Nacido en Nueva York en 1932, el compositor estadounidense John Williams comenzó su exitosísima carrera como compositor de bandas sonoras para el cine con su participación en la película Daddy-O, de 1958, una cinta de bajo presupuesto y con un toque de erotismo blando como la mantequilla, que hoy solo es recordada por constituir el debut de Williams en el cine, a los veintiséis años.
50 años más tarde, Williams habrá compuesto la banda sonora de más de cien películas, entre las que destacan, por nombrar unas poquísimas: El violinista en el tejado, Tiburón, La aventura del Poseidón, Encuentros cercanos del tercer tipo, Jurassik Park, La lista de Schindler y las sagas de Indiana Jones, Guerra de las galaxias y Harry Potter (los tres primeros episodios), y su última producción, Lincoln, de 2012. Por supuesto, el compositor es también autor de conciertos para diversos instrumentos y variada música sinfónica.
John Williams |
Pero tan vasta producción solo podía atraer la opinión malsana de alguna crítica y audiencia filomusical, al punto de sostener que Williams no es un verdadero compositor sino un arreglista de melodías tomadas del romanticismo temprano y tardío, a las cuales imitó graciosa y eficazmente. Entre quienes ven debajo del agua, están los que en la "Marcha Imperial" de la Guerra de las Galaxias se las arreglan para escuchar la marcha fúnebre de Chopin; y en el tema inicial de Harry Potter, otros oyen, boquiabiertos, trozos del compositor francés Gabriel Fauré.
Copiar, imitar, o "robar"
Pero también existen opiniones en contrario, más sencillas y creíbles, que sostienen que hoy es literalmente imposible crear melodías tonales (como la mayor parte de la música de Williams) que sean enteramente originales. Ni siquiera los grandes compositores del pasado, agregan, han sido "puros" y están libres de la influencia de los autores que los han antecedido. Igor Stravinsky fue un poco más lejos cuando señaló, muy desenvuelto, que los compositores no imitaban, se limitaban a robar.
Star Wars en el Palacio Schönbrun
Poco antes de que John Williams cumpliera ochenta años, la Orquesta Filarmónica de Viena le rindió un homenaje con ocasión de su concierto anual en el Palacio Schönbrun, interpretando por primera vez allí tres temas de la banda sonora de la película Star Wars, ante cien mil personas.
Se presenta aquí el tema principal. Según quienes ven bajo el agua, algunos compases traen a la memoria parte de la Quinta Sinfonía de Beethoven. Por más empeño que le he puesto, yo solo escucho a Williams.
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jaja, hace un poco rato atras hice un comentario por el tema de Stravinsky, y no habia visto aun esta entrada....
ResponderEliminarPara componer Star Wars, John Willimas se inspiró clarísimamente en "Los Planetas" de Holst, y también se ve mucha influencia de Tchaikovsky y Wagner. Pero eso no es ni remotamente copiar, sencillamente aprender de los grandes compositores, como lo hace cualquier alumno. Williams utiliza recursos de esos músicos, pero los hace suyos y los adapta maravillosamente a cada escena. Para mí es la mejor banda sonora que se ha compuesto.
ResponderEliminarHola, Sara. Excelente aporte. Y así es, todos los músicos han aprendido de los grandes maestros. No hay otro modo. Muchas gracias por tu sabio comentario. (Ahora mismo voy a escuchar Los planetas).
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