domingo, 12 de diciembre de 2021

Teresa Carreño, dos valses para piano


En el otoño de 1863, una niña pianista de diez años se presentó en la Casa Blanca, invitada por el presidente Abraham Lincoln, admirador suyo, para que deleitara con su arte a la familia y amigos del Presidente. A medio camino de su presentación, la chiquilina detuvo la música, se volvió hacia la audiencia y con su voz de niña anunció a los presentes que no podía seguir tocando en un piano tan desafinado. Dicho eso, se puso de pie, dispuesta a abandonar la escena, pero se le aproximó Lincoln ofreciéndole sinceras disculpas. Y le pidió una última pieza, a lo que la niña accedió, incorporando a la pieza un par de variaciones de su propia invención.
La pequeña pianista era venezolana, y había llegado a Nueva York hacia un año.

Teresa Carreño, pianista 
La familia Carreño García, encabezada por Manuel Carreño, autor del célebre manual de urbanidad y buenas maneras que lleva su nombre, abandonó Venezuela en agosto de 1862, debido a la incierta situación política por la que atravesaba el país. Apenas llegados a Nueva York, Teresa comenzó a dar conciertos privados para amigos de la familia, dándose a conocer así en el medio musical. Su innato talento llevó a que el pianista y compositor estadounidense Louis M. Gottschalk la tomara bajo su alero. Años más tarde, la veremos en París, donde completó su formación, y donde conocerá a Rossini, Gounod, luego a Ravel y Debussy.

Teresa Carreño (1853 - 1917)
Las giras

Es en París también donde iniciará su brillante carrera de concertista, que le llevó a presentarse en los principales escenarios de América y Europa, en Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda. También fue solista de la Filarmónica de Berlín. Por esos años, a la sorprendente artista no le quedó nadie por conocer en Europa: mantuvo contactos profesionales con Brahms, Bruckner, Grieg, Liszt, Clara Schumann, y Wagner.

Los últimos años
En 1889, fijó residencia en Berlín, pero abandonó Alemania al estallar la Primera Guerra Mundial. Tras una gira de conciertos en España y otra en Cuba, se radicó definitivamente en Nueva York en 1916, donde falleció al año siguiente. Desde 1938 sus restos están sepultados en Caracas. En su honor, el principal complejo cultural de Caracas, inaugurado en 1983, lleva su nombre, el Teatro Teresa Carreño, considerado el más vasto de América Latina.


Carreño, compositora
La artista es autora de una treintena de piezas para piano solo, amén de un par de obras para piano y orquesta. Pero hoy, los intérpretes se atienen, cuando lo hacen, a su repertorio pianístico de corte latino, o más bien, venezolano, donde se advierten claras reminiscencias del merengue, característico de su patria.

Dos Valses venezolanos
En versión de la pianista venezolana Gioconda Vásquez, presentamos dos valses compuestos por la autora a fines del siglo XIX: el sencillo y elegante vals "Mi Teresita", y el algo más brioso "La Primavera" (4:25), durante un recital ofrecido hace unos años en la Sala Ríos Reyna, del Teatro Teresa Carreño.

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