martes, 31 de marzo de 2020

Beethoven: Sonata No 13, Op 27 No 1


Los primeros años del siglo XIX fueron de dulce y agraz para el maestro Beethoven.
Ya ha cumplido treinta años y está convertido en el pianista de moda en Viena, frecuenta un círculo de amigos nobles y el dinero no es problema.  Pero su sordera ya ha comenzado y amenaza con transformarse en un asunto trágico.
En 1801, escribe a un amigo: "Mis composiciones me proporcionan buenas cantidades de dinero [...] no necesito firmar contrato con ellos [sus editores], expongo mis condiciones y ellos me pagan de inmediato".
Pero en el verano de 1802 está recluido en Heiligenstadt. Sumergido en un hondo lamento por la pérdida de audición en su condición de músico, escribe a sus hermanos el célebre Testamento de Heiligenstadt, que cierra con una súplica desgarradora: "¡Oh, Providencia, garantízame al menos un solo día de sincera alegría!"


La sonata No 1 del Opus 27, compuesta en 1801, ha tenido la mala fortuna de ser la acompañante de la sonata quizá más conocida de Beethoven, la celebérrima sonata "Claro de Luna" (opus 27 No 2). Sin embargo, fueron publicadas separadamente, aunque ambas comparten la misma apostilla, "sonata quasi una fantasia", que los estudiosos traducen como "sonata al estilo de una fantasia", carácter que le es mucho más propio que a su ilustre compañera pues sus movimientos están engarzados (se tocan sin interrupción) y los temas de una sección pueden ser parte también de cualquier otra. En este caso, temas del tercer movimiento son citados en el cuarto.

Y sí. La sonata tiene cuatro movimientos, en disposición poco común. El primero de ellos no es un Allegro sino un Andante, muy sencillo, casi ingenuo. Pero la obra va ganando forma conforme se va desarrollando. En lugar del scherzo, por ejemplo, el maestro nos ofrece un Adagio con el que nos regala una de sus melodías más gloriosas, que por sí sola debiera concitar el entusiasmo de un público más amplio por la sonata completa.

Como era la costumbre, ambas sonatas las dedicó Beethoven a miembros de la nobleza. En el caso de la famosa Claro de Luna, sabemos que su dedicatée fue la condessina Giulietta Guicciardi, alumna de Beethoven de tiernos 17 años. La desvalida acompañante del opus, por su parte, fue dedicada a la princesa Josephine von Liechtenstein, de cuya relación con el maestro no tenemos noción alguna.

Movimientos
00:00 Andante – Allegro – Andante
05:25  Allegro molto e vivace
06:58  Adagio con espressione
09:40  Allegro vivace

La versión es del maestro chileno Claudio Arrau, uno de los grandes pianistas del siglo pasado, de la talla de Rubinstein o Horowitz.

5 comentarios :

  1. esa imagen muestra muy bien los paseos del genio...

    en cuanto al tema del dinero se podría decir que el 90% de su correspondencia habla de eso ja... era su única preocupación...

    ella es bastante conocida no? saludos

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    1. Hola. Así parece haber sido. Gracias por tu comentario. Saludos.

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  2. Me encanta Lisitsa. Recomiendo sus interpretaciones de Rachmaninov

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    1. Hola: Así es. Gracias por el comentario y la recomendación. Saludos.

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    2. Sorry. He reemplazado a Valentina por mi compatriota Claudio Arrau.

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