En 1924, el director de jazzband Paul Whiteman dirigió el estreno de una composición que había solicitado a George Gerswhin y que pretendía enlazar el jazz con la música clásica. La pieza estrenada fue Raphsody in blue. Veinticinco años después, ya retirado de los escenarios, y quizás seguro de que nunca más habría de establecer relaciones con un músico de categoría, le tocó recibir como presentador de un programa de TV que promovía a jóvenes talentos, a un niño de cinco años que tocó el piano y dejó a la audiencia con la boca abierta.
La invitación de Boulanger
El chiquilín se llamaba Keith Jarret y había comenzado a estudiar piano dos años antes. Algún tiempo después de su primera presentación formal a los siete años con piezas de Bach, Beethoven, Mozart y Saint-Saens, le fue cursada una invitación para viajar a París a continuar estudios con la pedagoga musical más importante de la época, Nadia Boulanger, que le había enseñado a tocar el piano a Daniel Barenboim y a Dinu Lipatti, por nombrar solo a dos de sus talentosos alumnos. La madre de Keith quedó encantada con la noticia, pero el adolescente Jarret ya comenzaba a sentirse más inclinado al jazz que a los clásicos, de modo que declinó, respetuosamente, la invitación.
Improvisador de excelencia
Así es como, a sus veinte años, tenemos a Keith disfrutando de la vida y de la música en clubes de Boston y Nueva York, en su papel de coktail pianist. En esta última ciudad se incorporó a un grupo de jazz y poco más tarde ya grababa sus primeras composiciones. No obstante integrar en los años setenta numerosos tríos y cuartetos de jazz, es también la época en que comienza a hacer presentaciones individuales, solo él, su música y su piano. En 1975, una jovencísima empresaria alemana de diecisiete años lo animó a dar un concierto con un "repertorio" integrado exclusivamente por improvisaciones.
The Köhln Concert
El concierto se realizó en el Colonia Opera House el 24 de enero, con la sala repleta de un público entusiasta. Casi tan entusiasta como Keith, que en esa oportunidad dio notables muestras de su marca de fábrica, al acompañarse de murmullos, golpes de pie en el piso y desplazamientos alrededor de la banqueta; así como de su extraordinaria capacidad de improvisación, de la que bastará anotar que en esta Parte I del concierto el pianista se mantiene por doce minutos improvisando sobre la base de tan solo dos acordes: sol mayor y la menor. Luego, se concede un respiro y "amplía" su base armónica agregando un acorde más: La mayor.
La improvisación, de una hora y diez minutos, fue grabada íntegramente, y se constituyó, hasta hoy, en uno de los discos más vendidos de música para piano solo de toda la historia. Hace muy pocos años, Jarret aceptó finalmente, luego de pertinaz insistencia, hacer una transcripción de lo que tocó en Colonia y publicarla, pero con la recomendación imperativa de que lo que se oyó aquella noche tiene la última palabra.
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Es uno de los conciertos más impresionantes, creativos, imaginativos e inspiradores del s. XX. Lo escuché por primera ves al inicio de la década de los 80' y desde entonces de vez en vez, me deleito escuchándolo.
ResponderEliminarHola, Anónimo. A mí me pasó lo mismo, y en la misma época. Saludos y gracias por dejar tu comentario aquí.
EliminarEstimado Dago, no sé dónde escribir este comentario. Elijo esta entrada por ser una de las que mas me gustan.
ResponderEliminarSi algún día el dios de la internet pensara en apagarla, éste puede ser uno de los sitios que la terminen salvando.
Muchas gracias.
Hola, Andrés: Gracias a ti. Pa serte franco, nunca imaginé que estas sencillas páginas pudieran ser objeto alguna vez de un comentario tan increíblemente elogioso. Muchas gracias otra vez. Saludos.
ResponderEliminarPara mí es el mejor concierto que he escuchado, es EXTRAORDINARIO. Desde que lo oí, también a inicios de los ochentas, cada vez que lo escucho no puedo hacer otra cosa mas que eso... y deleitarme al máximo! Gracias infinitas a quien ha hecho posible acceder a el.
ResponderEliminarGracias, Diego, por el blog y gracias por la página. Gente como tú hace que internet merezca la pena. El concierto en sí generó y seguirá generando un concienzudo debate sobre la esencia misma de la música y del jazz. La popularidad que adquirió el disco y los comentarios que el mismo Jarret ha hecho sobre el origen y los fines de la música y del jazz así como de su Concierto de Colonia, ha hecho que éste se convierta en uno de los hitos de la MÚSICA en mayúsculas, sin más adjetivos, aunque pudiera añadir emocionante, sugerente, esperanzadora, multiorgásmica y de un equilibrio semejante a unas Variaciones Goldberg.
ResponderEliminarHola, Julius: Gracias a ti por tan elogiosas palabras, y por tu muy instruido comentario. Gracias. Saludos.
ResponderEliminarHay una anécdota respecto a esta forma de tocar. Jarret declinó tocar ese piano debido a que estaba sin afinar. Exigió a la chica alemana que le trajeran otro piano, ella salió en su busca a la calle - estaba lloviendo - y Jarret le dijo "Escucha bien, sólo lo haré por tí". Resultó que el disco de esa actuación, ha sido el más vendido de la historia.
ResponderEliminarbuscad en youtube: HOW THE FRUSTRATION CAN MAKE US MORE CREATIVE (TED).
¡¡Excelente aporte, Artista Johnson!! Muchísimas gracias. Un saludo.
ResponderEliminar¿Que funcion cumple la mujer que acompaña a Jarret? La veo de vez en cuando meter la mano en el piano. Como si corriera una hoja o algo así. Pero eso no coincide con la idea de que está improvizando.
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