Cuatro años antes de que en Woodstock, Nueva York, el pianista estadounidense David Tudor se sentara al piano una tarde de 1952, cerrara la tapa del teclado y luego entregara al público su magistral interpretación de 4'33'', su compatriota y compositor de la obra, John Cage, se afanaba en la composición de una pieza musical cuya partitura iba a presentar en sus breves páginas un cúmulo de blancas, negras y corcheas, a la usanza tradicional.
A cabezazos
Era 1948 y bastantes años habían pasado desde que tomara un par de lecciones con Arnold Schoenberg, al cabo de las cuales éste le había dicho sin miramientos que no tenía talento alguno para la armonía, y que si insistía en pretender dominarla sólo le esperaba enfrentar un muro infranqueable. Cage no se amilanó y respondió que si así iban las cosas, el resto de su vida lo pasaría dándose de cabezazos contra ese muro.
In a Landscape
De modo que cuando le fue solicitado escribir para la bailarina Louise Leopold el acompañamiento musical de la obra coreográfica Dream, el compositor recordó las palabras del maestro Schoenberg y en contra de todo pronóstico no hubo necesidad de darse de cabezazos para dar a luz la pieza In a Landscape, composición inconfundible del modernismo musical, que de paso nos trae a la memoria el recuerdo de Erik Satie y que fue del completo agrado de Louise, la bailarina.
La pieza fue compuesta para piano o arpa, y presenta la singularidad de que todas sus notas están contenidas en solo dos octavas [Agregado 10.06.15: ¡¡Un error garrafal!! Ver comentarios].
La versión es de la pianista israelí Shira Legmann, durante un concierto en vivo, en Boston.
Amigo
visitante:
Si te gustó el artículo, mucho te agradecemos si lo compartes, con un cómodo clic
Hola. Es una pieza muy hermosa y la información es interesante, pero tengo una duda que no me sale de la cabeza:
ResponderEliminar¿A qué se refiere con que todas las notas de la pieza están contenidas en dos octavas?
A como yo lo veo, parece absurdo, ya que puede oirse claramente en la grabación un re que se encuentra entre las líneas más bajas de la clave de fa, y asimismo algunos soles por encima del pentagrama en clave de sol. No comprendo.
Excelente aporte, Leviathan. Tengo la partitura a la vista y tienes toda la razón. No sé de dónde saqué eso de las dos octavas, y cometí el error de no escuchar con la debida atención. Gracias por tu aporte. Una corrección indispensable. Gracias de nuevo.
ResponderEliminarFelicitaciones por el gran logro de admitir el error.-
ResponderEliminarHola, Eduardo: Bueno, es lo que hay que hacer si pretendemos ser serios. No hay otra opción. Saludos.
ResponderEliminarHola, que tal. Tengo una pregunta, sobre la interpretación de esta pieza. Estando triste me ha acompañado perfectamente. Pero... escuchándola en un estado de animo más neutral, me ha dado una sensación extraña que no logro definir... ustedes que estudian música, pueden tener una "visión" más ubicada, que me puedan compartir??
ResponderEliminarHola, Rosemary: Tu pregunta, creo yo, da en el clavo con aquello que la música pretende: provocar emoción. Y esa emoción depende de ti, del auditor. No tiene nada de objetiva, la música (o muy poco). Por eso, en un momento, acompañó tu tristeza, y en otro, generó una sensación que no logras definir. Y por ahí está la gracia, por eso ciertas piezas se pueden escuchar toda la vida, porque siempre pueden sonar algo diferentes, en dependencia de cómo nos sentimos. Parece que me excedí un poco pero es que tu pregunta era muy interesante. Intenté, modestamente, una respuesta. (Habrá otras). Saludos y muchas gracias por dejar aquí planteada tu inquietud.
ResponderEliminarrara y bella pieza...Como un "mala" de haikus que se desgrana y fluye hacia el infinito...
ResponderEliminarHola, Dr: Muchas gracias por el comentario. Un saludo.
Eliminar