no pudo interpretar la obra, pues murió poco después, en marzo de 1881. En la búsqueda del adecuado intérprete ruso, el estreno hubo de realizarse en Nueva York, a cargo de una pianista norteamericana, en noviembre de ese mismo año. Cuatro meses después, tuvo lugar la premiere rusa, en marzo de 1882, con un ex discípulo de Tchaikovski al piano, y en la dirección, Anton Rubinstein, ex profesor de composición del maestro y hermano del celebrado pianista y dedicatario de la obra.
Concierto para piano y orquesta No 2 en Sol mayor, op 44 - Andante
La obra es inusualmente extensa, alrededor de tres cuartos de hora dura su performance completa. Inicialmente lo era más aún, y el propio Tchaikovski hubo de consentir en abreviarla antes de su publicación definitiva, en 1880.
La obra consta de tres movimientos, estructurados a la manera típica (movimientos rápido-lento-rápido).
Se presenta aquí el segundo, el movimiento lento, andante non troppo, una página plena de serenidad y belleza, en versión del notable pianista ruso Boris Berezovski, acompañado por la Ural Philarmonic Orchestra, dirigida por el maestro ruso Dmitri Liss.
El movimiento es iniciado por el cello, seguido por el violín. El piano hace su entrada recién en el minuto 3:20, con dramatismo comedido.
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