martes, 15 de marzo de 2016

Scriabin: Preludio para la mano izquierda / Yuja Wang



El piano y la mano izquierda
Las obras para piano escritas para la sola mano izquierda no son pocas. Tampoco es que abunden. Pero entre tal número no menor se cuentan piezas pertenecientes a destacados compositores de casi todos los tiempos, aunque la mayor parte de ellas son reescrituras debidas a la solicitud de algún pianista momentáneamente baldado o recreadas con el objeto de servir de ejercicio gigantesco para la mano menos hábil de un músico diestro.

Wittgenstein
Pero también se cuentan piezas originales escritas a pedido por un pianista lisiado para siempre; es el caso del pianista alemán Paul Wittgenstein, que perdió su brazo derecho en la Primera Guerra Mundial, y que recibió la colaboración de Richard Strauss, Prokofiev, Hindemith y, por supuesto, Ravel (Concierto en Re mayor), logrando conformar así, pedido tras pedido, un novedoso puñado de obras magníficas para la sola mano izquierda.

Brahms
En el siglo anterior, y obedeciendo al impulso amoroso, Johannes Brahms obsequió a Clara Schumann con un arreglo para la mano izquierda de la Chacona en Re menor de Bach a fin de que la pianista no cayera en depresión luego de sufrir un accidente menor de la mano derecha que, finalmente, no pasó a mayores.

Godowski
Y a caballo entre el siglo XIX y el XX, resalta notoriamente el pianista polaco Leopold Godowski (1870 - 1935), poseedor de una técnica extraordinaria que le permitió reescribir ni más ni menos que varios Estudios de Chopin para la mano izquierda sola, movido tanto por un afán didáctico como por el deseo de mostrar al mundo qué dimensiones abarcaba su propia técnica.

Scriabin
Por la misma época, el compositor ruso Alexander Scriabin (1872 - 1915) escribió, si bien para su propia delectación y usufructo, un preludio y un nocturno, profundamente románticos ambos, a raíz de una dolencia del brazo derecho durante su adolescencia, fruto de su afanoso trabajo con las piezas más bravas de Liszt. Ambas piezas conforman su Opus 9, de 1894. En versión de la extraordinaria pianista china Yuja Wang, se presenta aquí el Preludio.


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2 comentarios :

  1. emocionante y nos transporta al nivel espiritual que el ser humano es capaz de llegar, casi como compensación de lo malo que nos impacta cada día.

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  2. Hola, Early: Cierto. Así funciona la música. Muchas gracias por tu comentario. Saludos.

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