El contrato firmado por Joseph Haydn con el príncipe Paul Anton Esterházy el 1 de mayo de 1761 contiene catorce artículos. Una somera revisión de algunos de ellos pone de manifiesto la valoración social que el Antiguo Régimen tenía de los músicos.
El artículo 2° comprometía a Haydn a "comportarse como correspondía a un funcionario honorable de la casa principesca", así como a "evitar toda brutalidad contra sus subordinados", y a "velar para que sus subordinados, y él mismo, aparecieran siempre uniformados". Por su parte, el artículo 3° demandaba "evitar toda vulgaridad comiendo, bebiendo y en cualquier otra circunstancia". El artículo 4° (que afortunadamente nunca se aplicó para Haydn) exigía que la música del maestro no podía franquear los límites de los dominios del príncipe. El artículo 5° obligaba a Haydn "a presentarse dos veces al día en la antecámara para saber si Su Alteza está dispuesta a una audición musical o no". Y así, suma y sigue.
Joseph Haydn, en busca de inspiración. Cuadro de Guttenbrunn |
Pero no todo anduvo siempre de maravillas. El verano de 1772 fue extenso y de clima generoso, por lo que el príncipe alargó su estadía en el palacio. Gran parte de los músicos de su corte provenía de Eisenstadt, adonde habían dejado a sus familias. Deseaban regresar, pero ¿cómo decírselo a Paul Anton? (*) Ni siquiera el mismo Haydn podría haberlo solicitado, al menos no con palabras, de modo que decidió hacerlo a través de la música, ideando una pieza ad-hoc: la Sinfonía N° 45 en fa sostenido menor, conocida luego como Sinfonía de Los Adioses.
Para hacer la gracia, el movimiento final de la obra necesariamente debía ser lento, por eso, al cuarto y último movimiento, presto, después de una coda que pareciera llevar a la conclusión, Haydn agregó un inusual adagio, un deliberado anticlímax.
La historia completa la cuenta el actor Peter Ustinov en el excelente video que a continuación se muestra.
Sólo agrego el orden de retirada de los instrumentistas:
Primer oboe y segunda trompa - fagot - segundo oboe y primera trompa - contrabajos - violoncellos - violines (exceptuando los de primera fila) - viola. Los violines de primera fila permanecen hasta el final porque están encargados de completar la obra. Al irse retirando, los músicos ejecutan un breve solo, aunque hay algunos que se van sin despedirse: el fagot y los violoncellos.
(*) Un diligente comentarista me ha corregido. Para 1772, Paul Anton llevaba muerto casi diez años. A quien debía hacerse el reclamo era a Nikolaus, hermano del anterior, y a cuyo servicio Haydn estuvo casi treinta años.
Amigo visitante:
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Ustinov era un buen actor, pero también un excepcional dramaturgo, director, políglota, diplomático… un talento renacentista del siglo 20.
ResponderEliminarAquí lo vemos en su faceta de raconteur, trasmitiendo su saber con humor e ingenio, casi, casi tan bien como lo hace todos lo dias nuestro Dago en La Belleza.
Aquí lo vemos en su faceta de raconteur, trasmitiendo su saber con humor e ingenio, casi, casi tan bien como lo hace todos lo días nuestro Dago en La Belleza.
Enrique, desde Oxford.
Dear Henry boy: Muchas gracias por tu comentario. Me gustó lo del "talento renacentista del siglo XX". Siempre he querido serlo.
EliminarEstá muy bien, pero hay un error en el relato. Cuando Haydn escribe esta sinfonía ya se encontraba bajo el patronazgo de Nikolaus Esterházy. Paul Anton falleció en 1762. Saludos!
ResponderEliminarHola, Unknown: Tienes toda la razón. Y muchas gracias. La verdad es que el patronazgo de Paul Anton duró poquito, menos de un año. A quien había que convencer era a Nicolás, a cuyo servicio Haydn estuvo casi treinta años.
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