La Capilla Musical Pontificia, es decir, la schola cantorum de la Capilla Sixtina en el Vaticano, cuenta desde hace quinientos años con un coro permanente. Para él se han compuesto algunas piezas originales. La más famosa de ellas es la que comienza con las palabras Miserere mei, Deus (Dios, ten piedad de mí), conocida popularmente como Miserere, compuesta alrededor de 1630 por el sacerdote y compositor italiano Gregorio Allegri para ser interpretada durante Semana Santa. Considerada por el Vaticano como propiedad exclusiva del coro papal, su copia y distribución eran castigados con la excomunión. Lo que nadie esperaba era que un atento auditor fuera capaz de aprenderse la pieza de memoria y transcribirla al papel.
En el marco del primer viaje a Italia, Leopold Mozart y su hijo Wolfgang Amadeus, tras visitar Milán y Verona, y ser allí agasajados y celebrados, llegaron a Roma de muy buen ánimo para la Semana Santa de 1770.
Gregorio Allegri (c. 1582 - 1652) |
De regreso a su alojamiento, el pequeño Mozart, de catorce años, transcribió al papel pautado aquellos inaccesibles doce minutos de música polifónica cantada a capella por ¡dos coros a cuatro y cinco voces!
El Viernes Santo, cuando la pieza debía repetirse, padre e hijo regresaron a la capilla para comprobar la exactitud de la transcripción, que solo necesitó de algunas correcciones menores.
¿Una leyenda?
Es indudable que el relato tiene todas las características para semejar una de tantas leyendas sobre las habilidades musicales suprahumanas del joven Mozart. Pero, a menos que Leopold acostumbrara impresionar falsamente a su propia mujer e hija, las siguientes palabras enviadas por Leopold a Salzburgo no pueden sino dar por innegable la veracidad de la anécdota:
[...] ¡Tenemos el Miserere! Wolfgang lo ha transcrito y te lo enviaríamos a Salzburgo junto a esta carta si no fuera necesario que estuviéramos nosotros allí para interpretarlo. Porque la manera de cantarlo contribuye, en mayor medida aún que la propia composición, al efecto que produce en el auditorio [...].
Mozart, caballero
Podría pensarse que la familia Mozart no era lo suficientemente piadosa y obediente pero, la verdad sea dicha, la prohibición papal nunca fue tan estricta. La obra de Allegri podía ser solicitada por altos personeros de la iglesia o del poder político y, aunque escasas, esas solicitudes eran bien acogidas y autorizadas. Y en el caso de Mozart, cuando el papa Clemente XIV se enteró del escamoteo de la pieza no solo no excomulgó al niño prodigio sino que lo llamó a la Santa Sede para saludar su arte nombrándolo Caballero de la Orden de la Espuela de Oro.
Podría pensarse que la familia Mozart no era lo suficientemente piadosa y obediente pero, la verdad sea dicha, la prohibición papal nunca fue tan estricta. La obra de Allegri podía ser solicitada por altos personeros de la iglesia o del poder político y, aunque escasas, esas solicitudes eran bien acogidas y autorizadas. Y en el caso de Mozart, cuando el papa Clemente XIV se enteró del escamoteo de la pieza no solo no excomulgó al niño prodigio sino que lo llamó a la Santa Sede para saludar su arte nombrándolo Caballero de la Orden de la Espuela de Oro.
En versión de The Choir of King's College, de Cambridge, la obra maestra de Gregorio Allegri, escamoteada por Mozart en 1770.
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Extraordinaria, sublime e inefable obra de Gregorio Allegri. La perfecta interpretación de las voces, la belleza del templo y su acústica, impresionan profundamente el alma.
ResponderEliminarHola, Ruth: Así es. Muchas gracias por tu comentario. Saludos.
EliminarMagnífico, para una persona que es de mucha música clásica, como yo...me ha encantado.
ResponderEliminarMe alegro, pues. Gracias x tu comentario. Saludos.
EliminarMe recuerda mucho a la intro de mister Bean.
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