El vals, de tradición europea por naturaleza, llegó a Venezuela a mediados del siglo XIX para adquirir allí una personalidad propia, especialmente desde el punto de vista rítmico, lo cual lo distinguió radicalmente del europeo, pasando a llamarse desde entonces vals venezolano, si bien mantenía la estructura armónica y formal heredada de las normas de la tradición europea. Con el paso de los años, su carácter popular fue perdiendo fuerza a la vez que adquiría peso como pieza de concierto, condición en la que mostrará más tarde un importante desarrollo en el ámbito de la guitarra clásica.
| Antonio Lauro (1917 - 1986) |
Es aquí cuando interviene uno de los maestros venezolanos con mayor reconocimiento a nivel internacional, Antonio Lauro, a quien el guitarrista australiano John Williams llamó algo graciosamente "el Strauss de la guitarra", y cuyas creaciones son hoy repertorio obligado en los conservatorios de música del mundo entero. Nacido en Ciudad Bolívar de padres inmigrantes italianos, el maestro Lauro hizo en Venezuela una brillante carrera como compositor e intérprete, y hoy está considerado como uno de los principales maestros latinoamericanos de la guitarra clásica.
Vals No 3, "Natalia"
Su célebre vals "Natalia", una breve pieza de menos de tres minutos de duración (tres secciones que se repiten completas) pero de alta exigencia técnica, es uno de los dieciséis valses venezolanos que escribió a lo largo de su vida y una de aquellas piezas que no pueden faltar en el repertorio del instrumento. La obra data de 1940 y durante veinticinco años se llamó simplemente Vals N° 3, pero el cariño de padre en las circunstancias apropiadas hizo que tomara el nombre de su hija Natalia, quien ha tenido la amabilidad de dejarnos referida aquí la historia con pelos y señales:
“Cuando papá compuso el valse, aún no se casaba con mi mamá y faltaban como 10 años para que yo naciera. La pieza formaba parte de un cuadernillo que tenía tres valses y ese era el número tres. Cuando yo cumplí 15 años, ya existía una versión para orquesta y papá me sacó a bailarlo, lo tocaba la orquesta de Daniel Milano. Bailando me lo dedicó y me dijo que a partir de ese día el tema llevaría mi nombre...".



¡Qué calidad de ejecución! Su toque me recordó a mi abuelo, quien despertara en mí el gusto por la buena música.
ResponderEliminarHola, Anónimo. Tienes toda la razón. La ejecución es impecable, incluso mejor que la de guitarristas de más renombre. Y me reconforta saber que el post haya logrado hacerte recordar a quienes te enseñaron el camino de la música. Saludos. Un abrazo.
EliminarMuy bella pieza
ResponderEliminarno la habia escuchado antes
Hola, Octavio. Venezuela tiene muy buena música. Los valses para piano del s. XIX, por ejemplo, son bellísimos. Lo malo es que encontrar buenos videos en la red es tarea difícil. Saludos y gracias por dejar tu comentario aquí.
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