En un día como hoy, en 1917, nació en Newport News, Virginia, la cantante de jazz y vocalista norteamericana Ella Fitzgerald, la "Primera Dama de la Canción", como la apodarán más tarde sus cientos de miles de fans.
No llevaba Ella un mes en este mundo cuando sus padres se separaron, con lo que se inició, así de temprano, el tránsito por una turbulenta infancia que la llevará a conocer varios reformatorios juveniles, de cada uno de los cuales escapará para ser internada en el siguiente.
Ella, "en situación de calle"
Su madre morirá en 1932. Ella tiene quince años y su sueño es convertirse en bailarina. Reside en Nueva York con un tía, pero Ella vive prácticamente en las calles, y en su condición de homeless participa en 1934 en un concurso para artistas aficionados, en el Harlem's Apollo Theater. Antes de salir a escena, duda si bailar o cantar. Finalmente, se decide por el canto sorprendiendo al jurado y al público que la vitorea por largos minutos. Le piden un segundo tema. El teatro se viene abajo y Ella se lleva el primer premio, de 25 dólares. No es gran cosa, pero acaba de ser "descubierta".
Las grabaciones y el éxito, luego el fin
Antes de un año se incorpora como cantante líder a una banda de jazz, con la que grabará su primer disco en 1935. Después vendrán sus grabaciones con Benny Goodman y luego un tour con Dizzie Gillespie, ocasión en que incorporará por primera vez a su canto el estilo "scat singing", del que hará su marca de fábrica, convirtiéndose en su mejor e indiscutida exponente. Son años de gloria, sin baches, en colaboración con Louis Armstrong o Count Basie, que durarán hasta 1980 cuando su salud empieza a resentirse. La diabetes la dejará ciega y en 1994 habrá que amputarle ambas piernas.
Ella Jane Fitzgerald, la participante homeless de 1934, morirá tranquilamente una tarde de junio de 1996 en el jardín de su casa en Beverly Hills.
Scat singing y la Samba de una sola nota
El registro vocal de Ella alcanzaba las tres octavas. A ello unía una capacidad de improvisación y una habilidad única para imitar el sonido de diversos instrumentos, lo que facilitó su incursión y desempeño notable en la técnica vocal que ya señalamos, el "scat singing", donde echa mano de onomatopeyas y sílabas y sonidos cualesquiera para convertir la voz en un instrumento musical tradicional, que no requiere de palabras. Una espectacular muestra de este talento se aprecia aquí en su versión libre del tema de Antonio Carlos Jobim, Samba de una sola nota, grabación de junio de 1969.
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Espectacular, Dagui querido... you know. Besis
ResponderEliminarElla se incorporó muy niña aún a la banda del baterista curco (no es webeo) Chick Webb, una banda extraordinaria que competía en su reducto de Harlem con cuanta banda le pusieran por delante y las hacía trizas.
ResponderEliminarCompitió una vez con la de Benny Goodman en pleno apogeo de Goodman y su baterista, el también celebre Gene Krupa reconoció que Webb 'cut us to the ribbons', o sea, nos hizo tiritas.
El primer éxito, brutal, de Ella fue I lost my yellow basket, que fué un hit mayúsculo. El 'video' de la canción muestra a una adolescente, casi pre adolescente, canbtando arriba de un bus, con una simpatía arrolladora.
Webb era muy enfermo y enfermizo y murio al poco tiempo de hacer célebre a Ella. Antes de morir le dijo a sus cercanos 'por favor, cuiden a Ella'
Unos meses despues de la muerte de Webb la banda ya andaba en gira con el nombre de 'Ella Fitzgerald Band'. Qué tal?
Parece que no necesitaba que alguien se hiciera cargo de ella precisamente.
¡¡Extraordinario aporte!! Muchísimas gracias. Dago
EliminarOtra cosita.... el scat fue inventado por Loui, y siempre fue el rey del estilo, no superado ni siquiera por la grandiosa Ella
ResponderEliminarTampoco pudo nunca Ella superar en el Blues (y en las penurias) a la extraordinaria Billie Holiday, que con su apenas una octavita y algo de registro convertía cualquier cancioncita en una joya de sentimientos y creatividad jazzistica.
Saludos! realmente con estas Damas del Jazz, jamàs debemos caer en la tentación de comparar...cada una nació con un don: su estilo! Ella, a mi modo de sentir es capaz de arrullarnos y sorprendernos con su dulzura y picardía, así como su maestría en el control de su voz. Billie se nos revela inesperada, àspera; llena de esa desgarrante desolación que fuè su sello y su magia.
ResponderEliminarHola, Anónimo. Exacto. Cada una en su estilo, eso es todo, aquí y en la quebrada del ají. Saludos, y encantado de tu excelente comentario.
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