martes, 17 de marzo de 2015

Gershwin: "Un americano en París"



Antes de cumplir los 25 años, George Gershwin había obtenido un éxito rotundo con la pieza orquestal Rhapsody in blue, estrenada en febrero de 1923 con el autor en la parte solista. A ello le siguieron cuatro años de grandes éxitos en su carrera teatral, dedicado a escribir música para espectáculos revisteriles de Broadway, a lo que sumó, en la faceta "seria", el Concierto para piano, de 1925, de éxito semejante a la Rapsodia, y los Preludios para piano, del año siguiente, igualmente aplaudidos.

En París, 1928
La seguidilla de logros parecía no terminar nunca, pero en 1927 debió digerir el pequeño traspié de una comedia política de corte satírico que resultó un fracaso. Ello le debió recordar, quizá, a los amigos y parte de la crítica que le aconsejaban se dedicara un poco más a la "música seria" y un poco menos a la actividad del show-business. Sea como fuere, al año siguiente Gershwin emprendió un viaje a Europa. Instalado en París, intentó convencer a Ravel, Milhaud y Prokofiev de que le dieran lecciones. Aunque gratamente sorprendidos, los maestros rehusaron. Si al señor Gershwin le preocupaba que sus conocimientos fueran puramente intuitivos, los maestros estimaron que ello era suficiente.

George Gershwin (1898 - 1937)
Mitad confuso, mitad halagado, Gershwin emprendió un viaje a Viena. Allí conoció a Alban Berg. No alcanzó a pedirle clases, pues Berg no bien lo conoció hizo todo por animarle a continuar por su propio y original camino. De regreso a la capital francesa, Gershwin comenzó a escribir su primera y única obra programática, la pieza sinfónica Un americano en París, estrenada en diciembre de ese mismo año por la Filarmónica de Nueva York, y recibida con deleite irreflexivo, a pocos meses del inicio de la Gran Depresión.

Un americano en París, poema sinfónico para orquesta
Una obra liviana, su música intenta sugerir la jornada parisiense de un turista americano, describiendo sus impresiones y estados de ánimo: primero un paseo acompañado de bocinazos, luego momentos de ensimismamiento, un diálogo con alguien (encargados a violín y viola, 7:48), algo de homesickness (el blues, 8:42), un nuevo diálogo quizá con un compatriota (el charleston, 13:45). Luego de la reexposición, majestuosa, del blues (15:50), resurge el tema del paseo inicial y se repiten otros. La obra concluye tras una poderosa coda.

La versión es de The Moscow City Symphony Orchestra, dirigida por el maestro estadounidense Hobart Earle.



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